martes, 14 de octubre de 2014

Cuando la caza deja de serlo para convertirse en un sucedáneo

Ante la prohibición este año de tirar a las perdices y para matar el gusanillo, se soltaron en el coto de Fontanars dels Alforins, 200 codornices y 100 faisanes en distintas zonas del acotado.

Yo me enteré porque un amigo mío, Juan Carlos Bataller, me lo dijo. Sin embargo, no pude salir el primer día.

La sociedad redactó una carta, que se entregó a los socios donde se explicaba las razones que les había llevado a prohibir la caza de la perdiz "muy a su pesar".

En la misiva se decía también que se iba a proceder a la suelta de codornices y faisanes ,sin especificar en qué zona del acotado.

El término de Fontanars es grande, así que los más avispados dieron pronto con los faisanes y las codornices.

La junta directiva hace responsable al propietario del talón y al cazador, como falta muy grave, es decir, retirada del talón de caza durante cinco años y sanción económica, que no se especifica, si se incumple alguna normativa.

Abatir una perdiz lleva aparejada la máxima pena. La misma que disparar desde el coche, excederse del cupo o cazar en las zonas de reserva.

Es obvio, que el cazador que incumpla alguna de estas leyes es responsable de sus actos. Pero, lo es quién vendió el talón?. Según el criterio de la junta directiva, sí.

Los propietarios de fincas por el hecho de ceder los terrenos a la sociedad para la práctica cinegética y dado que no hay retribución económica, en función de la extensión de sus tierras tienen derecho a una serie de talones de caza.

El propietario puede cazar o vender el talón. También regalarlo a quien estime oportuno, como es mi caso.  Si lo vende y no comunica a quien lo ha comprado la prohibición este año, por ejemplo, de cazar la perdiz y el cazador abate una patirroja son responsables ambos.

El primero por no informar debidamente y el segundo por abrir fuego.

Soltar animales sin ton ni son,  sin ningún control, por el mero placer de matarlos, no me gusta. La caza no tiene nada que ver con eso.

Entiendo que haya mucha gente ávida de apretar el gatillo y más cuando han pagado el talón de caza y le dicen que este año no se va a cazar, pero ese no es el camino para recuperar la perdiz autóctona.

La suelta de animales en el campo sean perdices, faisanes o codornices  o la especie que sea porque hoy hay de todo a gusto del consumidor, en este caso cazador debe hacerse con un mínimo control veterinario y muchas granjas no están preparadas para ello. No digo yo que esta no lo estuviera porque lo desconozco, pero la gran mayoría no lo están y muchas veces lo que hacemos es contaminar el coto con animales de granja.

Mucha culpa de que hoy la perdiz autóctona esté en clara decadencia se debe a la suelta indiscriminada y sin ningún control de perdices de granja, transmisoras de muchas enfermedades.

Además, donde se sueltan perdices, es nido seguro de alimañas porque son presa fácil para zorras, urracas o jabalíes.

domingo, 12 de octubre de 2014

Un año sin cazar y los que vendrán sino cambia la situación


 

Creo recordar, que tal día como hoy 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar y fecha que todos los cazadores valencianos tenemos en mente por      que se abre la veda, es la primera vez que me quedo en casa y no salgo a cazar y no por falta de ganas.

La razón: no hay perdices.

En Fontanars dels Alforins , sociedad a la que pertenezco y en cuyos terrenos cazo, hace mucho tiempo que la perdiz ha venido a menos hasta el punto de que este año se ha prohibido su caza y tardará años en recuperarse. No es cuestión ni de uno ni de dos años. Recuperar un coto que ha sido prácticamente esquilmado por muchas razones, no sólo por la presión de los cazadores lleva años y requiere una buena gestión cinegética, que no sólo consiste en dejar de cazarlas por un tiempo.

Esto era prioritario y algunos como quien suscribe estas líneas, llevábamos mucho tiempo reclamándolo, sin que nuestras palabras fueran escuchadas por nadie o, al menos, por quien debería haberlas escuchado y a quien correspondía tomar medidas entonces.

El tiempo nos ha dado la razón.

Quizá si se hubieran tomado medidas antes, ahora no estaríamos donde estamos.

Pero seamos constructivos. Es hora de ponerse a trabajar para volver a ver a las patirrojas por nuestros campos.

La labor para que esto ocurra es, sin duda, de los propios cazadores.