sábado, 30 de mayo de 2020

De plato en Vallada

Ayer  sábado volví al campo de tiro de Vallada a tirar unas series de entrenamiento. La semana pasada no fui porque no me encontraba bien y preferí quedarme en casa.
Comí algo en el Serrano porque Mauro’s no ha abierto todavía el restaurante, solo permanece abierta la gasolinera.
Llegué pronto al campo de tiro. Había bastante gente. Aún no se puede salir de la provincia. Estamos todavía en fase 1. A partir de mañana entramos en fase 2 y ya se podrá viajar a otras provincias dentro de la Comunidad.
Para cumplir con las medidas de seguridad, tiramos las series de tres en tres. Amadeo lo consultó con la Federación y de momento no pueden tirar escuadras completas de seis tiradores para evitar contagios por la COVID-19.
Soplaba un agradable viento de levante. El campo tiene un emplazamiento privilegiado pegado a la falda del monte que forma parte del mazizo del Caroig. Allí se respira aire puro.
Me apunté en el primer hueco que había libre.
En la primera serie terminé con un 22. Rompí también el plato flash. Tiré muy cómodo, doblando algunos platos.
Tras descansar un rato, me apunté de nuevo.  En la segunda serie erré solo un plato y acabé con un 24. Hice cero en el plato 9. Un plato central que sube. Lo quise coger rápido y me quedé por debajo de él.
Durante la tarde salieron otros tres 24: Amadeo Garrido padre e hijo y Emilio Benavent.
La siguiente serie fue un auténtico desastre. Tiré muy acelerado. Quise seguir el ritmo del tirador que me precedía y no di pie con bola. No sabía ni dónde ponerme la escopeta. En la anterior, entraba sola y me lo veía todo hecho.
El tiro es básicamente concentración. Si la pierdes estás perdido. Los ceros vienen solos. Y es lo que me pasó a mí.
En el mismo campo de tiro,  con la misma escopeta,  en las mismas condiciones meteorológicas y con los mismos cartuchos: 15
Empecé muy mal la serie con tres ceros consecutivos. Eso ya me desmotivó bastante. No había forma de coger los platos. Llegaba tarde y mal.
Hice la mejor y la peor serie de la tarde.


domingo, 17 de mayo de 2020

Los cazadores catalanes dicen basta ya

Los cazadores catalanes se han plantado hartos de denuncias y no participarán en el control de plagas por daños a la agricultura mientras la administración no rectifique.
La nueva ley aprobada  con fecha 29 de abril por la Generalitat prevé sanciones de hasta 120.000 euros y un nuevo impuesto sobre las instalaciones que inciden en el medio ambiente como granjas cinegéticas. Medidas todas ellas que no han sido consensuadas con el colectivo de cazadores.
Entre estas sanciones está la obligación de poner chips a los hurones o la prohibición de colocar una parada de batida en un camino. Pasar con el arma cargada a menos de 25 metros de un camino lleva aparejada una sanción de 3.000 euros.
Molestos con la actitud de la Generalitat que por un lado les reconoce el trabajo que hacen en el control de poblaciones como jabalíes, corzos o conejos, mientras que, por otro lado, les imponen sanciones cada más elevadas.
Hartos de esta persecución administrativa, los cazadores no volverán al campo mientras no se resuelva esta situación.
Si los cazadores no salen al campo a controlar la excesiva población de algunas especies cinegéticas, los daños en la agricultura se van a disparar exponencialmente. Con la actividad cinegética paralizada por la pandemia durante estos meses de confinamiento ya se han constatado daños en algunos cultivos como frutales o vid.
El cazador es el único aliado que tiene el agricultor para salvar las siembras y las cosechas que la fauna salvaje destroza, ocasionando cuantiosos daños económicos en sus explotaciones agrícolas.
También es necesario un control de estas poblaciones por el número de accidentes de tráfico que ocasionan en la carretera, algunos con resultado de muerte.
Poner trabas a la labor de los cazadores mediante sanciones administrativas, absolutamente exageradas y desproporcionadas como es el caso, hace que muchos se lo piensen dos veces antes de salir al campo.






sábado, 16 de mayo de 2020

El campo de tiro de Vallada abre sus puertas

Hoy ha sido el primer día que ha abierto el campo de tiro de Vallada después de haber entrado en la fase 1 de la desescalada y permitirse las prácticas deportivas al aire libre, como es el tiro al plato. Para la caza y la pesca habrá que esperar todavía unas semanas hasta que el Gobierno levante las restricciones.

He comido algo rápido en casa y sobre las 4 he llegado a Vallada. Estaba impaciente porque desde el 7 de marzo no había pegado un tiro. Amadeo y Rubén ya estaban allí desde las 3 de la tarde para probar las máquinas y prepararlo todo.




Me he apuntado en la primera serie y luego he tirado otras dos seguidas con resultados dispares: 21,20 y 22, errando el último, un plato central. Estoy contento  del resultado final para ser el primer día después de tanto tiempo sin entrenar.
En la segunda serie me ha salido el plato flash, que he doblado en los dos tiros. Este plato tiene adherido un polvillo en la base superior y cuando lo rompes se desprende, formando una nube de color. Es el mismo que se utiliza en las retransmisiones deportivas para que el espectador lo pueda ver perfectamente desde su casa.  También al árbitro le permite juzgarlo mejor. Romperlo tiene premio: una botella de vino. En todas las series sale uno de modo aleatorio. Al ser de color naranja, el resto de los platos son negros, muchas veces te sorprende, levantas la cara y lo fallas. Curiosamente en este campo se ve mejor el plato negro que el naranja. Se han hecho pruebas y cuando han tirado plato naranja han bajado los porcentajes de aciertos entre los tiradores.
Después del primer plato me ha llevado el cartucho a la nariz para oler el olor a pólvora todavía humeante. Me he guardado la vaina de recuerdo después de más de dos meses de confinamiento.
Hasta mediodía ha llovido, pero por la tarde ha escampado y ha salido el sol. Ha hecho una tarde muy agradable.
Aún no se puede salir de la provincia. A partir del lunes ya se podrá porque toda la Comunidad Valenciana entra en fase 1, con lo cual ya estarán permitidos los desplazamientos. El campo de tiro de La Alquería d’Asnar también ha abierto, pero al estar en la provincia de Alicante, de momento no podemos ir porque tanto Alicante como Valencia siguen en la fase 0.
Emilio Benavent de Quatretonda ha firmado la mejor serie de la tarde con un 25 en su última serie. Juan Carlos Palomares y Kempes se han anotado un 23.

viernes, 15 de mayo de 2020

Sin caza aumentan los daños en la agricultura


Lo recoge este mismo periódico en su edición de hoy: “La parada de un mes y medio en la caza aumenta los daños en el campo”

Mientras el Gobierno sigue estudiando levantar las restricciones para la caza y la pesca, los agricultores siguen desesperados ante el daño que la fauna salvaje provoca en sus explotaciones agrícolas.
La proliferación de especies como jabalíes o conejos arrasan explotaciones enteras. Estamos en un momento muy peligroso del ciclo porque la mayoría de las plantas, como es el caso de la viña están en plena brotación.
La caza es el único método eficaz para controlar el aumento de la población de estas especies, que en el caso del jabalí no tiene depredadores naturales. El conejo es un animal muy reproductivo con varias camadas al año.
Hace tiempo que la Federación de Caza está luchando para que se levanten estas restricciones, que solo traen pérdidas al mundo rural.
La organización agraria Asaja cifró en 26 millones de euros las pérdidas que la fauna salvaje provoca en las explotaciones agrícolas. Estamos hablando de cifras referentes solo a la Comunidad Valenciana.
Una piara de jabalíes es capaz de arrasar campos enteros. He visto campos de pipas que daban auténtica pena. No solo ya por lo que comen sino por lo que estropean.
De ahí la importancia de que se reanude lo antes posible la actividad cinegética como la caza del conejo con hurón y las esperas nocturnas de jabalí.
Estos días de confinamiento se ha demostrado que tener la actividad cinegética paralizada conlleva cuantiosos daños en la agricultura.