Se ha dado la
circunstancia, de que al príncipe Guillermo lo han pillado in fraganti cazando
jabalíes y ciervos en una finca de Córdoba, propiedad del duque de Westminster.
También le acompañaba su hermano Enrique.
Los medios de
comunicación se han hecho eco enseguida de la noticia, buscando un paralelismo
entre su pasión por la caza, absolutamente legal, como es asistir a una batida
de jabalíes o a un rececho de corzos y la campaña de publicidad en la que
participa junto a su padre, denunciando la caza ilegal.
No entiendo,
francamente, el motivo de querer relacionar una cosa con la otra cuando nada
tiene que ver, a no ser que bajo ese pretexto se quiera erosionar a la Corona
inglesa, que cuenta con mejor reputación, dicho sea de paso, que la nuestra
sumida en casos de corrupción.
Yo mismo soy
cazador, aunque no tengo ningún título abolengo ni participo en ninguna campaña
publicitaria y, sin embargo, soy contrario a que se practique la caza ilegal y
se trafique con los colmillos de elefante, de rinoceronte o de cualquier otra
especie. Y como yo ,la inmensa mayoría del colectivo de cazadores .Y no digo de
todo el colectivo porque siempre hay desaprensivos. Por desgracia también en la
caza.
Me parece una
idea torticera tratar de equiparar la caza ilegal con la caza legal como es,
repito, participar en batidas de jabalíes, realizar esperas o cazar al rececho
un macho montés.
Nos podrá gustar
más o menos la caza, pero es una actividad absolutamente legal en España y también
en Reino Unido por mucho que algunos quieran demonizarla.
En Reino Unido
se prohibió la caza del zorro con perros que contó, además, de con el respaldo
de la Cámara de los Comunes también de la casa real.
Se estima que
la caza ilegal mueve alrededor de 7.200
millones de euros. Y como tal actividad ilegal que es debe de perseguirse.
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