domingo, 19 de julio de 2020

Segundo día de hurones en La Gloria

Habíamos decidido  dar la misma vuelta de la vez anterior. Empezar por la viña. Cuando hemos llegado nos hemos encontrado con una pareja de Alicante que estaba cazando al conejo con perro y garrote, pero sin escopeta. Hoy era el primer día en las zonas libres.
Uno de ellos se ha dirigido a nosotros, diciéndonos que no podíamos cazar con escopeta al ser una zona libre. Pese a que tenemos permiso del dueño de la finca y de la Conselleria de Agricultura para cazar el conejo con hurón, para evitar problemas y como el coto es grande nos hemos ido a otra zona de la finca.
Antes de llegar a los pinos donde me había dicho Fernando que me pusiera, era imposible contar el número de conejos que salían de la viña para buscar refugio en una zona inaccesible por la cantidad de hierbas secas que hay. Allí no puedes echar el hurón porque lo pierdes. Tampoco puedes ver los  conejos porque se escurren entre tanta maleza.
Fernando ha empezado bien la mañana, colgándose cuatro conejos de cuatro, sin errar ninguno.
Hemos ido primero a la zona que Juan José desbrozó. La hemos recorrido caminando para ver si podíamos tirar a algún conejo agazapado en el  romero, pero guardan muy bien la distancia y salen muy lejos, fuera de tiro.
Esperando en una de las bocas a que los hurones salieran, ha pasado por encima de nuestra cabeza un bando de torcaces jóvenes, que casi nos quitan el sombrero. El sueño de cualquier cazador el primer día de media veda, que seguramente no se repetirá.
Esa pinada es un buen sitio para ponerse el primer día porque es una buena zona de paso de torcaces. Pero al ser una zona libre habrá que madrugar mucho el primer día para coger un buen sitio. Conozco cazadores que se va a dormir la noche antes para coger un buen puesto. Los cazadores estamos así de locos y no nos importa dormir a la intemperie con tal de pegar unos tiros.
Mientras Fernando, que hoy celebraba su onomástica, buscaba una madriguera para echar el hurón porque cuesta encontrarlas debido a la maleza, he cogido un linde pegado a un campo de cereal y he abatido un conejo largo.
Cuando he llegado Fernando ya había encontrado una madriguera y había echado el hurón.
Hemos abatido un par de conejos más cada uno y nos hemos ido a otra zona de la finca que también cazamos la última vez, con muy buenos resultados.
Hoy no ha habido tanta suerte y no hemos sacado conejos.
Para finalizar la jornada cinegética, Juan José nos ha preparado un almuerzo espectacular de solomillo de buey a la leña y una ensalada con tomate y cebolla de la huerta que cultiva. Él mismo ha ido a recogerlos mientras se hacia la carne en la parrilla. Puro campo.


miércoles, 1 de julio de 2020

Primer bando de perdices

Hoy labrando el campo de syrah de casa he visto el primer bando de perdices. No he podido grabarlo porque como suele ocurrir en estos casos me he quedado sin batería y se me ha apagado el móvil.
Llevaba diez o doce perdigones,  ya eran del tamaño de una codorniz.
Las he visto terminando el bancal, cerca de un camino, pero dentro de la viña. No han cruzado al otro coto. Al otro lado del camino están las tablillas que delimita el coto de Fontanars con otro que es privado. Siempre hay un bando ahí, justo en el linde. Pasan de un lado a otro.
Iban un poco locas, huyendo del tractor. Banco arriba, banco abajo. No he querido apretarlas por el calor.
Primero ha volado la madre con un pollo, enseguida ha volado el bando, buscando a la madre y se han perdido dentro de la viña. Ya no las he querido molestar.
Las madres son superprotectoras con sus perdigones. Hace unos días vi un video que colgaron en una red social donde una culebra trata de atrapar un perdigón para comérselo y cómo la madre de forma valiente le planta cara, y consigue salvarla de una muerte casi segura.
El problema es que hoy hace muchísimo calor. El termómetro no ha bajado de 38 grados y cuando escribo estas líneas son las 8 de la tarde. Las perdices son aún muy pequeñas y necesitan agua porque el calor las agota y puede acabar con ellas.
No hay bebederos cerca, el más próximo está en el monte, uno que yo mismo preparé cerca de los corrales de La Sénia, así que buscar agua, cuando aprieta tanto el calor se convierte en una auténtica odisea para las patirrojas. El agua es fundamental y más en esta época del año. Habría que hacer más charcas y más bebederos diseminados por todo el coto.
Tras el ver el bando de perdices me he venido a casa contento porque hasta ahora no había visto ninguno y eso que paso mucho tiempo encima del tractor. Da alegría verlas corretear por el campo.