lunes, 30 de enero de 2017

De hurones


Esta mañana me ha llamado un amigo para salir un rato por la tarde con los hurones. Hacía, por lo menos, un par de semanas que no íbamos a cazar conejos con hurón.  La finca tiene permiso todo el daño debido a los daños que causa en los campos de viña y  almendros. Son capaces de acabar con una plantación entera en muy poco tiempo. Ni los protectores que se ponen en la planta para protegerla, evitan los daños que causan los conejos. Son una auténtica plaga y una ruina para muchos agricultores.
Después de comer he pasado por casa a recoger la escopeta y los cartuchos. Sobre las 4 ya estábamos en el campo con Ronaldo, un prodigio de hurón, que se las sabe todas, a pesar de ser muy joven.
El terreno que es muy arenoso sigue sin absorber todo el agua de la última semana. Todavía hay campos anegados por el agua y la nieve que ha caído estos días. No en vano, llevamos recogidos en el mes de enero más de 100 litros. He estado a punto de perder las botas en varias ocasiones al quedarse el pie atrapado en el barro.                                            
Las excavaciones de los conejos en las orillas de los ribazos debido, sobre todo, a las lluvias ha abierto verdaderos socavones en algunos campos, que los hacen intransitables.
Ronaldo en plana faena (Foto: PSG)
Hemos empezado cazando en uno de los lindes de la finca. Esta zona está llena de madrigueras y carrascas. Si andas un poco despistado y metes el pie en uno de esos agujeros es fácil que te dejes el tobillo. La vegetación es espesa. El conejo lo sabe y está a buen recaudo. Con tanta maleza, el disparo tiene que ser muy rápido, a tenazón, sin apuntar porque el conejo evitará salir a campo abierto, donde a priori es presa fácil y digo a priori porque también se fallan, cuando más fáciles parecen.
Yo he revolcado seis y he fallado otros dos, de los que no tienen perdón y tardas en olvidar. Normalmente erramos las piezas porque hacemos los tiros traseros.
Ronaldo a pesar de ser un primerizo ha hecho unas faenas de campeonato. Se toma su tiempo como debe ser. Si no sale es porque dentro hay carnaza. Ahora hay muchos gazapos, aunque las conejas crían durante todo el año. Si coge alguno de estos gazapos dentro no saldrá hasta haberlo matado con sus afiladas uñas.
La caza con hurón requiere mucha paciencia, y yo reconozco que tengo muy poca. Hay que dejar que el hurón haga su trabajo y eso significa muchas veces pasar mucho tiempo en la boca de la madriguera con la escopeta a punto, sin hacer el menor ruido y callado porque al menor murmullo habremos perdido una oportunidad de dar caza al rabudo. Muchas veces antes de salir se quedan en la boca, observando y solo cuando no ven peligro salen.
Cuando oyes las carreras bajo tierra, que parece que tiemble todo a tu alrededor, el corazón se te pone a mil por hora. Hoy he vivido un par de estos momentos. Es muy emocionante. Y cuando arranca el conejo a una velocidad endiablada, ya ni te cuento. Las madrigueras suelen tener un montón de recovecos. Entradas y salidas. Son auténticas obras de ingeniería. Si pudiéramos poner una luz al hurón para ver las galerías que recorren, veríamos de lo que son capaces estos lagomorfos. Lo listos e inteligentes que son.
A última hora y para aprovechar que ya alarga un poco más el día , hemos cazado unos ribazos, pegados a la viña,  un campo de majuelo, pero a pesar de lo tocado que estaba el terreno, no hemos tenido suerte. Quizá porque ya era un poco tarde y el conejo estaba fuera de la madriguera comiendo, aunque esta clase de conejo no suele alejarse mucho y prefiere permanecer cerca de la boca.



domingo, 22 de enero de 2017

PACMA utiliza la muerte de dos agentes para lanzar su diatriba contra la caza

El partido animalista PACMA ha aprovechado la triste noticia que conocíamos ayer, de la muerte de dos agentes rurales en Lleida a manos de un cazador para arremeter contra la caza y pedir una vez más su prohibición , y han colgado en su página de Facebook, el siguiente mensaje que reproduzco literalmente:
"Un cazador ha matado de un disparo en la cabeza a dos agentes rurales en Lleida. Los agentes se quejan de la falta de protección frente a los cazadores, que suelen reaccionar de forma violenta cuando les piden alguna documentación. Es habitual que les amenacen con el arma. Desde PACMA recordamos que son múltiples los casos de cazadores responsables de agresiones y asesinatos, también hacia personas. El que es cruel y violento con los animales, suele acabar siéndolo con las personas. PACMA propone la prohibición total de la caza"
He subrayado en negrita lo que considero una auténtica ignominia. No se puede incluir a todo el colectivo de cazadores, más de un millón en toda España, en esta sarta de mentiras y de continuas provocaciones, que estamos sufriendo los cazadores por parte de grupos ecologistas. La última la ha sufrido una cazadora extremeña, de Mérida, concretamente, que colgó en una conocida red social una foto de sus hijos, posando con un jabalí abatido en una montería y un desalmado le deseó la muerte de los dos pequeños. Los hechos han sido denunciados ante la fiscalía.
Ya está bien de demonizar a los cazadores y de llamarnos asesinos y lo que es peor: de desearnos la muerte también a nosotros o a nuestros hijos.
Los tuits y mensajes que cuelgan en las redes sociales son auténticas salvajadas y la justicia debería intervenir para ponerles freno porque se están convirtiendo en algo muy frecuente, a la vez que penoso.
Dicen ustedes, que es habitual que los cazadores amenacemos con nuestras armas a los agentes rurales.  ¿Pero qué barbaridad es esta? ¿ Qué clase de personas se creen que somos? ¿Qué datos tienen ustedes para afirmar tal disparate? ¿Cuántas denuncias se han presentado en el juzgado por intento de agresión?
El cuerpo de Agentes Rurales de La Generalitat a la que pertenecían las dos personas asesinadas ha reconocido que en sus 30 años de existencia, nunca habían vivido una tragedia como la ocurrida este sábado en Aspa. Nunca. Se trata ,pues, de un hecho puntual y afortunadamente aislado, que ojalá no vuelva a repetirse jamás.
No es justo atribuir la actitud de un individuo a todo un colectivo.
Lo  ocurrido este pasado sábado en un pueblo de Lleida, donde dos agentes rurales han sido asesinados es un homicidio, como ha reconocido el propio cazador, que se ha autoinculpado del crimen y será el juez quien dictamine la pena que le corresponde. No ustedes.
Cazo desde hace muchos años. Jamás en mi vida he reaccionado de forma violenta cuando me han pedido la documentación ni tampoco en ningún otro momento. Y como yo, la inmensa mayoría de los cazadores de este país, que somos gente pacífica y en modo alguno violenta. Tampoco asesinos. Nos gusta practicar una actividad legal y necesaria para el mantenimiento del ecosistema, como es la caza y es gracias, precisamente, a los cazadores por lo que hay caza.
El terrible suceso ha conmovido a toda la opinión pública y, por supuesto, al colectivo de cazadores, incluso, a la Casa Real. El monarca Felipe VI ha mandado un mensaje de condolencia a las familias y al presidente de la Generalitat, que ha agradecido  el gesto del rey.
Se puede defender a los animales, yo soy el primero en hacerlo, pero sin agredir a nadie, tampoco a los cazadores. Pierden ustedes toda la credibilidad que pudieran tener como organización en la defensa contra el maltrato animal, cuando caen en el insulto y en la descalificación permanente.
El panfleto señala también que "quien es violento y cruel con los animales, suele acabar siéndolo también con las personas".
Esta analogía que hacen ustedes tan frívolamente, además de ofensiva es absolutamente intolerable. 

jueves, 5 de enero de 2017

Acabando la temporada


Estamos  terminando la temporada cinegética- finaliza el próximo 8 de febrero- así que hay que aprovechar los últimos días que quedan.
Durante el trayecto cogimos un poco de niebla al llegar a Munera. Tanto en Barrax como en Munera es muy frecuente encontrarte con bancos de niebla durante esta época del año. Menos mal, que cuando llegamos al coto, ya se había levantado y pudimos cazar.
El guarda de la finca nos pidió la documentación antes de empezar y  rellenó los pases. Syra se pegó un atracón de cartuchos en el coche. Rompió varias cajas y se entretuvo mordisqueándolos. Ya no vuelvo a dejar nada a su alcance porque lo rompe todo, incluido, un jersey y una rebeca, que llevaba en el maletero.
Sobre las 10,30 llegamos al Bonillo. Allí nos esperaba Vicente, que sería el encargado de acompañarnos durante toda la jornada. César estaba con otra cuadrilla, pero tuve ocasión de saludarle.
Nada más entrar por el camino que nos llevaba al cazadero, empezamos a ver las primeras perdices que parecían no hacerle demasiado caso al coche. No ocurre lo mismo cuando llevamos la escopeta en la mano.
Los caminos son un reguero de comida, que les sirve de refuerzo a las perdices. Los campos verdean y hay comida en abundancia. Pero aún así, refuerzan los caminos con comida para que no les falte alimento. Dentro de nada empiezan a emparejarse y necesitan estar fuertes para sacar adelante las polladas.
Los cotos de caza intensiva que proliferan como alternativa a la caza natural tienen su razón de ser en aquellas zonas y lugares donde la perdiz se ha extinguido por completo,  y siempre que las sueltas se realicen cumpliendo con una serie de condiciones sanitarias y genéticas porque en caso contrario es contraproducente y se puede acabar con las pocas perdices del lugar.
En esta ocasión, han venido conmigo Julián y  Mauro . Julián me acompañó el año pasado, pero Mauro era la primera vez que venía a la finca La Patirroja.
Los tres íbamos pertrechados con escopetas paralelas. Vicente, dijo en tono irónico, que las repetidoras deberían estar prohibidas, a lo que asentí con la cabeza. Yo hace mucho tiempo que me deshice de la semiautomática y desde entonces  cazo con una Mateo Mendicute de dos gatillos.
Mauro trajo  su flamante Purdey y Julián una preciosa Ugartechea, de espectaculares maderas y grabado.
A las 11 ya estábamos en el campo. Quien se crea, que con la perdiz repoblada es llegar y besar el santo- como se dice coloquialmente- está muy equivocado. Hay que pelear para dar con ellas y más a estas alturas de temporada, que están muy esquivas y desconfiadas.
Anduvimos casi tres horas detrás de las patirrojas, cruzando sembrados y ondulados barrancos, pero no dimos con ellas. No sé si porque cogimos mal la mano o porque no hay mucha densidad de perdices, pero la verdad es que vimos muy poca caza. Así que había que aprovechar las pocas oportunidades que surgieran. Yo tuve suerte  y me colgué 4 perdices. Dos las sacó Syra, que de no haber sido por ella, no les hubiera podido ni tirar. Estaban en un linde entre las piedras. Si no las saca el perro, no vuelan. La perdiz se aplasta y si el perro no la hostiga o molesta, no vuela. Permanecen inmóviles, agazapadas, como si fueran codornices.
Lo mejor del día fue, sin duda, la perdiz de ala que cobró Syra. Mauro cogió muy bien la línea de tiro. Se situó donde le había disparado y bajé con la perra a buscarla. Estaba dentro de una retama, metida en un agujero. Solo por este lance, ya valió la pena el viaje.
Mauro no tuvo demasiadas ocasiones de apretar el gatillo, quien sí lo hizo, pero sin demasiado acierto fue Julián, que podía haberse colgado media docena de perdices.

De regreso, paramos, como ya es costumbre, en el Restaurante Casa Valencia, de Almansa. A falta de alubias con perdiz, tomamos unos deliciosos garbanzos con bacalao, aderezado con un espléndido Arzuaga, crianza 2013. Mauro optó por otro plato típico de la zona: el gazpacho manchego.