jueves, 29 de octubre de 2015

Destrás de las patirrojas por tierras manchegas


Magnífica jornada de caza en el  coto La Patirroja en el Bonillo, en compañía de mis dos buenos amigos y compañeros de fatiga: Pepe Sala y Pepe Tortosa.

Durante el viaje cogimos algo de lluvia por el camino, sobre todo, a la altura de Barrax y Munera, pero luego amainó y comenzó a despejarse, conforme nos acercábamos a El Bonillo.

Pasadas las 10 de la mañana llegábamos al coto. Allí nos esperaba el dueño de la finca, Kiko para hacernos los pases y César, el guía y acompañante.

Salimos de la casa sobre las 11 en dirección a la mancha que nos habían asignado. El día era especial para cazar la perdiz. Nublado, pero sin lluvia y con algo de viento. El calor arruina un buen día de perdiz.

No hay nada como empezar con buen pie, abatiendo la primera pieza de la mañana y así fue. Si yerras el primer disparo, seguro que encadenas un par más de errores, a no ser que te sobrepongas pronto al primero.

Tortosa que no le apetecía mucho caminar iba por bajo. Sala a mi derecha por arriba. En la punta y cerrando la mano, César.

La perra de Tortosa que anduvo muy larga toda la mañana, levantaba los bandos de perdices, fuera del alcance de los disparos, desaprovechando muchos lances.

Sin embargo, mostró muy buenas maneras en el cobro, cobrándome un par de perdices de ala.

La finca La Patirroja ubicada en pleno corazón de Castilla- La Mancha tiene cerca de 10.00 hectáreas y criadero de perdices propio. La perdiz es de una excelente calidad. Cazamos en una zona de carrascas y retamas, con barrancos y monte bajo, muy cómodo de cazar. En otras zonas del acotado abundan  encinas, sabinas, enebros y quejigos.  La orografía del terreno es propicia para la caza en mano. También para los ojeos.

Aunque es una perdiz que apeona mucho, suelen hacerlo cuando se ven acosadas, dio mucho juego en los diferentes lances, mostrándose esquiva y desconfiada, guardando las distancias.

A mí me acompañó Duba que es la tercera vez que sale a cazar y como todos los labradores no se dejó ninguna pieza por cobrar. Son, además. muy recelosos con la caza. No les gusta que otros perros cobren por ellos ni les arrebaten la caza. Demostró su carácter.

A las dos del mediodía poníamos punto final a una pletórica y entrañable jornada de caza con muy buenas perchas.







lunes, 26 de octubre de 2015

Fontanars abre la perdiz el próximo 8 de noviembre

Hacía mucho tiempo que no veía un bando de perdices en Fontanars. Este sábado cuando bajaba con el tractor después de labrar unos barbechos por el camino de Casa El Rull  conté 5 ó 6 perdices, que arrancaron en dirección a unos almendros cercanos, antes de que yo llegara.

Me cuenta un amigo que el pasado mes de agosto se soltaron algunas parejas, con el fin de repoblar el coto. Fontanars que el año pasado no abrió la veda para la perdiz, lo hará el próximo domingo 8 de noviembre. El cupo fijado es de 1 perdiz por cazador y día y sólo se podrá cazar los cuatro domingos de noviembre, a partir del 6 de diciembre se cierra para la perdiz, excepto en el monte de la umbría y en el puerto. 

Me consta que hay socios que están dispuestos a pagar el talón y no cazar. Otros en cambio prefieren acabar con lo poco que hay. Yo me quedaré en casa como llevo haciendo los últimos tres años.

El término que antaño era reclamo para cazadores venidos de poblaciones cercanas y de otras más lejanas, hoy es un auténtico páramo en lo que a la actividad cinegética se refiere.

La especie reina por antonomasia de la caza menor: la perdiz ha desaparecido de sus campos. Tampoco se ven liebres. Especie que fue muy abundante tiempo atrás, con perchas de escándalo.

El hábitat de las perdices ha cambiado notablemente como consecuencia de la agricultura intensiva. Donde antes había viña en vaso, hoy se levantan campos enteros de emparrados de vid, donde la perdiz no cría, al verse desprotegida. Prefiere hacer el nido en zonas más pobladas de vegetación.

El terrible cambio agrícola registrado en el campo español en las últimas décadas ha tenido consecuencias nefastas para la fauna salvaje. No sólo hay que echarle la culpa  a los cazadores como habitualmente hacen las organizaciones ecologistas, que dicho sea de paso poco o nada hacen por la conservación de las especies .

A mediados de agosto y recién levantada la cosecha de cereal, los campos están ya arados, la paja recogida y los rastrojos quemados. La codorniz no tiene donde criar.

Los dueños de las fincas de caza quieren sacar tajada de la agricultura y de la caza y ambas cosas no son compatibles. Si queremos que haya caza no podemos destruir su hábitat natural. Sólo con retrasar algunas actividades agrícolas sería suficiente. Por ejemplo, retrasando el laboreo.

Por otro lado, la superficie dedicada a cereales de secano ha disminuido y se ha visto sustituida en favor de otros cultivos alternativos, más rentables.

Cuando la viña se cultivaba en vaso, las cuadrillas entraban a los campos a vendimiar y a podar.  También a mondar. Hoy son las máquinas de vendimiar, de despuntar y de prepodar las encargadas de hacer los trabajos agrícolas.

Las perdices crían donde no se las molesta.

Los productos fitosanitarios y la abundancia de alimañas, sobre todo, zorros, cernícalos y urracas son factores que han coadyuvado para que la perdiz salvaje entre en claro declive hasta el punto de que si no cambian las cosas podría peligrar la especie, como ya ocurre con otras especies cinegéticas, como tórtolas y  codornices, cuya población ha menguado considerablemente en los últimos años. En el periodo 1998-2013, según un estudio, un 53% y un 30%, respectivamente.

En este contexto de franco retroceso de la perdiz autóctona, que es generalizado en todo el territorio nacional y no es específico de unas zonas, también hay que citar como responsables a las granjas cinegéticas, cuyas sueltas sin ningún tipo de control  sanitario son más perniciosas que otra cosa.

 

 

 

viernes, 2 de octubre de 2015

Comenzó la temporada de las patirrojas



El pasado día 1 se abrió la veda en muchos cotos de caza intensiva de Castilla La Mancha. El resto lo hará el próximo día 8. En la Comunidad Valenciana habrá que esperar unos días más hasta el 12, si bien, algunas sociedades de cazadores como la de Fontanars dels Alforins han decidido abrir más tarde. Quieren esperarse a que caiga todo el pàmpol de la viña para que la perdiz tenga más defensa.

Como mi amigo Pepe Sala y yo teníamos ganas de apretar el gatillo y somos unos impacientes de mucho cuidado, cogimos los bártulos y nos fuimos al Bonillo.  Yo una semana antes ya tenía los petates preparados: ropa, cartuchos ... Y conociendo a Pepe, me imagino que él también.

Sobre las 11 de la mañana llegábamos a El Bonillo. Previamente habíamos almorzado en el Restaurante Los Rosales de Almansa, punto de encuentro habitual y donde sirven unos bocatas de ternera y embutido casero espectaculares .

Sala ya repuesto de una delicada operación que sufrió hace casi un año dio muestras de una envidiable forma física.

Empezó mal la mañana errando algunas patirrojas, pero conforme iba transcurriendo el día fue entrando en tiro y abatiendo todo lo que se le ponía por delante. La percha lo dice todo: 17 perdices y 1 torcaz.

Con  su inseparable perra Laika, una braca de nueve años,  que iba batiendo el terreno de forma incansable, a pesar del calor que hacía, Sala no perdonaba una, tirando a muestra puesta y a perdices que arrancaban largas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La perdiz, a pesar de llevar poco tiempo soltada, dio mucho juego. Es una perdiz fuerte y de bonito plumaje con colores intensos, pico y patas rojas, que apeona mucho. Algunas por su reacción parecían salvajes, buscando la vuelta al cazador. Las lluvias recientes que han caído en La Mancha estas últimas semanas han cubierto de verde los barbechos y hay comida en abundancia en el campo. A pesar de que hay muchos comederos diseminados por todo el acotado, lo mejor  para ellas es la comida natural.

En esta ocasión me acompañaba mi perrita Duba, una preciosa labradora de 14 meses que es la segunda vez que viene conmigo a cazar.

Nada más tocar el monte echó a correr detrás de las perdices, menos mal, que había una alta densidad si no las hubiera echado todas fuera del coto. Ni que decir tiene que terminó agotada. Pero como es una perra muy inteligente  se dio cuenta de que así, ni yo puedo tirarles ni ella cogerlas y se fue calmando poco a poco.

Más tarde  las veía volar y ya no las perseguía con tanta inquina. Hay que corregir algunos errores, pero es cuestión de darle tiempo. Aprenden rápido. En el cobro, como es habitual en estas razas, estuvo bastante bien, aunque la inexperiencia hizo que una perdiz que había cogido de ala se le escapara de la boca al tratar de cogérsela. Le descerrajé dos tiros y la erré. Pepe que estaba al tanto la abatió.

Yo anduve bastante fallón y tuve que gastar una caja de cartuchos para colgarme 5 perdices y dejar un par alicortadas.

No me gusta el sentido mercantilista que tienen algunos de la caza y se me quitaron las ganas de seguir  cazando al rato de estar allí. Si a eso unimos un acompañante con poca gracia, el día fue aciago.

Está claro que si vas a un coto de caza intensiva, donde te cobran a tanto la perdiz muerta, es lógico que quieran facturarte el máximo, pero andar con la calculadora nada más pisar el monte, no me gusta.

¿Cuántas vas a matar en esta vuelta? ¿7, 8?, me inquirió el acompañante.  Las que pueda, le contesté yo.

Tampoco me gusta que no dejen cobrar al perro. Yo voy entre otras razones porque quiero enseñar a mi perro y cuando se trata de un perro joven, más tiempo tarda en dar con la pieza abatida y si eso supone esperar un rato hasta que la encuentre, se espera lo que haga falta. Si vas cazando en grupo, el resto de compañeros debe parar la mano hasta cobrarla.

Lo que no puede hacer el acompañante es, además, querer cobrar las piezas. Su misión es acompañar a la cuadrilla , indicar qué mancha se va a cazar y portar las piezas abatidas, también los conejos. Ese es su cometido y no otro.

Confieso que lo he pasado mejor otras veces que esta.