miércoles, 1 de julio de 2020

Primer bando de perdices

Hoy labrando el campo de syrah de casa he visto el primer bando de perdices. No he podido grabarlo porque como suele ocurrir en estos casos me he quedado sin batería y se me ha apagado el móvil.
Llevaba diez o doce perdigones,  ya eran del tamaño de una codorniz.
Las he visto terminando el bancal, cerca de un camino, pero dentro de la viña. No han cruzado al otro coto. Al otro lado del camino están las tablillas que delimita el coto de Fontanars con otro que es privado. Siempre hay un bando ahí, justo en el linde. Pasan de un lado a otro.
Iban un poco locas, huyendo del tractor. Banco arriba, banco abajo. No he querido apretarlas por el calor.
Primero ha volado la madre con un pollo, enseguida ha volado el bando, buscando a la madre y se han perdido dentro de la viña. Ya no las he querido molestar.
Las madres son superprotectoras con sus perdigones. Hace unos días vi un video que colgaron en una red social donde una culebra trata de atrapar un perdigón para comérselo y cómo la madre de forma valiente le planta cara, y consigue salvarla de una muerte casi segura.
El problema es que hoy hace muchísimo calor. El termómetro no ha bajado de 38 grados y cuando escribo estas líneas son las 8 de la tarde. Las perdices son aún muy pequeñas y necesitan agua porque el calor las agota y puede acabar con ellas.
No hay bebederos cerca, el más próximo está en el monte, uno que yo mismo preparé cerca de los corrales de La Sénia, así que buscar agua, cuando aprieta tanto el calor se convierte en una auténtica odisea para las patirrojas. El agua es fundamental y más en esta época del año. Habría que hacer más charcas y más bebederos diseminados por todo el coto.
Tras el ver el bando de perdices me he venido a casa contento porque hasta ahora no había visto ninguno y eso que paso mucho tiempo encima del tractor. Da alegría verlas corretear por el campo.





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