domingo, 23 de julio de 2017

Buen año de perdices

La falta de lluvias durante la primavera ha sentado bien a las perdices y ha permitido que muchas polladas salgan adelante. No es para lanzar las campanas al vuelo, pero podemos ser moderadamente optimistas porque hacía tiempo que no se veían bandos de 12 y 14 perdigones.
Lo que menos le gusta a las perdices, sobre todo, cuando tienen pocas semanas de vida es embarrarse. Si cogen barro en sus patas, se les seca, formándose una especie de bola que  les impide volar y mueren.
El otro día al entrar a casa conté dentro de la propia finca un bando que llevaría una docena de pollos. Seguramente se acercaron hasta aquí para beber agua del goteo, debido al fuerte calor del mes de julio.
Gabriel Enguix, agricultor y cazador, que está todo el día en el campo, cuando no es con el tractor es realizando otro  tipo de labores agrícolas, me indicaba que donde tiene el almacén donde guarda la maquinaría hay un bando completo con más de 20. "Todos los años crían aquí porque no se las molesta. Vienen buscando el fresco de la huerta. Les gusta revolcarse, sobre todo, cuando permudan"
Enguix afirma pletórico que este año ha visto más perdices que nunca. "El año ha acompañado bien. Hay perdices que son ya como codornices y apenas las distingues de las grandes. En la zona de la Rambla, que hasta ahora no se veían, he contado varios bandos", señala.
En las orillas del monte es donde más perdices se ven. Allí la perdiz se encuentra más protegida y resguardada ante el peligro de las águilas, muy abundantes por esta zona. Y es que la perdiz tienen muchos enemigos en el campo y sacar adelante a sus polladas es toda una proeza.
La Sociedad de Cazadores L'Alforí ,como ya hiciera el año pasado, retrasará la apertura de la veda hasta que los campos de viña pierdan toda su hoja. De esta manera, la perdiz tiene más defensa. Tendremos, pues, que esperar hasta el primer domingo de noviembre para ir detrás de las patirrojas. El día 12 de octubre se podrá cazar solo en la sierra, dejando los viñedos y los rastrojos para más adelante.



domingo, 9 de julio de 2017

Recuperar el hábitat para las patirrojas

Este es el quid de la cuestión y no otro. Si queremos que en un tiempo prudencial vuelva a haber perdices en nuestros acotados, tenemos que recuperar el hábitat que las perdices tenían antaño, antes de que llegara la agricultura intensiva, que es la principal responsable de que su población se haya reducido de forma considerable. No se trata de volver a arar con mulas y bueyes como lo hacían nuestros antepasados, pero sí, al menos, de cuidar y preservar más y mejor el ecosistema y, sobre todo, de no destruirlo.
Hablando estos días con Juan Carlos Bataller, que es miembro de la Junta directiva de la Sociedad de Cazadores L'Alforí,  de Fontanars y  que de caza sabe un rato, me reconocía que la perdiz sigue criando donde no se le molesta. "Los pocos bandos que se ven, están donde la perdiz puede sacar adelante las polladas, sin el agobio de la presencia humana. En el resto, no cría".
Muchos agricultores hemos transformado toda la viña que había en vaso en espaldera y la hemos mecanizado para obtener mayor rentabilidad a nuestras explotaciones. Y eso es muchas veces incompatible con una buena gestión cinegética, máxime cuando no hemos sido capaces de sustituir esos hábitats por otros, que hagan posible que la perdiz saque adelante a sus perdigones.


El cuidado de la viña hasta que llega la vendimia, allá por el mes de septiembre u octubre, salvo las uvas blancas que se recolectan antes, tiene multitud de trabajos: podar, mondar, quitar hierba, subir y bajar hilos, quitar bordes, despuntar, tratarla contra las enfermedades como el mildiu, la polilla o el oideo, etc, etc. Cada vez que realizamos uno de estos trabajos, molestamos a las perdices, que puedan haber hecho un nido debajo de una cepa o cerca de un ribazo. Cuando la viña era en vaso se realizaban también trabajos en el campo, pero muchos menos que ahora. Básicamente era una labor de tractor y no tanto de mano de obra como ocurre ahora, que se ha mecanizado la vendimia, pero hay continuas cuadrillas en los viñedos, realizando trabajos, prácticamente desde que empieza a mover la viña en marzo o abril hasta la vendimia, casi medio año.
Solo un dato. La paja que antes se dejaba en el campo durante semanas, ahora se empaca prácticamente el mismo día que se está cosechando el cereal, destrozando muchas veces los nidos. Las cosechadoras son auténticas trampas mortales para los animales. ¿Cómo queremos que haya codornices en los rastrojos de trigo, si no le dejamos si quiera refugio para que críen y se protejan de las alimañas?.
Queremos que haya caza, pero no cuidamos su hábitat. Y una cosa lleva a la otra.

La perdiz tiene innumerables enemigos en el campo. Si entre todos no le hacemos la vida un poco más fácil, terminará por extinguirse, como ya está ocurriendo en algunas zonas de España, donde tendremos que echar manos de los libros  y las revistas de caza para enseñárselas a nuestros nietos.