domingo, 28 de abril de 2013

No hay gorriones ni en el campo ni en las ciudades


 

Recuerdo de nano salir al jardín de casa y encontrarme con innumerables pajarillos cuyo canto me despertaba en las mañanas soleadas del verano: jilgueros, verderones. paisarells, gorriones, .. Había una fauna silvestre maravillosa que entre todos nos la hemos cargado y pluralizo porque yo he sido el primero en contribuir a ello. Y créanme que lo lamento.

Según un estudio realizado por la Sociedad Española de Ornitología, la población de gorriones ha descendido un 5 %, entre otras razones, como consecuencia de la construcción de edificios modernos sin tejas ni huecos para sus nidos.

Otra de las razones, según apunta el estudio, hay que buscarla en el excesivo mantenimiento de los árboles urbanos. En concreto, en las talas indiscriminadas de los árboles que al menor agujero son talados para evitar que puedan caer debido a la podredumbre.

También les afecta y mucho la contaminación. Debido a la alta polución de algunas ciudades, la productividad  de las parejas ha descendido. Si antes ponían unos 4 huevos, al menos, 3 veces al año, ahora el número de puestas se ha reducido a la mitad.

Estos deliciosos pajarillos han desaparecido, incluso, de ciudades como Londres o Praga donde se les veía por bandadas.
Esto por lo que se refiere a razones estrictamente urbanas. Por lo que respecta a cuestiones medioambientales, que duda cabe, que el uso de fertilizantes y herbicidas en el campo para combatir plagas en la viticultura como el mildiu, la negrilla o el oidio  han contribuido en gran medida a que hoy veamos menos pájaros en el campo. Afortunadamente muchos de estos productos han sido prohibidos y los agricultores se han concienciado de ello Es de esperar, por el bien de todos, que estas aves como otras especies amenazadas por la mano del hombre vuelvan a pulular por los campos como antaño. Muchos lo agradeceríamos

SOS para la perdiz


 

En una de las últimas entrevistas que Miguel Delibes concedió a un medio de comunicación antes de morir, ya advertía que "la perdiz poco a poco se va extinguiendo". Y añadía: "las codornices y las tórtolas vienen a España en menor cantidad de la que venían".

Años después de estas declaraciones, el tiempo le ha dado la razón.

Según un estudio realizado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), las especies ligadas a medios agrícolas como la perdiz, la codorniz o la tórtola están sufriendo un declive importante en sus poblaciones, que en algunos casos llega hasta el 57%, como es el caso del alcaudón real.

Por lo que se refiere a las especies cinegéticas, la peor parada es la codorniz, cuya población ha descendido en los últimos años un 53%. La tórtola lo ha hecho un 29% y la perdiz un 16%.

Las razones hay que buscarlas en el cambio tan brusco que ha experimentado el hábitat agrícola.

Los profundos cambios que ha experimentado el mundo rural explican, en cierto modo, las causas del descenso de las poblaciones de estas aves.

La falta de pastoreo y de ganadería extensiva- mucho que ver también con la proliferación de incendios- ha alterado las pirámides alimenticias haciendo que disminuyan las poblaciones de insectos.

Quiere esto decir, que estas aves tienen cada vez más complicado encontrar comida en el campo. Y si no hay comida que echarse al buche perecen.

Si a esto sumamos, el uso de pesticidas y herbicidas que, obviamente, también ha afectado a los insectos- principal fuente de alimentación de muchas de estas aves- tenemos buena parte de las causas de este declive.

Otro aspecto importante que recoge el estudio es el referido a la contaminación. Según estos datos hechos a través de un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid, la productividad de las parejas ha descendido debido a la polución, con lo cual, las puestas son menores.

Juan Carlos del Moral que es el coordinador del citado estudio propone que se vede la caza de estas especies cinegéticas.

Podremos estar de acuerdo o no, pero me alegro que, por primera vez, una asociación conservacionista no estigmatice a los cazadores, como sí hacen habitualmente otros grupos ecologistas ante la falta de argumentos, que ven al cazador como el principal problema, cuando en muchos casos es la solución para que estas y otras especies se recuperen, como los hechos han demostrado en innumerables ocasiones. No es un tópico decir que hay caza gracias a los cazadores y así lo seguirá siendo mientras nos permitan cazar.

domingo, 14 de abril de 2013

Contra los lazos y los cepos en la caza


 

Soy cazador, pero eso no significa que apruebe ciertas prácticas cinegéticas como es el uso indiscriminado de lazos para la captura de alimañas. Creo, sinceramente, que existen otros métodos más eficaces para combatir a las alimañas como las urracas o los zorros, que, ciertamente, muchas veces arruinan nuestros cotos de caza.

Todo esto viene a cuento porque mi amigo Pepe Ferrero de Fontanars dels Alforins publicó en su muro de facebook, que a cien metros de una casa de campo de esta bella población valenciana se habían encontrado unos lazos. Publicó las fotos aunque no sé si finalmente presentó una denuncia porque si bien es cierto que hay permisos para colocar lazos, siempre y cuando reúnan unas condiciones, no todos los lazos son legales, no es admisible que se coloquen a menos de cien metros de una vivienda ,con el consiguiente riesgo para los animales que allí vivan. También para las personas.

Desconozco, igualmente, si la sociedad de cazadores L'Alfori es conocedora de este hecho.

Estos días he coincidido con un amigo mío Rafa Ortiz, también cazador, que me contaba, conteniendo las lágrimas, como había visto morir a su perro por la ingesta de veneno. Un cachorro de seis meses.

No es la primera vez ni desgraciadamente será la última en la que un perro queda atrapado en un lazo. Muchas veces, si sobreviven, sufren amputaciones en algunas de sus extremidades. He visto casos realmente espeluznantes, con miembros amputados, en que lo mejor ha sido sacrificar al animal para que dejara de sufrir.

Yo mismo cazando he tenido que liberar a más de un perro. En un coto donde cacé varios años era una práctica habitual que el guarda de la finca colocara lazos, pero, al menos, en este caso tenían el cierre de seguridad. Es un nudo corredizo que impide que el animal muera por estrangulamiento. En el caso de que sea una pata en lugar de la cabeza la que ha quedado atrapada evita que el lazo siga apretando.

En otra ocasión, en Ossa de Montiel y con Venera, padre, durante una tirada de torcaces desmantelamos varios cepos de grandes dimensiones para capturar en ellos jabalíes.

El uso de veneno  como la estricnina aunque prohibido, si bien era legal hasta 1983, se sigue utilizando. La Ley de caza, sin embargo, es bastante laxa en este sentido y aunque prevé el cierre de cotos y sanciones económicas, que van de los 60.000 a los 300. 000 euros de multa, no contempla penas de cárcel por el uso de cebos envenenados. Es un delito tipificado en el Código Penal, que sólo contempla sanciones económicas, cuando lo cierto es que se debería ser más contundente y sobre todo, cuando estamos viendo que lejos de decrecer el uso de veneno está fomentándose su uso en guarderías y cotos de caza.

Son todos ellos, los lazos, los cepos y ya no digamos el veneno, métodos poco selectivos que acaban con la vida de cualquier animal, que tenga la mala suerte ese día de tropezarse en su camino con un lazo, un cebo envenenado o un cepo. Son muchas las aves que al cabo del año son víctimas de estas malas artes, que todavía por desgracia se emplean en la caza.  Aunque no se tienen estadísticas fiables porque obviamente no se conocen todos los casos, pero se habla de cifras que rondan en el decenio 1990-2003 de más de 3.000 casos que afectaron a más de 7.000 aves, algunas de las cuales, como el águila imperial  en peligro de extinción.

Decía al principio de este artículo que existen otras artes para capturar alimañas mucho más eficaces y más selectivas, que el uso de lazos o cepos y son las jaulas. Unas simples jaulas bien colocadas en el campo bastan para este cometido. Se coloca en el interior de la jaula un animal vivo que hace de reclamo y a esperar. De esta manera no provocas ningún daño innecesario.

Las alimañas son un grave problema para muchos cotos de caza, sin duda, y ha de hacerse un control de predadores,  sin embargo, no todo en la caza vale.

Sé que como cazador ser contrario al uso de lazos o cepos me puede traer problemas. Es un tema que he debatido con amigos míos cazadores en innumerables tertulias y nunca me han dado la razón.

La perdiz tiene muchos enemigos en el campo y hemos de protegerla. En eso estamos todos de acuerdo, en lo otro, perdónenme, pero no.