viernes, 30 de diciembre de 2022

Último día del año

Cielo raso y noche fresca. Han bajado las temperaturas, aunque las mañanas siguen siendo calurosas. El termómetro marca cero grados cerca de Albacete. La música que suena en el cd tiene esta vez sabor español: Julio Iglesias. Un disco de duetos que lleva por nombre México con cantantes como Amara Ortuondo o Plácido Domingo. Aprovecho que termina la bonificación de los veinte céntimos el día 31 para poner gasoil en el coche y llenar el depósito. Estos días había colas en las gasolineras para repostar combustible.
En la carretera hay bastante tráfico. Son fechas en las que hay muchos desplazamientos por las fiestas navideñas. Hoy me ha acompañado a cazar Jean Pierre Menu y Jan Schaffer, dos experimentados cazadores de caza menor, pero, sobre todo, de caza mayor con rifle y arco. Jean Pierre tiene además un libro muy interesante publicado sobre balística en la caza mayor donde aborda de forma amena qué armas, balas y calibres son los más utilizados en este tipo de caza, así como algunos consejos. Se titula: “Lo secretos de la caza con rifle” y ya va por la segunda edición. Jean Pierre ha viajado por todo el mundo, cazando todo tipo de animales. A las 7 he pasado por su finca para hacer el viaje juntos, aunque en dos coches. A las 9 nos esperaban en la casa Elías, Francisco y Cesáreo. Un acompañante por cazador. Hemos cazado en Fuente Agria. Un cazadero de la finca con una alta densidad de perdices, donde predomina el monte bajo de carrasca, romero y retama, mezclado con siembras de cereal y campos de almendros. Aquí no he visto ninguno, pero ya hay almendros y otros cultivos leñosos que han comenzado la floración, lo cual es muy peligroso por los riesgos de helada en los próximos meses. Hemos comenzado cazando el monte. La perdiz a primera hora de la mañana está en la sierra y hay que volarla para poderla cazarla después. Jean Pierre lleva con él dos preciosos labradores. Un macho adulto y una hembra joven que ya empieza a saber lo que es la caza. La primera pieza de la mañana no ha sido una perdiz sino un conejo. He visto como se echaba a un romero y he entrado con la perra para sacarlo del encame. Jan que no llevaba perros ha ido por el centro mientras Jean Pierre y yo hemos cogidos las puntas. Yo voy por bajo he podido tirar a varias perdices enviadas, tipo ojeo. Descuelgo un par de ellas muy altas. La mañana comienza bien. Al cazar en mano varias escopetas se mueve mucha más caza y eso te permite tirar a perdices revoloteadas que mueven otros compañeros. Además, hoy éramos tres escopetas más tres acompañantes, con lo cual la mancha a batir es mucho mayor. Las perdices apeonan largas y dan pocas oportunidades. Recorremos las lindes en busca de alguna perdiz remolona que se haya quedado aplastada. En las siembras se observa la pisada de los jabalíes que esta noche han estado merodeando la zona en busca de comida. Hay zonas que están muy hociqueadas por los gorrinos sobre todo en las umbrías y en las orillas de las siembras. Syrah ha conseguido cobrar una perdiz de ala que se le había escurrido. Al rato de estar cazando ha dado con ella dentro de un sembrado. Con la nariz pegada al suelo ha ido hasta que se ha hecho con ella. He utilizado munición de 34 gramos y séptima. En esta época del año la perdiz está muy fuerte y conviene utilizar un gramaje mayor, incluso un perdigón más gordo, de sexta, por ejemplo que tiene más penetración y es más efectivo a la hora de cobrar la caza. Cuando hemos terminado la primera vuelta llevaba en el zurrón once perdices y un conejo. Normalmente la segunda vuelta es la que se da mejor porque ya has volado las perdices. He aprovechado bien todos los lances, errando muy pocas perdices, aunque he errado una de los morros que hubiera supuesto un doblete. Hay días que la escopeta te entra como un guante y estás fino y otros en cambio no sabes cómo encarar ni cómo tirales. He abatido perdices muy largas. Otras altas y cruzadas. Los milanos nos observan desde las alturas, bajo un cielo azul que iría poco a poco apagándose hasta dejar algo de lluvia al final de la mañana. En la segunda vuelta, Francisco y Cesáreo han hecho un ganchillo mientras Jean Pierre y Jan esperaban en la punta. Han cogido muy bien la mano porque ha entrado mucha perdiz a los puestos. Yo he conseguido derribar dos y Jean Pierre un par de ellas también. Era un chorreo de perdices. Cuando nos hemos dado cuenta eran casi las dos del mediodía, así que hemos parado a comer en el restaurante El Cruce de Barrax, donde nos han servido una espléndida sopa castellana. Termina un año y comienza otro que esperemos sea igual de gratificante.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Terminando el año cinegético

El cielo está raso y no hay niebla en la carretera. Para que se me haga más ameno el viaje intercambio durante el trayecto cds de música desde Amy Winehouse a Andrés Calamaro. Cualquier cosa antes que escuchar las noticias que solo nos dan disgustos. Y hoy es día de pasarlo bien. En Barrax hago la parada obligatoria para tomarme un vaso de leche con colacao y unas magdalenas. Paco me prepara el bocadillo de chorizo con queso para el taco en el campo. Llevaba un par de semanas sin subir a El Bonillo porque ha llovido bastante estos últimos días. El campo es un espectáculo de colorido. Los campos de cereal empiezan a verdear. El contraste con las nubes que amenazan agua lo hacen muy pictórico. Hoy hemos cazado en los Toscares, una zona de la finca con muchos linderos, poco monte y bastantes sembrados. Me ha acompañado Elías. Hoy había un par de cuadrillas más cazando en la finca. Sobre las 9 de la mañana nos hemos puesto en marcha. La primera vuelta no se ha dado muy bien. Hemos visto muchas perdices, pero fuera de tiro. No hay forma de acercarse a ellas, vuelan muy largas. Sólo hemos tirado a dos o tres perdices. Tras un obligado receso para reponer fuerzas, hemos empezado la segunda vuelta, cazando el monte. Las perdices se las saben todas. Son listas. Buscan la salida entre las sabinas fuera de tiro que obligan a un disparo muy rápido. He errado tres perdices consecutivas. Para este tipo de lances conviene llevar una escopeta con los choques más abiertos porque los tiros se producen a más corta distancia. Elías sigue llevando la mano, tratando de meter las perdices, aunque resulta difícil hacerlo cuando te dan pocas opciones. Syrah entre lance y lance se refresca en cada charco que encuentra a su paso. Ha cazado muy bien aunque algo fuerte, sobre todo, al principio de la mañana. Luego se ha ido serenando un poco y ha cazado mejor. Los conejos salen de las siembras donde están comiendo a primera hora de la mañana y al menor ruido se meten como rayos en los agujeros. No hemos podido tirar a ninguno. En esta época del año, la perdiz está muy fuerte. En los caminos hay comida abundante, pero también las siembras de cereal son un manjar para las patirrojas. Hay mucho verde en el campo. En uno de los lances más bonitos del día de hoy, pero que no ha tenido el final esperado porque no hemos conseguido cobrar la perdiz, he enrollado de segundo tiro una perdiz larga. Hemos visto el pelotazo, pero de la perdiz ni rastro. La segunda vuelta se ha dado bastante mejor y al final me he podido colgar media docena de perdices, no sin errar antes un par de dobletes.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Sénia

Solo hace unas horas que te has ido y no sabes el vacío tan inmenso que has dejado en mi vida. El pasado mes de octubre cumpliste 16 años. Tu hocico canoso delataba el paso de los años. Toda una vida juntos. Eras inteligente, cariñosa, noble, obediente, leal y me faltan adjetivos para describirte porque todo lo que escriba me parece poco. Esta noche he echado de menos los ladridos que de madrugada me despertaban de mal humor. Lo que daría por escucharlos de nuevo.
Me has dejado un vacío inmenso que va a ser muy difícil de suplir. Con apenas tres meses llegaste a casa y no nos hemos separado desde entonces. Hemos hecho un montón de viajes juntos a cazar a Peñadorada. No dejabas que ningún perro se acercara cuando llevabas la pieza en la boca. Conocí a su padre, Pimienta, en una cacería de patos en Guareña, un pueblo de Badajoz. Estaba él solo para cobrar los patos de todos los cazadores. Sénia tenía el mismo instinto que su padre y la misma afición. Recuerdo cuando me ponía al pato a poca noche dentro de la laguna y me avisaba girando la cabeza para advertirme de la presencia de las acuáticas que yo no veía. Era única. He tenido muchos perros a los que he querido con toda mi alma (Linda, Lola, Rocco, Veda, Tomy), pero Sénia era muy especial. Pasa con las personas. Hay perros que no deberían morirse nunca. Sénia era uno de ellos. Una grave dolencia muscular que fue progresiva la tuvo con escasa movilidad durante mucho tiempo. Tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida para no verla sufrir más. Cada vez que salgo de casa, la veo sentada junto a la puerta. Acostada sobre una mantita que le puse para que no pasara frío. Nunca se separaba de mí. Sénia era un miembro más de la familia. No te olvidaré nunca. Gracias por todo el amor que me has dado y lo feliz que me has hecho durante todos estos años.