miércoles, 28 de mayo de 2025

La caza social

Desde hace muchos años tengo los terrenos de la finca, cerca de 80 hectáreas, cedidos al coto social de Fontanars dels Alforins para su caza. En su momento, me propusieron cederlos para un coto privado que se constituyó en la zona, pero me negué. Siempre he considerado la caza como una actividad social y participativa. Los cotos privados se rigen por otros criterios más orientados a la rentabilidad económica.
Los cotos sociales no atraviesan por su mejor momento debido a muchos factores. Uno de ellos es la falta de relevo generacional. No hay jóvenes que sigan la tradición familiar. La caza no está bien vista por un gran sector de la sociedad que desconoce la importancia de la actividad cinegética, no solo como motor de la economía de muchas poblaciones rurales que viven gracias a la caza también porque la caza social es una de las soluciones a la despoblación del mundo rural. La España vaciada de la que tanto se habla requiere de soluciones y una de ellas es la caza. La caza social se define como “aquella modalidad de aprovechamiento cinegético en la que se prioriza el acceso de los ciudadanos, especialmente de aquellos sin grandes recursos económicos, a terrenos de caza, a través de las sociedades de cazadores y cotos municipales o sociales”. En este sentido, los cotos sociales cumplen con una finalidad, como es la de favorecer la caza para todos, en igualdad de condiciones, de modo que la situación económica no sea un obstáculo para practicar la actividad cinegética. Fue la Ley de Caza de 1970 en su artículo 18 que entró en vigor un año después, la que introdujo la figura del coto deportivo o coto social, como alternativa a la concentración de la caza en grandes fincas privadas. La caza se había considerado hasta entonces como un privilegio, solo accesible a las grandes élites económicas. Cosa de Reyes y Marqueses. Por suerte esta idea forma parte del pasado. Gestionar un coto de caza conlleva mucho trabajo. Que haya caza en los acotados depende de una buena gestión cinegética. Los cotos sociales se financian únicamente por la aportación de los socios que cada vez son menos porque cada vez hay menos caza. Los cazadores participan activamente en la gestión del medio natural de muchos modos: arreglando caminos, colocando bebederos y comederos y controlando la proliferación de especies, cuya población ha crecido exponencialmente, como es el caso del jabalí. La caza ayuda a paliar los daños económicos que la fauna salvaje ocasiona a los agricultores con pérdidas muchas veces millonarias. Últimamente, además, se han convertido en un factor de riesgo para los conductores, siendo los responsables de muchos accidentes de tráfico.