lunes, 6 de marzo de 2023

Mi primera escopeta de balines

Mi primera escopeta fue un rifle de perdigones de la marca Gamo. Era la más popular entonces. Me la regalaron mis padres por mi cumpleaños. Lo que más me gustaba era ir a la feria a probar puntería y tirar con la carabina en los puestos que había montados y entre manzanas caramelizadas y el algodón de azúcar buscaba la caseta de tiro que tuviera más premios. Entonces los rifles se cargaban con perdigones que rebotaban en la planche metálica que había detrás de los regalos, so pena de sacarte un ojo. Ahora esta munición ha sido sustituida por tapones de corcho, mucho más seguros e inofensivos, pero ya no es lo mismo. Molaba tirar con el de perdigones. Los rifles estaban todos trucados. Tenías que ir probando. Recuerdo un puesto que había donde si acertabas en la diana, te hacían una foto. Otro de botellas de licor de miniatura. Y el clásico de derribar mecheros que no solo bastaba con tumbarlos, tenía que terminar cayendo por detrás de la repisa. Obvia decir que había bastante separación entre el regalo y el hueco, con lo cual te quedabas casi siempre sin el premio.
Practicaba mucho con el rifle de aire comprimido. En los setos de casa colocaba entre las ramas chicles de Bazoka y hacia concursos con mis amigos para ver quién derribaba más. También a latas vacías. Otra de las cosas que me gustaba era salir por la noche con la linterna y con el rifle a matar pajaritos, normalmente gorriones. Al lado de la piscina había un par de árboles donde los gorriones iban todas las noches a dormir. A mi padre le gustaban los pajaritos fritos. Más tarde me compré un rifle más potente con mira telescópica. Todavía conservo uno de esos rifles en casa. Sigo disparando con ellos, pero sobre una diana. Ya no disparo a pajaritos. La escopeta del 12 no la tuve hasta cumplidos los 18 años. Fue una repetidora Franchi que le compré a mi cuñado Wences por 25.000 pesetas. La tuve poco tiempo. Podía disparar hasta cinco cartuchos. Incluso se le podía poner un prolongador y tiraba un cartucho más, o sea, seis. Una auténtica barbaridad. Vendí la repetidora y me compré otra semiautomática. Esta vez una Beretta 303. De lo mejor que ha sacado la marca italiana en repetidoras. Disparaba todo tipo de cartuchos y de todos los gramajes, sin encasquillarse. Nunca se me rompió la aguja percutora de la escopeta, a pesar de los cientos de tiros que he pegado con ella. Después de cazar muchos años con semiautomáticas, probé a cazar con paralela y ya no he cambiado desde entonces de arma. Tengo una Mateo Mendicute del calibre 12 con dos juegos de cañones, uno un poco más abierto y otro más cerrado para la torcaz y el pato. Me gusta el encare que tienen las yuxtapuestas y el sonido que producen al disparar no tiene nada que ver con el de la repetidora, más metálico. Son armas estéticamente mucho más bonitas, con grabados que son verdaderas obras de arte. Me gustan mucho los motivos cinegéticos. La mía tiene un grabado floral, muy sencillo, pero muy bonito. En España hay grabadores muy buenos y escopetas que no tienen nada que envidiar a las inglesas Purdey o Holland&Holland. Pedro Arrizabalga, Mateo Mendicute, Aguire y Aranzabal (Aya), Grulla, Víctor Sarrasqueta, Garbi, Ugartechea …

domingo, 5 de marzo de 2023

Tiro al plato en Vallada: Comienza la temporada

Terminada la temporada de caza, comienza el tiro al plato. Vallada como muchos campos de tiro cierra sus puertas cuando empieza la temporada cinegética. El campo de tiro de Vallada abrió ayer sábado día 4 sus puertas. Iba a hacerlo la semana pasada, pero el fallecimiento de la madre de Rubén hizo que se aplazara una semana más. El campo ha pasado sin problemas la inspección anual que todos los años realiza la inspección de armas de la Guardia Civil de Xátiva y que supervisa todo el tema de la seguridad, tan necesario cuando tenemos un arma en nuestras manos. Para acceder ahora al campo hay que llegar hasta la rotonda para poder girar. Han puesto una línea continua que obliga a hacer el cambio de sentido en la rotonda que hay en la entrada de Vallada. Algo más complicado lo tienen los que vienen desde Valencia. Han pasado cinco meses desde el último día que estuvimos, allá por el mes de octubre. Se notaba que había ganas de apretar el gatillo porque había mucha gente. Estábamos casi todos: Amadeo, Rubén, Frasco, José, Diego, Pedro, Esteban, Antonio, Enrique, Manolo, Alfonso, Gonzalo, Joel, Rafa, Juan, Lucas …Yo llegué pasadas las cinco de la tarde y solo pude tirar una serie, ya con poca luz y menos mal que el día alarga un poco más. Tiré muy concentrado y muy cómodo. Erré un plato central a mitad de la serie y terminé con 24. Salió un plato roto con dos trayectorias y rompí uno de los trozos. Tras repetir el plato, lo volví a romper. Normalmente cuando sale el plato roto, el tirador ya adivina la trayectoria porque a diferencia de la máquina robot que no repite plato y sale de modo aleatorio, en el foso universal sí se repite el mismo plato. Hay tiradores que prefieren no saber la trayectoria. Si el plato sale muy roto de la máquina en varios trozos pequeños es muy difícil adivinar su trayectoria, no pasa lo mismo si el trozo es grande porque es más fácil adivinar la dirección que va a tomar, lo cual a priori es una ventaja porque el tirador ya sabe por dónde va a salir el plato, pero hay tiradores que prefieren no saberlo y no esperarlo.
José durante los entrenamientos de ayer en Vallada ante la atenta mirada de Diego (Foto: PS) Estoy tirando con un cartucho nuevo. GB Competición 28 gramos de 7,5. Un cartucho muy rápido que agrupa muy bien el tiro. Concentra muy bien el plomeo. La escopeta es una Perazzi 2000. La mejor arma para foso. Vallada es un campo de tiro muy complicado en días de poniente que agacha el plato. Tiene buena visibilidad, pese a tirarse plato negro. Se ha probado con el naranja, pero se ve peor, salvo los días nublados. La tarde de ayer fue fresca, pero agradable.