lunes, 20 de enero de 2014

De ojeo con los Venera en La Carolina



Hoy día 18 de enero he participado en un ojeo, organizado por los Venera en la finca La Carolina en el término municipal de Ossa de Montiel.

En Valencia que estuve el día anterior aproveché la estancia para comprar cartuchos. Fui a dos armerías, pero no encontré el cartucho que habitualmente uso: Armusa Pla 1 de 34 gramos. Entre el Saga que me ofrecieron en una de ellas, bastante desabastecida, por cierto, y que en otro tiempo fue una armería muy frecuentada por los aficionados a la caza y el Remington, opté por este último, a pesar de pagar a 13 euros la caja por un cartucho de 32 gramos. Los cazadores somos muy fieles a los cartuchos que, regularmente, utilizamos y no nos gusta andar cambiando de munición.

 A penas tuve ocasión de probarlo, pero los cinco o seis tiros que disparé con él me gustó. Seguramente porque no erré ninguna de las  perdices. Y eso para los que no entendemos de balística es un argumento de peso y suficiente para seguir comprándolo.

Afortunadamente, durante el viaje a penas he tenido niebla, algo muy frecuente en esta época del año por las carreteras manchegas que hace muy pesada la conducción, sobre todo, en viajes largos, pero sí he encontrado algo de lluvia al entrar en Barrax. Luego la borrasca ha escampado un poco.

Los pronósticos meteorológicos anunciaban una semana muy lluviosa en Castilla La Mancha, con probabilidad de nieve  en cotas bajas.

Hasta un día antes Fran no me llamó para confirmarme que, finalmente, se iba a celebrar la cacería. Han estado toda la semana pendientes del cielo para hacer el ojeo.

Cuando me telefoneó el viernes por la mañana no me lo pensé dos veces y allá que me fui. A las 9 en punto con puntualidad británica, algo inusual en mí, salvo cuando me voy a cazar, estaba entrando en Ossa de Montiel.

Pepa ya tenía preparado el almuerzo.

No convenía demorarse mucho y empezar el ojeo cuanto antes ,ya  que en cualquier momento podía empezar a llover.

Alrededor de la mesa había un par de matrimonios que habían llevado a sus hijos de corta edad al ojeo. También la esposa de alguno de ellos portaba escopeta y dobló puesto con el marido.

Es bueno, si tienen afición, que los nanos acompañen a sus padres desde pequeños y se inicien en la caza. El relevo generacional es muy importante, además, en una actividad como la cinegética, que anda bastante huérfana en este sentido y con la mala publicidad que dan en los colegios sobre el mundo de la caza en general y de los cazadores en particular ,la cosa se pone cada vez más difícil para que les atraiga este mundo tan apasionante como es la caza.

He de decir que a pesar del mal día, con lluvia incluida y frío, aguantaron estoicamente hasta el final.

La perdiz, si me permiten el símil taurino habría que haberla devuelto a los corrales por mansa. Fran que es muy honesto en su trabajo me reconocía al finalizar el ojeo que tampoco le había gustado como se habían comportado las patirrojas.

Hubo mucha perdiz que entraba a los puestos en vuelo rasante para apeonar poco después. Otras se paraban delante de los puestos en vuelos cortos huyendo de los ojeadores. La perdiz más que volar, planeaba. Abría las alas y por la inercia atravesaba los puestos a poca altura.

Y eso que los organizadores buscaron hondonadas y barrancos para dificultar el tiro y que la perdiz cogiera altura, pero ni por esas. Cuando entraban, lo hacían en barras en lugar de chorreaditas, que es como más nos gusta, sobre todo, a los que tiramos con paralela y no llevamos repetidora y lo tenemos más complicado para cargar y ocurre muchas veces que cuando hemos disparado los dos tiros entonces nos pasan por encima de la cabeza.

Fuera por la lluvia, por el mal tiempo o por la razón que fuese ese día la perdiz no quiso volar.

El monte está precioso en esta época del año. Los campos empiezan a verdear porque la siembra comienza a salir con fuerza. Una fina capa verde cubre los campos manchegos. Una imagen bucólica y pastoril se apodera de los terruños castellano manchegos.

En esta ocasión me acompañó como secretario Ángel y su perro Leo. Un magnífico e incansable perro de 7 años mezcla de labrador y dálmata, que lo hace francamente bien en el cobro y aunque no hace muestra, levanta mucha caza como pude comprobar personalmente cuando nos dirigíamos al coche desde uno de los puestos. Hasta tres perdices levantó y eso que iba cogido de la cadena por su dueño. Lástima que no pude tirarles porque el ojeo había concluido y es cuando ojeadores y secretarios proceden a cobrar las perdices abatidas.

Cuando los ojeadores se aproximan a los puestos una bocina o trompeta da cuenta del final del ojeo y desde ese momento por cuestiones de seguridad no debe dispararse a ninguna pieza.

 En los tres primeros ojeos tuvimos suerte y no nos mojamos, pero fue empezar el cuarto y último y empaparnos hasta la médula.

No tuve demasiada suerte en el sorteo, hubo dos puestos muy flojos en los que apenas entraron perdices.

En días de viento es fundamental acertar con el puesto porque la perdiz siempre vuela a favor de aire. Por tanto, los puestos más querenciosos para la perdiz suelen ser los mejores. Normalmente, puntas y semipuntas. En días de viento, además, la perdiz se aplasta y sólo levanta el vuelo cuando los perros le dan alcance o los ojeadores las molestan con sus gritos y voceríos.

Si lo puede evitar, a la perdiz no le gusta volar con el aire de cara porque le cuesta más volar y tiene que hacer más esfuerzo y gastar el doble de energía para el mismo fin. Tampoco acostumbra a meterse en barbechos embarrados o campos anegados de agua.

En el cuarto y último ojeo me desquité y a pesar de la lluvia hice dos dobletes y bajé once perdices. En el puesto de al lado, Kiko y su hijo Francisco hicieron un par de tiros espectaculares en las pocas perdices que dieron la pechuga a lo largo de la mañana.
 
 

                          

El taco se vio interrumpido por la lluvia, pero tuve ocasión de probar la fantástica tortilla de patatas que hace la madre de los Venera, Pepa. Tampoco podía faltar la crema de perdiz. Muy sabrosa también.

A pesar del revuelo de los ojeadores no entraron conejos a los puestos ni se movieron tordos. Sólo pude ver uno.

Es más que probable que el conejo estuviera en las madrigueras o majanos escondido y con pocas ganas de salir a campo abierto debido al mal tiempo, pero como consecuencia de las enfermedades, mixomatosis y vírica,  su población ha diezmado mucho. Es una lástima porque este coto precisamente ha sido muy conejero y ha dado grandes satisfacciones a los podenqueros y cazadores de pelo.

Hubo una expresión que me gustó y que le escuché pronunciar a mi compañero de puesto Kiko y que quiero traer a estas páginas y es la frase "de patas" para referirse a una perdiz que lleva las patas colgando cuando ha sido alcanzada por un tiro.  En la caza es muy frecuente oír expresiones como "hacer la torre" o "va de ala", pero nunca había oído antes de "patas". A partir de ahora, la añadimos al argot cinegético, muy rico en vocabulario y la propondremos a la RAE para que la incluya en su diccionario.

Como es de rigor, los Venera habían organizado una comida a la que no me pude quedar porque era el cumpleaños de mi hermana Patricia y le habían preparado una fiesta sorpresa por su 58 cumpleaños, a la que no pude asistir por encontrarme en el ojeo. Quería hacer acto de presencia, aunque fuera de manera testimonial.
 
 
 

                            

Antes de llegar a Ontinyent, repuse fuerzas en el Restaurante Los Rosales de Almansa donde me tomé un caldo de gallina bien calentito con tropezones y huevo duro, que me supo a gloria bendita y me ayudó a entrar en calor después del frío que había pasado.

Al llegar a casa, lo primero que hice fue limpiar a conciencia la escopeta, rociar los cañones con aceite para evitar que se oxiden y darme una ducha de agua caliente. Y para prevenir coger un gripazo me tomé un comprimido efervescente de Dolmen, que me va muy bien cuando ando resfriado.

Pero como dice el refrán: sarna a gusto no pica.  La semana que viene volvemos, si el tiempo lo permite, pero esta vez a palo mata. Si tienen interés, les seguiré contando en estas mismas páginas cómo me ha ido

miércoles, 8 de enero de 2014

¿Arrogantes los cazadores?



En relación a la carta publicada en la sección de cartas al director de hoy martes 7 de enero y firmada por doña Esperanza Jiménez González, bajo el título "La arrogancia de los cazadores" quisiera hacer las siguientes puntualizaciones porque me siento aludido como cazador:

Estoy de acuerdo con la señora Jiménez González en que el monte público es, efectivamente, de todos. También de los cazadores. Y, por supuesto, de los senderistas, ciclistas, seteros y demás personas que quieran realizar su ocio como más les plazca. Tengo amigos que compaginan estas aficiones, además de la caza y no son incompatibles.

Por desgracia y le tengo que dar la razón a usted, los accidentes de caza, 22 muertos en 2012, se producen entre los propios cazadores, normalmente por descuidos e imprudencias. Afortunadamente, no ha habido que lamentar más muertes, a pesar de las imprudencias que a diario se cometen y no siempre por los cazadores.

Precisamente, para que esto no ocurra, los días que previa orden, normalmente es Delegación de Gobierno el organismo correspondiente con el visto bueno de la Guardia Civil, se acuerde organizar una batida, convendrá conmigo que no es día para ir a coger setas, subir en bicicleta o circular en patinete y es más que razonable que se prohíba el acceso al monte de todas aquellas personas que no participan en la montería.

Muchas veces acordonar la zona con precintos no es suficiente para garantizar la seguridad.

Para terminar y por no extenderme más, decirle que el verbo prohibir al que usted alude en su misiva quienes mejor lo han conjugado en todas sus declinaciones y formas son los grupos ecologistas, que vienen desde hace mucho tiempo tratando de prohibir la caza, una actividad ancestral que viene desarrollándose desde la prehistoria.

Para concluir, decirle estimada señora, que soy cazador desde que tengo uso de razón y no disparo a todo lo que se mueve ni voy de arrogante por la vida ni mucho menos siento placer en los términos a los que usted se refiere cuando abato un animal. Atentamente.

martes, 7 de enero de 2014

La mujer y la caza



El campeonato de España de caza menor  con perro que lleva celebrándose 46 años con esta edición nunca hasta ahora había tenido presencia femenina.

Afortunadamente, las cosas han cambiado y este año ya tenemos campeona de caza menor.  Se llama Ana María Relaño.  La representante de Andalucía entregó 1 perdiz, 2 liebres y 4 conejos a su llegada a la meta por delante de la alicantina Emma Marín, que le sirvieron para alzarse con el título de campeona de España en la modalidad de caza menor con perro.

Sí que hay presencia femenina en el campeonato de España de San Huberto, donde lo que se valora es el trabajo del perro y no el número de capturas.

Aunque el deporte de la caza es practicado mayoritariamente por hombres, así lo confirman, además, el número de licencias expedidas en un porcentaje abrumador,  sí es cierto que cada vez hay más presencia femenina en el mundo cinegético. Al igual que ocurre en otras disciplinas deportivas donde la presencia de la mujer es cada vez mayor.

De las cerca de 400.000 cazadores federados, apenas un millar son mujeres. De las diferentes modalidades de caza, la preferida por el sexo femenino son las monterías.

También en el mundo del tiro al plato, hay excelentes tiradoras como la almanseña Beatriz Laparra, varias veces campeona del mundo y de Europa en las modalidades de compak sporting y recorridos de caza.

Cuando en los últimos tiempos tanto se habla de la igualdad entre hombres y mujeres, se hacía necesario que las mujeres, al igual que lo hacen en otras actividades deportivas como el fútbol o el baloncesto, pudieran participar en este campeonato, reservado hasta ahora y son 45 las ediciones que se han celebrado, sólo a los hombres.

La iniciativa surgió a través del un colectivo de cazadores y cazadoras de Cataluña, donde ya hay competiciones de caza menor con perro y decidieron proponérselo a la Federación Española de Caza y, en concreto, a su delegado nacional, Eduardo Cornejo, que vio con buenos ojos la iniciativa y finalmente optó por ponerla en práctica.

Otra de las novedades importantes de este campeonato de España de caza menor con perro 2013, a parte de la presencia femenina , es que a diferencia de otros años, los jueces dejan de ser propuestos por los participantes y pasan a ser seleccionados directamente por el delegado de caza menor de la Federación.

Una medida muy bien recibida como lo ha sido también que por primera vez en la historia del campeonato de caza menor con perro la mujer tenga su propia competición, al igual que los hombres.

La verdad es que se echaba de menos una medida de este tipo entre el colectivo de cazadores y ha sido una iniciativa muy bien acogida por todos. Como dice el refrán:  más vale tarde que nunca.
 

 

viernes, 3 de enero de 2014

¿Quién tiene derecho a usar y disfrutar el monte público?


 

La polémica está servida. El Gobierno está estudiando, según informaba este mismo periódico en su edición de hoy sábado, dar prioridad a las actividades cinegéticas en los montes públicos en detrimento de  otras actividades o formas de ocio como el senderismo o la búsqueda de setas.

La futura Ley de Montes que prepara el Gobierno  establecería la prohibición de acceso al bosque en las zonas y  los días en los que se organicen batidas o monterías.

La finalidad  parece obvia: garantizar la seguridad y evitar accidentes.

Sin embargo, hay quien entiende que no se puede prohibir el acceso al monte público y que pasar de la advertencia a la prohibición es algo discutible desde el punto de vista jurídico porque a juicio de algunos juristas choca con el derecho a la libre circulación de las personas.

Personalmente me parece muy sensato y razonable, precisamente, para evitar accidentes, que cuando se organicen cacerías, en este caso monterías, que, además, requieren los permisos  correspondientes de la Delegación de Gobierno y la Guardia Civil, se prohíba el acceso al monte de cualquier persona que no esté relacionada con la cacería.

Los senderistas dicen que tienen derecho a entrar en un monte público . Lo mismo dicen los ciclistas y los cazadores. O cualquier persona que ame el campo. El monte público al fin y al cabo es de todos.

En el coto donde yo acostumbro a cazar es frecuente encontrar a seteros en una jornada de caza, con el consiguiente peligro que ello entraña. La Ley prohíbe coger setas en una propiedad privada. El coto debe estar debidamente señalizado. En este caso lo está y los carteles pueden leerse en los caminos de acceso a la finca. Pues bien. A pesar de ello, la gente sigue entrando a coger setas y raro es el día que detrás de una mata no te sale un setero. Mi amigo Fran Gómez de Ossa de Montiel sabe lo que tiene que luchar cada día para que esto no ocurra. Y si el día previsto se va a dar un ojeo, ni les cuento porque el hecho de haber personas en el campo ese día hace que las perdices o mejor dicho los bandos de perdices se partan y se salgan de la mancha a abatir, dando al traste con el ojeo.

Si esto ocurre un día de caza menor, imagínense el peligro que entraña algo así durante una montería o una batida, que se dispara con balas y no con perdigones y el alcance del proyectil es de varios cientos de metros.

Lo sensato y lo razonable es que el monte público lo disfruten todos. También los cazadores y por supuesto, los senderistas o los que buscan setas, o cualquier persona que lo desee, pero con unas medidas de seguridad que lo hagan compatible y es lógico pensar que cuando se organice una cacería, que no es ni mucho todos los días, se restrinja el acceso de personas ajenas a la cacería, atendiendo a la seguridad de todos.

Nuevo accidente mortal en la caza



Estos días hemos tenido que lamentar una nueva muerte por accidente de caza. Los hechos ocurrían el pasado domingo en un pueblo de Lleida cuando la víctima fue alcanzada por un disparo fortuito de otro compañero.

La mayoría de los accidentes de caza se producen en la caza mayor y, en concreto, en las batidas de jabalíes.

Muchos de estos accidentes son debidos a imprudencias cometidas por los propios cazadores.

Cada año varias decenas de personas pierden la vida por accidentes relacionados con la caza. 22 personas fallecieron en 2012 últimas cifras disponibles.

Hay que extremar la precauciones siempre que salgamos a cazar, pero, más aún si cabe, cuando vayamos de montería.

Algo tan obvio cómo no disparar hasta que no veamos con claridad la pieza no siempre se cumple y no hacerlo entraña muchos peligros muchas veces con resultado de muerte.

Muchos tienen la mala costumbre, además, de moverse del puesto que les ha tocado en el sorteo, con lo cual, el compañero de al lado no sabe el lugar exacto donde se encuentra aumentando el riesgo en caso de disparo.

Otro aspecto no menos importante es el alcohol. Previamente al sorteo, la gente se cita en el bar y los licores y aguardientes para entrar en calor son algo habitual en las jornadas de caza, extralimitándose muchas veces en su consumo.

Y por último, otro aspecto a considerar cuando vamos a montear o de batida es ser conscientes del arma que llevamos en nuestras manos. Disparar con un rifle no es lo mismo que disparar con una escopeta del  calibre 12, la más habitual en la caza menor.

La distancia que alcanza un proyectil, independientemente del calibre que utilicemos, no tiene nada que ver con el cartucho de escopeta.

En el primero, la bala puede alcanzar varios cientos de metros, con una efectividad mortal a cuatrocientos o quinientos metros, incluso más, mientras que en el cartucho su radio de acción es mucho menor ,no sobrepasando los cincuenta o sesenta metros a lo sumo.

Yo tuve la desgracia de sufrir un percance en la caza, pero gracias a dios todo acabó en un susto, aunque podía haber perdido la visión del ojo izquierdo. Todavía tengo incrustado el perdigón en el párpado.

El accidente que tuvo lugar en el coto de Fontanars se debió a una negligencia de un compañero de la cuadrilla, que disparó a una liebre encarándose a mí y recibí el impacto de los perdigones, tras rebotar en tierra.

Afortunadamente, fue un tiro de escopeta y hoy lo puedo contar. De haber sido con bala estaría como se dice criando malvas.
 

 

jueves, 2 de enero de 2014

Acabaremos con lo poco que queda en la caza



Ayer día 1 de enero y primer día de año escuché varios disparos de escopeta por la mañana. A pesar de no haber caza se sigue cazando. Paradójico, verdad?. O estúpido? Ustedes mismos.

Los disparos no eran precisamente al tordo por lo avanzado de la mañana, aunque no puedo asegurar con exactitud a qué tipo de pieza estaban disparando, todo hace pensar que podría ser muy bien una perdiz.

Muchas sociedades de cazadores hace semanas que  decidieron cerrar la veda, poniendo fin a una de las peores campañas cinegéticas que se recuerdan en mucho tiempo.

La perdiz no cría si no se deja madre. Las pocas perdices que puedan abatirse ahora son menos pollos y menos bandos la temporada que viene. Pan para hoy y hambre para mañana que dice el refrán.

Otras especies como la paloma torcaz o el tordo no presentan problemas porque son aves migratorias y dependiendo del clima que haga en otras zonas nos visitarán o no. También la codorniz o la liebre que vienen de lejos a visitarnos no requieren el cuidado o el mimo que exige la reina por antonomasia de la caza menor. Pero la perdiz es cosa seria y reclama más atención.

Aquí parece que no hayamos tomado conciencia de la gravedad del problema porque preferimos salir al campo y acabar con lo poco que queda, que gestionar bien nuestros cotos de caza.

Un amigo mío también cazador se jactaba de haber matado con la cuadrilla cuatro perdices. Cuando me lo contaba en lugar de alegrarme que suele ser lo normal entre cazadores me dije a mi mismo en qué clase de personas no estábamos convirtiendo.

Mi concepto de la caza es totalmente distinto.

Comprendo perfectamente el punto de vista de aquellos  cazadores que están esperando todo el año para que comience la temporada y desean salir con sus perros detrás de las patirrojas.

Pero si somos realistas eso es tanto como tirar piedras sobre nuestro propio tejado. La perdiz no se regenera por arte de magia.

Fontanars ha sido un lugar donde ha abundado la caza menor, sobre todo, conejo, liebre y perdiz. Las condiciones:  orografía, terreno, hábitat son propicias para ello. Sin embargo, algo debemos estar haciendo mal y esa pregunta debemos de hacérnosla.

Esta mañana cuando he oído los tiros, lo primero que me ha venido a la cabeza es lo insensatos que a veces somos los cazadores cuando debemos de ser los primeros interesados en que haya caza.

Si nadie lo remedia la temporada se cerrará el próximo día 5 de enero. Queda, por tanto, una jornada más de caza. Pedir sensatez a estas alturas es una tontería, lo sé,  pero la vuelvo a pedir por el bien de la caza y de los cazadores.