lunes, 24 de septiembre de 2018

Vicente Castelló gana la tirada al plato en homenaje a Pepe Sala

El tirador de La Canyada Vicente Castelló se proclamó vencedor de la tirada al plato celebrada el pasado sábado día 22 en el campo de tiro El Tollo de Vallada en homenaje al tirador fallecido Pepe Sala ,que congregó a una treintena de escopetas. La tirada estaba previsto celebrarse inicialmente el sábado día 15, pero debido a la lluvia,  la organización del campo decidió aplazarla al sábado 22.
Castelló terminó la serie sumando un pleno de 25 platos, lo que le permitió auparse con la victoria, sin necesidad de disputar el barrage, al ser el único tirador que cubrió la tirada.


El desempate por el segundo y tercer puesto, se realizó por orden de inscripción, lo que provocó, con razón, el enfado de algunos tiradores, que reclamaron al director de tiro, una serie de desempate para el segundo y tercer clasificado de la general.
El programa de la tirada señala, que solo se desempatará para el primer puesto, siendo el resto por orden de inscripción.
Sin embargo, en casi todas las tiradas que se celebran, el desempate se realiza para los 3 primeros clasificados, siendo por orden de inscripción, a partir del cuarto clasificado. Antes, incluso, se recurría a la serie más larga en caso de empate para determinar al ganador.
 En este caso, hubo varios tiradores que terminaron la serie con 24 platos: Amadeo Garrido, Fernando Bernabéu, Asunción Bañón ,  Juan Tardá y Lucas Moncho.
El tirador de Ibi, Fernando Bernabéu se proclamaba al día siguiente en Cheste, campeón de la Copa Presidente, con 121/125. El viernes viaja a Málaga con el resto del equipo a disputar la Copa de España de Foso Olímpico.  Desde estas páginas le deseamos mucha suerte.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Último día de media veda

En mi último día de media veda no me he llevado a Syrah. Está a punto de parir y no quiero cansarla.
El trayecto ha sido infernal por la densa niebla que había en la carretera y, menos mal, porque esta vez no he madrugado demasiado. De noche es aún peor conducir con niebla por la nula visibilidad.
Antes de llegar a Almansa, el indicador del coche me avisa que el nivel de aceite está bajo. En la primera gasolinera que encuentro, ya en Bonete, me detengo para comprar un litro de aceite. El encargado de la gasolinera, también cazador, me echa una mano. Miramos el manual de instrucciones para saber antes qué tipo de aceite necesita el motor. No llevo la tarjeta de la última revisión y vale la pena asegurarse antes, no sea que la pifiemos y echemos uno que no toca.
Una vez solucionado el problema, prosigo la marcha. La niebla me acompañará durante todo el trayecto hasta poco antes de llegar a Munera. A partir de ahí, cielo despejado y la conducción más relajada.
Entrando a Peñadorada veo el primer bando de perdices. Por un camino de la finca y delante del coche conté ocho o nueve perdices del terreno, algunos medio pollos todavía. Me dio tiempo para grabar el precioso momento en vídeo.
Nada más entrar a la laguna, me vuela la primera codorniz de la mañana, que fallo estrepitosamente. Le suelto los dos tiros y la pierdo de vista. Enseguida me vuela la pareja de los pies. No pude tirarle al no tener cartuchos. Los que cazan con semiautomática no tienen estos problemas, sin embargo, yo hace ya muchos años que dejé de usar repetidora y cazo con una Mateo Mendicute de tres y una estrellas, con cañón de 71. Tengo una Pedro Arrizabalaga que aún no he tenido ocasión de probar después de unos cambios que le hice a la escopeta. Habrá ocasión, aunque el segundo cañón es muy cerrado: 11 décimas.
Al no llevar perro a penas se mueve caza y eso mismo me pasó a mí, que ya no volví a volar ninguna codorniz, pese a batir bien la zona.
Bordeando la laguna, me arranca un bando de perdices. Seguro que cuando se abra la veda no me salen tan buenas ni a tiro, mostrándome los colores de la pechuga.  El bando se divide en dos. Unas vuelan dirección a Navalcaballo y las otras a Peñarubia.
De una  planta carga de espinas, alargada y estilizada, de las muchas que hay en la laguna, vuela una tórtola. Esta vez estuve más certero y la tumbo.
De vez en cuando aprovecho el agua fría y transparente de la laguna para refrescarme y mojarme la cabeza.
Tras cerca de dos horas de andar detrás de las africanas, con  muy poca fortuna por cierto, me voy al linde con Navalcaballo y aprovecho la sombra de una carrasca para descansar. El sol aprieta. De las piedras que marcan el linde de la finca vuela una perdiz solitaria.
En dirección a mi viene una paloma torcaz, que se echa sobre una carrasca. Me había pillado de espaldas y la vi cuando ya había pasado. Entre la hojarasca, trato de adivinar dónde se ha parado, pero no la localizo. Espero un rato a ver si veo algún movimiento que la delate. No me gusta tirar a pieza parada, así que decido salir.  Me despisto y me gana la partida.
Para apurar las últimas horas de la mañana y con la percha medio vacía, decido ir al barranco a probar fortuna. El río cruza todavía con agua. Al llegar con el coche se ve un cierto revuelo de palomas que andaban la mayoría sesteando en las carrascas. Monto la escopeta, y me coloco detrás de una sabina, aguanté muy poco porque ya era tarde, así que decido recoger los bártulos y poner rumbo a casa.
De camino, llamo a Toni de El Rincón de Pedro, en Almansa. Uno de los mejores sitios que conozco para comer arroces y paletilla de cabrito al horno, entre otros muchos manjares que se pueden degustar en su amplia y completa carta. Los guisos son también extraordinarios. Conviene reservar porque está siempre a reventar. Normal, con lo bien que se come y lo bien atendido que estás siempre.
Opto por un arroz meloso de bogavante, que lo bordan. El arroz está en su punto. De entrada: media ración de jamón ibérico de bellota y queso manchego curado, eso sí, con una buena orza de pan bien horneada. Para saborearlo mejor, me pido una botella de 3/8 de Marqués de Cáceres, crianza de 2012, muy rico. Entra muy suave. De postre elijo una espectacular torrija cararamelizada, con helado de canela, de las que quitan el hipo. Los postres son también de lo mejorcito de la casa. Bien comido y mejor atendido, prosigo la ruta hasta Fontanars dels Alforins, a ver si Syrah me ha hecho ya abuelo.




lunes, 10 de septiembre de 2018

Cómo comportarse en una cancha de tiro para que no nos llamen la atención

Estar en una cancha de tiro, se trate de una competición o simplemente de un entrenamiento, requiere del conocimiento de unas normas de conducta básicas, que debe cumplir todo tirador y que no debemos olvidar cuando estemos en el planché para evitar que nos llamen la atención por no saber comportarnos adecuadamente. Ahí van a modo de sugerencia algunas de ellas. Seguramente habrá otras muchas más, pero estas son a mi modo de ver las más importantes.

1.- No abandonar la cancha hasta que termine el último tirador. Esta regla se suele incumplir con bastante frecuencia, en entrenamientos, pero también en competiciones, como puede observarse en la fotografía de más abajo, donde  solo hay un tirador en cancha, mientras el resto de compañeros, que ya han acabado la serie, no espera en sus puestos como es preceptivo. La serie debe abandonarse conjuntamente y no de manera individualizada.



2.- No lanzar los cartuchos al suelo. Esto desespera mucho al tirador porque pierde la concentración. De ahí la importancia también de esperar a que termine de tirar el compañero de al lado. Es entonces cuando debemos abrir la escopeta y expulsar los cartuchos y no antes.
3.-  El tiro requiere de mucha concentración. Cuando estamos tirando en el último puesto  y abandonemos nuestra posición para dirigirnos al primero,  y pasemos por el pasillo por detrás del grupo de compañeros, hay que detenerse, hasta que el tirador que en ese momento se dispone a pedir el plato haya tirado. Es entonces cuando debemos proseguir la marcha hasta nuestra posición. Si lo hacemos antes podemos molestarle y desviar su atención.
4.- Hay tiradores que cuando cometen un cero, como se dice en el argot o fallan un plato, lanzan los cartuchos al suelo con especial virulencia o bien pronuncian toda clase de improperios para que nos enteremos todos. Debemos evitar que los demás paguemos sus errores. Hay que permanecer lo más callado posible y no exteriorizar nuestra mala uva cuando erremos un plato.
5.- El tirador debe moverse de su puesto y pasar al siguiente, cuando el compañero de escuadra que le sigue haya tirado su plato. Ocurre con frecuencia que muchos tiradores permanecen inmóviles en su puesto, sin percatarse que detrás suyo hay un tirador esperando su turno para colocarse en su lugar, sin poder apoyar el arma, normalmente sobre un trozo de goma o similar que se coloca estratégicamente en el suelo para apoyar los cañones y que sirve de cierto descanso al tirador entre plato y plato.
6.- No montar la escopeta ni encarar la escopeta hasta que llegue tu turno. También es frecuente observar como hay tiradores que cuando el compañero se dispone a pedir el plato, ya están montando la escopeta. Esto saca de tiro al tirador, que muchas veces ve por el rabillo del ojo el cañón del compañero de al lado, desviando su atención. Muchos optan por utilizar una especie de protector de plástico, también conocido como orejeras, que se coloca en los laterales de las gafas para evitar ver por los extremos y así no perder la concentración.
Cumplir con estas normas no nos va a ayudar a romper más platos, pero sí a ser un poco más respetuosos con los demás.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Felicidades Alberto

Los medios de comunicación, en general, salvo la prensa especializada suelen dedicar muy poco espacio informativo al deporte del tiro en cualesquiera de sus modalidades: pistola, carabina de aire comprimido, tiro con arco, foso olímpico o skeet, donde España tiene excelentes representantes. Uno de ellos es el tirador toledano, Alberto Fernández que este lunes se ha proclamado campeón del mundo en la modalidad de Foso Olímpico en los Campeonatos del Mundo de Tiro Olímpico celebrados en la ciudad surcoreana de Changwon ,lo que le vale al tirador español su clasificación directa para los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020.



Fernández, que ya ganó otro mundial y en su currículum personal no falta ningún título, tanto a nivel europeo como internacional (campeón continental en Kazán y campeón universal en Múnich), igualó el récord mundial con 48 platos de 50 en la serie final, superando por un plato  al tirador eslovaco Erik Varga. Felicidades, campeón!


lunes, 3 de septiembre de 2018

Otra jornada memorable de media veda en Peñadorada

Las previsiones meteorológicas anunciaban para hoy domingo día 2 de septiembre una ola intensa de calor en toda España, sobre todo, en Extremadura y Andalucía. Tampoco Galicia se salvaba de la canícula veraniega. Pasadas las 5 de la madrugada y a la altura de El Bonillo, el termómetro marcaba 23 grados. Menos mal, que al llegar a Ossa de Montiel bajó algo el mercurio hasta los 17.
A las 6,30 nos vimos, como de costumbre, en la cervecería  El Rincón del Moreno. Genaro me llamó esta semana para decirme que estaba nervioso por volver a Peñadorada. Ha sacado la misma vena cinegética y la misma pasión por la caza que su padre Ramón Ferrero. Como dice el refrán: "de tal palo, tal astilla".
Hay días en que te coloques  la escopeta como te la coloques, lo matas todo. Dispares a piezas largas o cercanas, de pico o cruzadas. Esto mismo me ha pasado a mí durante esta nueva jornada cinegética en Peñadorada. No erré ninguna pieza. Otras en cambio por mucho que te eches la escopeta a la cara no hay forma de encontrarte cómodo con ella.




A falta de torcaces, me fui detrás de las codornices, que es lo que realmente me gusta. No tengo paciencia suficiente para aguantar quieto en un puesto. A no ser que el chorreo de palomas sea incesante. Entonces no me mueven de la barraca ni a tiros.
A mitad mañana  y cuando más apretaba el calor se vieron algunas tórtolas en la laguna. Buscaban el agua . Pero yo iba centrado con las codornices y no quería desviar mi atención.
Tardé en dar con  ellas. En la primera vuelta solo pude tirar a una. Syrah está preñada, a finales de mes será mamá, así que no quise cansarla mucho. Aprovechamos la sombra de las carrascas que proporcionan una refrescante sombra estival para descansar de vez en cuando, aunque más por mí que por ella, porque sigue con la misma vitalidad y excelente forma física que antes.
Durante la primera hora  apenas vi codornices, pensaba que ya no estaban, que habían emigrado. Pero no, todavía quedaban algunas.
Aunque Syrah todavía no está muy picada en la caza, cobró todas, menos una, que cayó dentro del cañizo y aunque se metió, no dio con ella. Seguramente será porque está preñada, pero tengo que quitarle la caza de la boca sino se la come. Me pasó con una codorniz y con la tórtola. Y con el resto de piezas no porque me apresuré a quitárselas antes de que se las zambullera. Antes, sin embargo, me entregaba las perdices de ala vivas y no las apretaba nada.
Los lances se fueron sucediendo, cada cual mejor. Volaban en pareja y solas. La percha iba aumentando mientras avanzaba la mañana. Hasta 8 codornices y 1 tórtola me eché al zurrón.
Terminando la jornada, Syrah se queda  parada a la orilla de la laguna. Algo le llama la atención. Permanece quieta. Yo me preparo con tiempo pensando que sería una nueva codorniz. Oigo un chapoteo impresionante y llamo a Syrah para que salga del cañizo ante el temor de que fuera un jabalí. No lo pude ver en ese momento, pero por el ruido que hizo dentro del agua debía de tratarse de un jabalí enorme.  Pasé varias veces por esa misma zona , pero el guarro aguantó hasta que la perra lo levantó del encame. Poco después lo vi salir por la punta de la laguna cruzando un sembrado al galope. Efectivamente, se trataba de un jabalí grande. Avisé a Genaro porque iba en dirección a él. Saqué el móvil del bolsillo como pude  del pantalón y le hice una foto. Aunque no puede divisarse bien porque estaba muy largo. La fotografía de más abajo recoge el momento en que el jabalí cruza el rastrojo.


Pasado el susto, di por concluida esta excelente jornada de caza, con cochino incluido y con Syrah y yo sanos y salvos.