martes, 26 de agosto de 2025

Poca paloma el primer día de apertura

Al final no se cumplieron las expectativas. La paloma que se veía en junio y julio ha desaparecido. Solo han quedado unas pocas. Con la siega del cereal y el laboreo de los bancales, el campo ha quedado sin alimento y los animales se marchan. A comienzos del verano se veía algo de revuelo de paloma porque había mucha siembra, incluso después de cosechar el cereal. Pero muchos agricultores han labrado sus campos con discos en lugar de con el apero tradicional, enterrando la semilla que queda después de recoger el cereal, lo que reduce aún más la disponibilidad de alimento para las aves. Muchas fincas, sin embargo, lo que hacen es cebarlos unos meses antes de la apertura de la media veda para evitar que se vayan. Un método efectivo, pero costoso, que consigue que los animales no busquen alimento en otros lugares. El sábado y el domingo se oyeron muy pocos tiros. Para ser el inicio de temporada, que en la paloma suele ser el mejor día, no hubo demasiada suerte. En general, las perchas fueron muy reducidas. Queda algún campo de girasol, sobre todo en Moixent y la Font de la Figuera, que tanto a la tórtola como al torcaz les sirve de alimento en estas fechas. La media veda se cierra en la Comunidad Valenciana el próximo 21 de septiembre. Todavía queda el girasol por recoger, que salvo inclemencias climatológicas se cosecha a mediados de septiembre. Esto da un poco de esperanza a los cazadores que todavía no se han estrenado. La paloma se mueve por zonas y no en todas la suerte fue la misma. En un coto privado, lindando con el término de Fontanars dels Alforins, en la provincia de Alicante, hubo quien se colgó 80 pájaros, mientras en otros lugares apenas se oyeron disparos. La finca en concreto reúne muy buenas condiciones para la caza de la paloma torcaz con cientos de hectáreas de cereal, que aún no han sido labradas. Además de contar con cebaderos.
La paloma torcaz como ave migratoria, la que hay aquí es toda de paso, no permanece aquí durante todo el año, como sí ocurre en otros lugares, es un ave imprevisible. Un día puede haber muchas, pero una tormenta la noche anterior o cualquier cosa que les pueda molestar pueden hacer que de un día a otro desparezcan por completo. La única forma de saberlo es el día que estás en el puesto. La calma tensa en el puesto… el cielo abierto… y la espera paciente. Hasta que siluetas aladas rasgan el horizonte, el cazador fija la mirada, encara la escopeta y un disparo certero despierta la emoción de la caza. Así es la media veda a palomas: segundos fugaces, intensos y memorables.

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