martes, 13 de diciembre de 2016

El relevo generacional en la caza


El diario El País poco proclive a publicar artículos relacionados con la caza, publicaba en su edición del pasado 15 de noviembre, un artículo, bajo el título "El cazador se hace viejo"  firmado por la periodista Antonia Laborde, que merece cuanto menos un par de reflexiones.
Las razones de que cada vez haya menos cazadores jóvenes, las apuntaba y daba en la diana Leopoldo Barrera Risueño, ex cazador de 82 años y propietario de una finca de caza menor en Munera:
"Todas las razones me cuadran, pero, además, hay otra que a los mayores nos tocan las narices y es la revisión de las armas y el poder tenerlas en casa. Yo tengo 7 escopetas y las he tenido que depositar en la armería, y ponerlas a nombre de mis hijos, ya que al hacerte viejo hay que pasar revista todos los años y uno ya no está para esos trotes Resumiendo: silenciosamente nos están tirando a los mayores y los jóvenes no tienen quien los acompañe. Cada vez habrá menos cazadores y más cochinos, que se va a convertir en plaga, como está ocurriendo en Albacete como consecuencia de que cada vez hay menos perdices y conejos".
Yo añadiría, además, a lo señalado por Barrera, la crisis económica como un factor importante de esta falta de relevo generacional en la caza, que no ocurre en otras disciplinas deportivas, ya que la licencia,  permisos, guías,  escopetas,  cartuchos, cotos, etc. encarecen mucho la caza y no todos los jóvenes se lo pueden permitir. Desde hace un par de años es obligatorio para todos los cazadores noveles realizar un examen, tanto práctico como teórico.
Antes la caza era un sentimiento y una pasión que se transmitía de padres a  hijos. Ahora ya no es así.
No es mi caso porque mi padre no era cazador y no pegó un tiro ni cuando hizo la mili, pero muchos de mis compañeros han empezado en la caza porque su padre era cazador y les metió el gusanillo de la caza en el cuerpo. Ya de pequeños acompañaban a su progenitor por los extensos campos de Castilla La Mancha, detrás de las patirrojas.
Hoy, la figura del cazador está muy denostada. Se ha demonizado al cazador. La caza tiene muy mala prensa. No se reconoce como debiera el rol que cumple la caza en el equilibrio del ecosistema y de las especies.
Yo les preguntaría a los abolicionistas, ¿cómo controlamos la superpoblación de especies si no es mediante la caza?
Y voy a poner dos ejemplos para que me entiendan. La proliferación de conejos está causando graves daños en la agricultura y la única forma de controlar su población es mediante la caza.
En África, que básicamente vive de la caza, hay caza selectica  para matar elefantes porque la superpoblación de paquidermos hace que no haya comida suficiente para alimentarlos a todos.
Los conservacionistas dirán que la propia naturaleza se autoregula. Mentira.
Pero volviendo al tema central de este artículo, es cierto que el cazador se hace viejo. Como nos hacemos viejos todos. En los últimos años ha habido una caída significativa en el número de licencias, tal como recoge Antonia Laborde en su artículo. Sin embargo, no es menos cierto que la esperada licencia única se va posponiendo sine die. El cazador tiene que sacar una licencia de caza por cada Comunidad Autónoma donde quiera cazar, de tal manera, que si uno quiere cazar en Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha, necesita sacarse tres licencias. Tiempo atrás existía una sola licencia para toda España.
 La actual legislación en materia de armas y de renovación de permisos para personas mayores, que es anual, lejos de poner las cosas fáciles, las dificulta como reconocía el propio Leopoldo Barrera. Si además, de ser mayor, no tienes hijos, las armas las tienes que vender (si encuentras comprador) o inutilizar porque una vez dejas de tener el permiso, lógicamente, no puedes tener armas.


martes, 6 de diciembre de 2016

La caza está más viva que nunca


En relación con el reportaje firmado por la periodista de El País Antonia Laborde, titulado "El cazador se hace viejo", publicado en la edición de hoy lunes, quisiera hacer una pequeña reflexión, a  propósito de las declaraciones de Theo Oberhube, coordinador de Ecologistas en Acción, cuando afirma que la caza se está muriendo "por sí sola" y se refiere a unas estadísticas del CIS del año 95 para defender su tesis en contra de la caza, que por lo que se dice en el texto estaría muy igualada en porcentajes entre defensores y detractores de la caza: 42% a favor y 43% en contra.
Podríamos hacer otra encuesta, a ver si  los españoles queremos organizaciones ecologistas o no o si deben financiarse con dinero público o con las aportaciones exclusivamente de sus socios.
Más adelante el señor Oberhube afirma que "Los jóvenes tienen otras aficiones menos violentas y les importa más el medio ambiente".
Los más preocupados por el medio ambiente somos los propios cazadores. Si hay caza en España es, precisamente, por los cazadores y no por las organizaciones ecologistas, que sólo hacen que poner trabas a una actividad, absolutamente, legal, ancestral y necesaria como es la caza y demonizar a los cazadores.
Llevo muchos años cazando y nunca les he visto en el monte poniendo bebederos, comederos o sembrando trochas para la caza.
Por desgracia en la caza se producen  accidentes, alguno de ellos con resultados fatídicos. Hace unos días moría un cazador por un disparo fortuito de un compañero durante una batida de jabalíes y las redes sociales se inundaron de macabros mensajes, celebrando la muerte del cazador. Lo mismo  ocurrió con Víctor Barrio cuando un toro le quitó la vida en el ruedo o con el niño que padece un cáncer y su ilusión es ser torero y le hicieron una corrida benéfica en Valencia para recaudar fondos. También al pequeño Adrián le desearon la muerte. Afortunadamente, la justicia está investigando estos aberrantes mensajes y sus autores serán juzgados por incitación al odio.

La caza está más viva que nunca, mal que les pese a los ecologistas. Las cifras económicas que mueve la actividad cinegética en España, así lo corroboran. Según datos de Fedenca de 2012, la caza genera en España más de 3.600 millones de euros de riqueza, un 0,34% del PIB. Así que muy muerta parece que no está.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Una nueva jornada cinegética en la Patirroja

La semana pasada  teníamos pensado ir a El Bonillo a cazar, pero, finalmente, anulamos la cacería debido al mal tiempo. Decidimos dejarlo para esta semana, a ver si amainaba un poco el temporal.
El martes daba un pequeño respiro y para allí que nos fuimos. En la entrada de El Bonillo un coche de la Guardia Civil de Tráfico, que estaba parado en al arcén, nos dio el alto. Ángel, el yerno de Pepe Sala, que nos acompañaba en esta ocasión y  que iba en la parte trasera del vehículo, no llevaba puesto el cinturón de seguridad. La multa fue de 200 euros.
Llamé a Kiko desde el coche para decirle que nos retrasaríamos un poco. A Pepe le pidieron la documentación del coche y entre que tramitaron la denuncia y todo lo demás, nos tuvieron parados casi media hora.
Sobre las 11, ya estábamos en el campo, tras el aciago incidente. Nada más bajar del coche empezamos a ver los primeros bandos de perdices. La finca tiene una densidad muy alta de patirrojas. Siempre se ha dicho, que una buena densidad de perdices en una finca de caza menor es una perdiz por hectárea. Posiblemente en la patirroja haya bastantes más.


Los campos de cereal empiezan a verdear, con los primeros brotes de siembra y la perdiz tiene comida en abundancia, aunque en la finca hay comederos y bebederos de sobra, que sirven de refuerzo en la alimentación, sobre todo, en épocas de malas cosechas.
 Fui el primero en estrenarme. César, el acompañante, me canta una perdiz, que derribo de un certero disparo. Abro la escopeta para meter los cartuchos y me doy cuenta que baja otra a una velocidad endiablada. Con el segundo cartucho, que aún no había llegado a quitar, cierro la escopeta y aprieto el segundo gatillo del cañón izquierdo. La ventaja de cazar con una paralela frente a las semiautomáticas es que puedes seleccionar el disparo.  Esto es muy útil, por ejemplo, en los ojeos de perdiz, que tiras de más lejos a más cerca, salvo que tengas una pareja de paralelas, claro. Las superpuestas también te permiten jugar con los chokes. La perdiz cae de ala a un sembrado. Los perros se percatan enseguida y la cogen alicortada. LLuna se adelanta a Syra en la carrera y se hace con ella.
Debido a la emoción del lance, no me fijé muy bien donde cayó la primera. No cogí bien la referencia. Lluna, la perrita de Sala, hizo una faena estupenda y la cobró.
Pepe, le dejó la escopeta a su yerno, que tardó en cogerle el punto a la repetidora, pero a mitad mañana, ya se había hecho con ella. El arma le venía algo corta y eso le hizo errar algunos disparos. Además, a  Ángel le habían dado unos puntos de sutura y llevaba su mano izquierda vendada, aún así es un tirador experimentado, como su suegro y lo demostró, bajando un par de perdices de las de quitarse el sombrero.
Yo, hice un buen promedio ese día, abatiendo 8 perdices consecutivas, tiro a tiro, sin errar ninguna. A última hora de la mañana se truncó la buena suerte y erré un par de ellas. Así es la caza.
Para no comer a destiempo, siempre se nos hace tarde porque apuramos demasiado, ese día decidimos quedarnos en El Bonillo, en el mismo restaurante que tiene Kiko en el pueblo y saboreamos unas deliciosas alubias con perdiz.


jueves, 17 de noviembre de 2016

Tarde de hurones

La caza con hurón es una modalidad que se está imponiendo a marchas forzadas para acabar con la población de conejos, cada vez más numerosa. De hecho, la Conselleria concede permisos para todo el año, previa solicitud por daños. Antes los daba temporalmente.
El conejo se ha convertido en una auténtica plaga en la comarca de La Vall d'Albaida. Las pérdidas que ocasionan a los agricultores son cuantiosas. Los agricultores ya no saben qué hacer ni a quién reclamar ni recurrir.
Los lagomorfos acaban con todo tipo de cultivos: vid, almendros, cereal. Se les ha visto, incluso, trepar por los troncos de los frutales.
La única forma de darles caza es con el hurón. Este mustélido de afiladas uñas y cuerpo alargado y ágil, que recorre las galerías es el único capaz de hacerles salir de su escondite. Los rabudos pasan el día dentro de la madriguera y sólo salen para comer. Permanecen vigilantes al lado del agujero y al menor atisbo de ruido se meten de nuevo en él.
Otra modalidad de caza es a través de ganchillos, que consisten en batir una zona mientras otros cazadores esperan, parados en lugares estratégicos.
 La mejor época para la caza del conejo es durante el descaste, que tiene lugar de junio a agosto. Las hembras por esa fecha ya han parido y hay muchos gazapos en el campo. Aunque las conejas andan preñadas casi todo el año. A las diez semanas de vida ya pueden parir.
Los conejos aprovechan los terrenos arenosos, que son fáciles de escarbar para hacer las madrigueras. Son muy prolíficos, llegando las hembras a tener varias camadas al cabo del año, con una media de 5 ó 6 gazapos. No se adaptan a cualquier tipo de terreno. Se han hecho capturas para soltarlos en lugares donde escasean y poder repoblar y la suelta no ha sido fructífera.
Hoy miércoles he aprovechado la invitación que me ha hecho un amigo para salir un rato con los hurones y no ha ido mal del todo. Mi vecino, que probaba esta tarde una escopeta paralela, marca franchi ,modelo imperial montecarlo, con un grabado precioso, ha estado más fino que yo.
Para la caza con hurón se necesitan dos cosas. En primer lugar, paciencia y en segundo lugar, ir provisto de unos buenos bichos. Las prisas son malas consejeras para este tipo de caza porque muchas veces el hurón se queda dentro y tarda en salir, bien porque ha cogido un gazapo o simplemente porque las galerías están llenas de recovecos y el animal necesita su tiempo para hacer bien el trabajo.

El otro día sin ir más lejos, uno de los hurones de nombre "Ronaldo" hizo una faena de campeonato. Memorable. Tras esperar más de media hora a que saliera y cuando ya nos disponíamos a ponerle un conejo muerto en la boca de la madriguera como cebo para ver si salía- cuando huelen sangre buscan la salida enseguida- echó un conejo, que salió disparado como un rayo. El revolcón que pegó fue morrocotudo.
Cuando oyes las carreras dentro de la madriguera,  el corazón te palpita a mil por hora. No es comparable a la muestra de un perro a pieza parada, pero casi. Es muy emocionante.
Cuando echemos el hurón dentro de la madriguera es muy importante permanecer en silencio, ya que el conejo tiene un oído muy fino y al menor ruido evitará salir a campo abierto.
También es importante tener en cuenta la dirección en la que sopla el viento para evitar que le llegue nuestro olor.  Siempre buscaremos, por tanto, ponernos en una posición de tiro, que no les pegue el aire para que no nos descubran antes de tiempo.  Todas estas sugerencias, que pueden parecer una tontería son importantes tenerlas en cuenta para que el día sea lo más fructífero posible, al igual, que las capturas.
Para cubrir el mayor ángulo posible, lo ideal son dos escopetas. Si echamos el hurón en un ribazo, uno arriba y otro abajo es suficiente. Demasiadas escopetas estorban. He estado en tiradas con 3 y 4 escopetas y es una autentica locura, además, de peligroso.
Al conejo no hay que hacerlo un colador. Con varias escopetas apuntando a la misma pieza es fácil errar el tiro porque queremos tirar antes que nuestro compañero y nos precipitamos en el disparo.
Yo utilizo perdigón del 9, 32 gramos y un choque abierto: 4 y 3 estrellas. Hay quien prefiere utilizar plomo del 7 o séptima y un choque más abierto, cilíndrico o 5 estrellas. El cartucho dispersante no me gusta utilizarlo. Se emplea mucho en la caza del conejo, pero me parece muy peligroso, sobre todo, si a cazamos con perro, ya que coge un amplio perímetro y es fácil plomear a nuestro perro.

Hay que tener en cuenta que al conejo le vamos a tirar a una distancia relativamente corta, 8 ó 10 metros, incluso, menos, con lo cual, cuanto más abierto tiremos, más posibilidades tendremos de abatir al animal.

jueves, 10 de noviembre de 2016

De perdices en la Patirroja


Nueva jornada de caza en la patirroja y como siempre que vamos una auténtica gozada cazar en este coto que Kiko regenta en El Bonillo.
Kiko tiene una de las mejores perdices que conozco por su bravura y fortaleza. Una vez muerta cuesta distinguirla de la perdiz bravía. Pico rojo y un plumaje limpio, igual que las patas. Las alas no tienen restos de haber sido criadas en cautividad. Normalmente el extremo de las alas es un indicador del tiempo que la perdiz lleva en la jaula. Si las tiene romas o despuntadas, las han soltado hace poco. El mejor voladero es el campo. Una perdiz que no defrauda a los cazadores más experimentados y exigentes.
La orografía del terreno para la caza menor no puede ser mejor. Esparteras, romeros, chaparros y retamas. Monte bajo y ondulado. Ideal para la caza en mano y para el ojeo.


El día amaneció muy nublado. Las temperaturas han caído considerablemente y ya no hace el calor de días atrás.  Para cazar mejor que sea así porque uno de los enemigos de la caza es el calor. El termómetro marcaba 8 grados, pero la sensación térmica era de más frío. Tuvimos mucha suerte porque cuando terminamos sobre las dos del mediodía empezó a apoderarse una densa niebla, que nos hubiera impedido seguir cazando debido a la falta de visibilidad. Además de que cazar en días de niebla está prohibido porque es muy peligroso.
Como arreciaba un gélido viento de tramontana, la perdiz busca resguardo en las orillas de los barbechos para protegerse del frío. Lo mismo que haríamos nosotros. En días de viento, la perdiz aguanta más.
Durante la jornada cinegética nos ha acompañado Emeterio, un auténtico lujo de acompañante, que nos iba indicando en todo momento como debíamos coger la mano para no echarlas fuera y hacer el trabajo en balde.
Vimos muchas perdices. Bandos enteros. Solo eso ya es por sí mismo un auténtico espectáculo. Gabriel que venía por primera vez con nosotros no se creía lo que veían sus ojos, acostumbrado a cazar en otros acotados donde ver una perdiz es un milagro. Ya me ha dicho que está deseando volver de nuevo.
Yo, apenas dormí la noche anterior y eso se nota. No sé si por las elecciones en EEUU y el triunfo de Donald Trump o porque todavía tengo el gusanillo de los nervios antes de ir a cazar. O ambas cosas a la vez.
Es muy importante descansar porque hay que estar muy rápido de reflejos. Me costaba echarme la escopeta a la cara, incluso, dar con el segundo gatillo. Hubo un par de perdices a las que solo les disparé una vez, quedándome engarrotado.
Empecé errando las primeras perdices de la mañana y poco a poco fui entrando en tiro hasta completar una buena percha de patirrojas, lo mismo que mis compañeros Sala y Tortosa, que anduvieron bastante finos en sus lances.
Mi perrita Syra va estando en forma poco a poco y me sacó de los morros un par de perdices que estaban emboscadas en la maleza. Aún le cuesta entrar en las jaras.
Y después del frío que pasamos, lo mejor era tomar algo caliente para atemperar el cuerpo y entrar en calor y qué mejor que unas alubias  con chorizo, como las que prepararan en el restaurante Casa Valencia de Almansa y para allí que nos fuimos raudos y veloces, sin pensarlo dos veces.






viernes, 28 de octubre de 2016

Detrás de las patirrojas por los campos de Montiel

Me habían hablado muy bien de este coto y de la persona que lo gestiona, Jesús Huescar.  El programa Jara y sedal y Seasons, otro canal especializado en caza y pesca, han llevado sus cámaras hasta allí para realizar varios reportajes de caza. De hecho, el guarda que nos acompañó, nos dijo que han estado hace poco preparando un reportaje, que se emitirá la próxima temporada, donde el protagonista es él y su perrita setter.
Cacerías Huescar gestiona varios cotos en la provincia de Ciudad Real. Concretamente, en Villahermosa, Montiel y Villanueva de la Fuente. Centro neurálgico de la caza menor por excelencia.
Pasado Albacete, cogimos una densa niebla que no la soltamos hasta prácticamente llegar a Villahermosa. La carretera del Jardín es un auténtico infierno. Por el camino, control de alcoholemia. Nos vieron con ropa de cazador y nos dejaron pasar. Había varios coches parados en el arcén. A los pocos metros del control, un radar camuflado de Tráfico. Empezaba bien la mañana.
Habíamos quedado en el mesón los Faroles con uno de los encargados de la finca. Pasadas las 10 de la mañana llegábamos a nuestro destino. Dimos un bocado rápido y nos fuimos directamente al coto que estaba a unos 14 kilómetros de Villahermosa. Concretamente en Montiel.
Nada más llegar vimos el primer bando de perdices, pegado a la casa. Los perros ,tras casi tres horas en el maletero estaban ansiosos por bajar. Nosotros también.
El guarda nos aconseja que cojamos cartuchos porque la mañana pinta bien. "No les vaya a pasar lo que le ocurrió a un cazador, que nada más bajar del coche se quedó sin munición", nos dice. Le hago caso y me hecho al chaleco dos cajas.
El coto " Los ojos de Montiel " de unas 900 hectáreas es un paraje con cerros y bancales, donde abundan las carrascas grandes, que dificultan la visibilidad.
Sala fue el primero en apuntarse la primera perdiz de la mañana. No habría muchas más oportunidades. Lunna, la perrita que le acompaña, mezcla de podenco y drahthaar comenzó muy nerviosa, sacando de tiro algún bando de perdices. Normal en los perros jóvenes que todavía no han mordido caza.
Seguimos la mano. Sala me manda una perdiz, que tras dejarla pasar para no tragármela, la derribo de un disparo certero. Syrah la cobra y la trae sin apretarla.
A pesar del intenso calor, los perros trabajaron bien. Menos mal que llovió unos días antes y los perros podían beber en los charcos.
Veo a Sala algo retrasado y me percato que está buscando algo. Me acerco y le pregunto. Había perdido el mando del collar. Tras unos minutos buscándolo, lo encontramos enredado en un romero. Se le debió caer al coger la perdiz.
Continuamos avanzando. Me arranca un conejo de los pies, lo abato antes de que se meta en las piedras. Abro la escopeta para ir a recogerlo y me vuela una perdiz de un margen. Cargo rápidamente y la abato también.
Tras varias carreras de Lunna a los conejos, Sala la echa en falta. Lunna se ha perdido. Continuamos cazando con la esperanza de que apareciera. Si no iba con Pepe siempre venía con alguno de nosotros.
Arranca una perdiz  de detrás de una carrasca y la tumbo. Debió caer de ala porque no la encontramos. Me doy cuenta entonces de que la palanca de apertura de la escopeta no cierra bien. Pruebo que la aguja percutora funciona y continuo cazando.
En el coto, a pesar de estar la veda abierta, hay  lazos puestos para capturar alimañas con el consiguiente peligro de que algún perro pueda quedar atrapado en él.
Tuvimos muy pocas oportunidades de tirar a las perdices y las pocas ocasiones que se presentaron, las aprovechamos al cien por cien, sin errar ninguna patirroja. 4 perdices y 1 conejo con cinco cartuchos. Sala también se echó al zurrón otras cuatro.
Tras terminar la jornada de caza estuvimos buscando a Lunna  con el coche por los caminos, pero ni rastro de ella. Sala ha dado el aviso al guarda de que le avisen si la encuentran.
Cuando me disponía a dar por concluido el artículo, acabo de hablar con Sala que me confirma que la perra ha aparecido. La han recogido en Montiel, sana y salva y mañana ya estará con su amo.




sábado, 15 de octubre de 2016

Excelente jornada de caza en Pozo Cañada


Esta mañana hemos cazado en el coto que Moisés Navarro de Cacerías Fontalbres regenta en Pozo Cañada: El Viso. Uno de los muchos que Moisés, que se dedica a la cría y adiestramiento de perros de caza tiene en la provincia de Albacete.
El día ha amanecido nublado y con algo de viento. Ideal para cazar. Si coges un día tórrido de esos que hace en el mes de octubre estás perdido, tanto tú como los perros. El terreno estaba muy cómodo de cazar después de las lluvias de los últimos días. Falta hace porque el campo está muy seco.
Me ha acompañado por primera vez mi perrita Syra. Una labradora, color chocolate de 8 meses. Lo ha hecho francamente bien. Aún le cuesta entrar en la leña, pero poco a poco irá perdiendo el miedo, en cuanto se pique con alguna patirroja o algún rabudo. Ha batido muy bien la zona, yendo en todo momento por delante de mí, con la nariz pegada al suelo, rastreando muy bien y cubriendo una amplia zona.
El cazadero es excepcional para la perdiz. Monte bajo de esparteras y carrascas con barrancos y sinuosas laderas. Nada más comenzar Tortosa me ha enviado una perdiz endiablada cruzada, pero aún estoy acostumbrado a la escopeta de un solo gatillo, que utilizo en el tiro al plato y cuando he ido a apretar el segundo, ya era demasiado tarde.
He errado un par de perdices, de las que sueñas por la noche y no las olvidas en mucho tiempo. A la perdiz hay que tirarle de tenazón, sin apuntar. Cuando quieres asegurar, fallas el tiro. Eso me ha pasado a mí, al menos, a una perdiz que le he visto todos los colores. Una perdiz que me ha ventado el perro y que me he tragado.
El próximo viaje me llevaré plomo del número 6 porque he dejado mucha caza por cobrar. Perdices alicortadas, casi todas. He perdido 6 perdices, de las 9 que he abatido. El plomo del 6 o sexta es más gordo que el de séptima, obviamente y penetra más, dejando poca caza herida. Normalmente es un cartucho que se utiliza cuando está más avanzada la temporada, en pleno invierno y la perdiz sale más larga.
 La perdiz está fuerte y eso que aún no ha empezado el frío de verdad. En cuanto empiece a comer verde del campo, ya ni les cuento.
Si no llevas unos perros experimentados pierdes mucha caza porque el monte es bastante denso y espeso y aunque veas caer la pieza y tomes la referencia de donde ha caído, al mínimo suspiro que tenga el animal se mete en el agujero y adiós.
Durante la jornada nos ha acompañado Moisés, que conoce la finca como la palma de su mano y la querencia de las patirrojas.

Pepe Sala y Pepe Tortosa han hecho unas buenas perchas ambos. Sala también iba de estreno con su perra Luna, una podenca de poco más de un año, que ha ido un poco despistada durante toda la mañana, pero que poco a poco irá cogiendo experiencia y afición. Al dueño, desde luego, no le faltan ninguna de las dos cosas.

jueves, 13 de octubre de 2016

Todo preparado para la nueva temporada cinegética

Esta mañana he aprovechado para preparar todos los bártulos que me van a acompañar durante la temporada de caza. Chaleco, gorro, braga, gafas, botas, cartuchos, mochila, etc, etc. Para no tener que prepararlo cada vez que salgo a cazar, lo dejo en el maletero del coche. Mi amigo Pepe Sala lo echa en un capazo. Yo tengo desde hace años una bolsa de color azul que me regaló Repsol, que me acompaña siempre. No soy supersticioso, pero por si acaso.

Teníamos pensado haber salido el miércoles día 12, pero anunciaban lluvia en toda España y al final cancelamos el viaje. Lo hemos pospuesto unos días. Así que mañana, si no pasa nada, será mi primer día y también el de mi perrita Syra, una preciosa labradora, color chocolate de 8 meses. Ayer pude probar en la finca de un amigo mío que no tiene miedo a los tiros.  El cobro como es propio de estas razas, lo hace muy bien y tuve ocasión de comprobarlo en el campo con un tordo y una paloma torcaz, aunque ya lo había probado con piezas muertas. Duba por desgracia no me va a poder acompañar. La voy a echar mucho de menos.


El tiempo nos jugó una mala pasada porque los partes meteorológicos no siempre aciertan. El miércoles, que era el día que habíamos decidido ir a cazar, llamé por la mañana a Moisés, el encargado de la finca, para preguntarle si había llovido. Ni gota, me contestó. Y eso que daban un 98% de probabilidad de lluvia.
Antes de que existiera internet, estas cosas no pasaban. Todo era más sencillo. Salíamos a cazar, sin mirar la previsión del tiempo. Entonces sólo disponíamos de la televisión y del hombre del tiempo y si llovía y no podíamos cazar nos volvíamos a casa y no pasaba nada. Ahora queremos prever con antelación, absolutamente todo: temperatura, humedad, lluvia y pasa lo que pasa. Perdemos un día de caza tontamente.
En fin, mañana no marca agua y aunque lo haga, hemos decidido ir de todas formas.
Primero teníamos pensado ir al Bonillo, pero, finalmente, será en Pozo Cañada. Una finca de caza menor, de las muchas que gestiona Moisés Navarro en la provincia de Albacete. Buen cazadero y perdiz de las que hay que sudar para echarlas al zurrón.
Mañana les cuento como ha ido la jornada.




lunes, 10 de octubre de 2016

Fins el any que ve, amics!


El próximo sábado día 8 de octubre es el último de la temporada de plato en el campo de tiro de Vallada. Con tal motivo se ha organizado una paella para todos los que habitualmente frecuentan el campo de tiro El Tollo y quieran acudir. No será hasta el próximo mes de febrero, cuando vuelva a abrir sus puertas a todos los aficionados, coincidiendo con el fin de la temporada cinegética, que se prolonga para la caza del tordo.
Pepe, Amadeo y Raúl son los encargados de que cada sábado, llueva- poco probable últimamente-, truene, relampaguee o caiga un sol de justicia, aquello funcione como un reloj.
Atienden el bar, preparan la merienda- Pepe siempre me guarda una punta de pan con un poco de atún- llevan el gasoil para que las máquinas puedan funcionar porque el campo no tiene instalación de luz, cargan las máquinas, colocan los fonos, hacen de árbitros. Todo listo para que cuando lleguemos, no falte de nada.
Solemos ser casi siempre los mismos, pero entre todos nosotros se ha forzado una buena amistad, más allá de lo estrictamente deportivo. La verdad es que hay muy buen ambiente y mucha camaradería, aunque los piques en el tiro son inevitables.
Después de cada serie, la tertulia, bajo la morera que buen cobijo nos proporciona en los calurosos meses de verano es sagrada. De política, de caza o de lo que se tercie. Cada uno de nosotros tiene la solución para arreglar el mundo.
Pepe Pastor, al que desde estas páginas le deseo lo mejor para que se reponga pronto, el gran Rafa Tormo, que sigue viniendo, aunque la rodilla ya le flojea y tiene que caminar con bastón, - ayer precisamente me confesaba que tiene muchas ganas de coger de nuevo la escopeta, y pensaba que para evitar que el retroceso le pudiera hacer perder el equilibrio, ponerle un solo cartucho, eso es afición y lo demás son tonterías; Josep Lluís, Felipe, Morán, Enrique, Pepe Sala, Guerrero, Manolo, Pedro,  Emilio, Milio para los amigos, Antonio San Félix ... Un grupo de amigos, que compartimos una misma afición el tiro y la caza.

En el campo hay mucha rivalidad entre nosotros porque cada uno quiere romper más platos que su compañero de serie y llevarse el jamón o la satisfacción de haber hecho una buena tirada. Si no hubiera rivalidad sería muy aburrido. Sumar un pleno, es decir, romper los 25 platos de la serie es muy complicado porque un cero llega cuando menos te lo esperas.
Menos mal, que a los aficionados todavía nos queda el campo de tiro de Vallada porque poco a poco los han ido cerrando todos. Una veces por falta de gente porque el tiro es un deporte caro y la crisis se ha notado también en las canchas y otras porque algunos no cumplían con las medidas de seguridad, cada vez más severas. El más próximo que permanece abierto es el de Muro de Alcoi. Y, Cheste, en Valencia, que está abierto durante todo el año y dispone de unas instalaciones fantásticas para todo tipo modalidades: skeet, foso olímpico y universal, máquina robot, pichón a caja, hélice, compack, recorridos, ojeo, ...
Hoy todavía puede verse en muchos pueblos de alrededor de la Costera y de la Vall d'Albaida, como es el caso de Ontinyent, Fontanars dels Alforins o La Font de la Figuera, las ruinas de lo que antaño fue un campo de tiro. Las antiguas casetas de tiro de recorridos de caza o los fosos ya inutilizados. Una auténtica pena.


jueves, 29 de septiembre de 2016

Preparando ya las escopetas para salir a cazar


Faltan solo unas pocas semanas para que se abra la veda general. La temporada se presenta algo mejor que la pasada, en términos generales,  lo cual no es mucho decir porque fue mala de solemnidad, pero se requiere cabeza a la hora de salir a cazar y no esquilmar lo poco que hay. Se ha visto algún bando de perdices, pocos la verdad,  pero sí queremos que haya caza el año que viene hay que dejar madre, como se dice en el argot cinegético para que críe. Si no lo hacemos, de nada habrá servido el trabajo que se ha hecho durante todo un año, poniendo y llenando bebederos, haciendo "codollas", colocando comederos, controlando las alimañas o sembrando trochas para la caza.




En Fontanars dels Alforins , la veda se va a abrir algo más tarde que en el resto de sociedades para que la perdiz tenga más defensa en el campo. Será el próximo mes de noviembre, cuando haya caído todo el pámpol de la viña e ir detrás de las patirrojas sea más farragoso. De esta manera, nos divisa antes y llegar hasta ellas es más complicado por muy bien que se haga la mano..
Si hay mucha vegetación, la perdiz se aplasta y es más fácil que nos salga a tiro, aunque la perdiz salvaje sabe guardar siempre bien las distancias. Se ha reducido el cupo a 1 perdiz por cazador y día y sólo se va a poder cazar los primeros cinco domingos. Luego se cerrará para la perdiz y se permitirá la caza del conejo y el tordo en puesto fijo. Así lo ha acordado la junta de la sociedad de cazadores L'Alfori. Una buena medida para no acabar con todos los bandos de perdices porque el año que viene también querremos salir a cazar con nuestros perros.
Medidas que deberían ampliarse el año que viene a otras, como reducir el horario de caza en un par de horas- actualmente se caza desde que sale el sol hasta las 14,00 horas-y, por supuesto, eliminar el tercer tiro y dejarlo en dos cartuchos, como ya se hace en otros muchos cotos sociales y también privados. El tercer tiro hiere mucha caza que se malogra y no se cobra. Aseguraríamos más el tiro y si erramos el disparo, ya tendremos mejor ocasión para abatir la pieza.
Siempre que escribo un artículo relacionado con la caza, referida a mi pueblo, suelo sacar a colación este tema para ver si alguna vez me hacen caso. De momento, no he tenido mucha fortuna, pero mi amigo Juan Carlos Bataller que está en la junta directiva conoce perfectamente mi opinión y la de otros muchos que piensan igual que yo, pero que no se atreven a manifestarlo en público.
Tras unos años muy malos para la perdiz y la liebre, que prácticamente habían desaparecido de nuestros acotados, la población de ambas especies se ha recuperado un poco, aunque insuficiente, gracias a una mejor gestión.
La perdiz tiene muchos enemigos en el campo. Sacar adelante una pollada completa de perdigones es tarea difícil. La agricultura intensiva, la destrucción de hábitats naturales, los productos fitosanitarios, que se echan en los campos y que son en muchos casos puro veneno para la fauna, la proliferación de alimañas, como urracas, zorros, jabalíes, cernícalos , etc, etc. Todo va en contra de la perdiz.
Por eso mismo, que haya caza o no, depende básicamente de los cazadores.

martes, 9 de agosto de 2016

La liebre reaparece en los campos de Fontanars

Hacía tiempo que no se las veía corretear por carreteras, caminos y emparrados y vuelven a alegrarnos la vista. La liebre que hace unos años era muy  abundante por el valle dels Alforins había prácticamente desaparecido de estos lares. Otro día que el director me dé más espacio nos ocuparemos de las razones de este descenso.
La tularemia,  que es una enfermedad causada por una bacteria que se transmite por la picadura de un mosquito o de una garrapata, diezmó mucho su población, sobre todo, en Castilla León. Durante el año 1997 empezaron a aparecer los primeros casos de esta enfermedad, que se transmite a los humanos. Por esta zona no se tiene constancia de liebres muertas por la tularemia, que también afecta al conejo.
La liebres, a pesar de tener un oído y una vista muy desarrollada son algo torponas. Al llegar la noche, los faros de los coches las desorientan y las deslumbran y muchas mueren arrolladas en la carretera. Siempre se ha dicho que si hay liebres muertas en la carretera es señal de que hay libres en el coto.


                                                                               Liebre agazapada en una espaldera

Durante estos días que he estado labrando la viña he tenido la suerte de poder ver varios de estos ejemplares, incluso, lebratos, que son muy precoces y a los pocos días de nacer ya corretean, emulando a sus progenitores.
La liebre es una especie cinegética muy apreciada por los cazadores, también para los amantes de la gastronomía por el buen sabor que da su carne en unos gazpachos o en un arroz. Pero dónde es la auténtica reina es en la caza con galgo. En algunos cotos de España está totalmente prohíbo dispararles con la escopeta y su caza está reservada exclusivamente a la caza con galgo.
Una modalidad de caza muy polémica por la cantidad de galgos que son abandonados y maltratados, incluso colgados o tirados a pozos ,cuando ya no sirven para las carreras o han tenido una lesión irreversible.
La liebre cría bien en la espaldera que, además, le sirve de protección en los lances cinegéticos, ya que se hace difícil el disparo. En campo abierto es una especie fácil de abatir por su gran tamaño, pese a la gran velocidad que pueden llegar a alcanzar. Se calcula que una liebre adulta puede llegar, incluso sobrepasar los 70 km/hora de velocidad.
Dado que este año se ha recuperado bastante la especie, respecto a años anteriores, la Sociedad de Cazadores L'Alforí debería reconsiderar su posición y establecer un cupo de capturas por cazador y día como se hace con la perdiz. Hasta ahora el conejo y la liebre no tienen cupo, de tal manera, que no se establece ningún límite al número de especies abatidas pudiendo ser tantas como el cazador tenga a bien capturar.





viernes, 22 de julio de 2016

De palomas


Falta menos de un mes para que se abra la media veda. La Conselleria de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente  ha publicado recientemente la orden de vedas en la Comunidad Valenciana, con cierto retraso, por cierto. Otras Comunidades lo anunciaron mucho antes. Se podrá cazar la codorniz, la paloma torcaz (bravía y zurita) y la tórtola, los sábados y domingos del 15 de agosto al 13 de septiembre, ambos inclusive. En el caso de la tórtola europea se ha fijado un cupo máximo de 8 ejemplares. por cazador y día. También son piezas cazables, la urraca, el estornino, la grajilla, la corneja y el zorro.
Aunque Fontanars no es una zona donde abunde la paloma y menos aún la tórtola, suelen verse algunas bandadas de torcaces cuando están a punto de cosecharse los girasoles, que, prácticamente, coincide con los últimos días de veda, finales de septiembre, que es cuando la pipa está seca y es un manjar para los torcaces y las tórtolas. Se posan sobre la cabeza del girasol hasta que acaban con ella. Ahora todavía está muy tierna y buscan comida en otros cultivos.
La paloma  es un ave migratoria, que viene durante el invierno del centro y norte de Europa y cruza  el Pirineo, pero se ha hecho cada vez más sedentaria. Es frecuente verlas en parques y jardines de las grandes ciudades, donde no se las molesta.
Los alrededores de Madrid son un auténtico palomar. Está infectado.
En Fontanars nos tenemos que contentar con bastante menos, pero con un poco de suerte puedes pasarlo bien. Yo sin ir más lejos,  el año pasado disfruté como un enano. Me puse en un campo de pipas, a punto de segar,  que estaba pegado al monte y me colgué alguna que otra paloma. No tuve que madrugar mucho como cuando tienes que irte de viaje lejos y eso es una ventaja añadida porque te pilla más descansado y cuando se trata de tirar a la paloma torcaz es fundamental porque aunque estás en un puesto fijo, el calor y las horas que pasas dentro de la barraca te agotan.
Aunque la paloma es imprevisible y hasta el mismo día en que estás en el puesto no sabes con lo que te vas a encontrar. De un día a otro puede cambiar el panorama por completo. Si hay una tormenta la víspera, ya puedes olvidarte. Abandonan, incluso, los nidos y los pollos. Mejor volver otro día.
De ahí, que el factor suerte influya mucho en una buena o mala jornada de caza. Si vas a una cacería programada, donde hay medio centenar de puestos, no todos son iguales  ni los resultados son tampoco los mismos porque los animales tienen su querencia, al margen de que uno pegue más o menos. Si las palomas están cebadas, ya ni les cuento.
Tienes que hacer muchos viajes y hartarte de mucha paciencia para acertar alguno.


jueves, 21 de julio de 2016

Cuidemos la perdiz

La clave para que haya caza en cualquier coto de España es una buena gestión cinegética. Si no es así estamos perdidos.
La nueva junta directiva de la sociedad de cazadores L'Alfori que lleva poco más de un año en el cargo parece tener las ideas claras en este sentido.
Un equipo joven con ganas de trabajar y de hacer las cosas bien. Se han colocado más puntos de agua, fundamentales en esta época del año por el intenso calor que hace, como una charca debajo de los corrales de La Sénia y se han puesto alrededor de ella tablillas de reserva de caza. Mi buen amigo Juan Carlos Bataller que pertenece a la junta me cuenta que ha visto varias polladas de perdiz. Esto que antes era normal, ahora es casi un milagro. Raro era la vez que no salías al campo a pasear y no te cruzabas con un par de bandos. Todos hemos corrido detrás de ellas, sobre todo, cuando éramos más jóvenes.
Tras un año sin abrir la caza de la perdiz, los resultados empiezan a ser visibles. Para la presente temporada cinegética se ha decidido cazar cinco días, con un cupo máximo de una perdiz por cazador. Lo de establecer un cupo está muy bien, siempre que se cumpla, claro, pero, yo, sin embargo, iría un poco más allá y reduciría el horario en un par de horas - actualmente se caza hasta las 14,00 horas-, así como, también eliminaría el tercer tiro y lo dejaría en dos cartuchos, como es obligatorio ya en muchos acotados. Si lo ponemos en práctica no solo conseguiremos herir menos caza sino que también seremos más selectivos a la hora de apretar el gatillo.  Un amigo mío también cazador me proponía, incluso, dejar un solo disparo. Quizá con el tiempo acabemos ahí y las armas sean todas monotiro. Tiempo al tiempo.
La perdiz salvaje había desaparecido prácticamente de nuestros montes y poco a poco va recuperándose, aunque es una labor a largo plazo. No podemos pretender que de la noche a la mañana, la densidad de perdices aumente, si no ponemos medidas para ello.
Mucha culpa de este claro declive de la perdiz lo ha tenido, sin duda, la perdiz de granja, que se ha soltado indiscriminadamente en el campo, sin ningún tipo de control sanitario, pensando que era la mejor manera de repoblar los acotados. Graso error. La perdiz de granja trasmite muchas enfermedades, además, de atraer a zorros, urracas y jabalíes porque son una presa fácil de capturar, con lo cual, estamos atrayendo a toda clase de alimañas a nuestros cotos, con el consiguiente perjuicio para el resto de especies, que también se ven amenazadas.
En los cotos de caza intensivos se suelta la perdiz de granja y quien va a cazar allí, ya sabe a lo que va, pero en cotos que, tradicionalmente, no se ha soltado ninguna perdiz de bote es una absoluta irresponsabilidad. Sin embargo, hay quien prefiere llenar el zurrón fácilmente antes que pelear detrás de las patirrojas para abatir una o ninguna.
La perdiz tiene multitud de enemigos en el campo, no solo la perdiz de granja. Para que una perdiz saque adelante a toda su pollada es casi un milagro. Pocas lo consiguen.
He visto polladas con diez o doce perdigones y al cabo de un par de semanas, incluso, menos no llevar ninguna. Las alimañas acechan día y noche y son auténticos depredadores. Una buena gestión cinegética pasa, necesariamente, por un buen control de las alimañas.
El factor climatológico también les afecta. Si hace mucho calor y no tenemos el coto preparado con charcas o bebederos, terminan por morirse. También el granizo en esta época del año cuando todavía son pequeñas ha aniquilado bandos enteros.
Aunque la perdiz sigue teniendo sitios donde anidar y criar, la transformación que ha sufrido el campo español y concretamente esta zona no le ha favorecido en absoluto. Los campos de viña en vaso, prácticamente, han desaparecido y ahí criaba muy bien la perdiz, al cobijo de las hojas de la vid. Ahora donde antes había viña en vaso se levantan palos de acero y alambres, que, además, de afear el paisaje, no cría la perdiz.

Aunque cada vez hay un control más exhaustivo sobre los productos que se echan en cultivos y frutales para prevenir enfermedades, no deja de ser veneno para muchas especies, entre ellas, la perdiz.

viernes, 15 de julio de 2016

Si nos cargamos el hábitat, acabamos con la caza

Los campos de cereal, principalmente de trigo han sido ya cosechados con el comienzo del verano, también  el resto de cereales de invierno como la avena y la cebada está ya en los graneros y la paja, que sirve de refugio y de criadero a la vez a las codornices, que por esta época del año nos visitan, procedentes del norte de África, ha sido recogida con una premura inusitada. Basta con pasearse por los trigales para comprobarlo.
Antaño, los agricultores no eran tan impacientes como  ahora y la dejaban sin recoger unas cuantas semanas más en el campo, con el consiguiente provecho cinegético para quienes nos gusta la caza de la reina de los trigales. Quizá por eso había también más caza.
Si destrozamos o no mantenemos el hábitat natural, acabaremos con la caza. Es una responsabilidad que nos atañe a los dueños de las fincas, a los agricultores y, por supuesto, a los cazadores.
Fontanars dels Alforins no es una zona donde, precisamente, abunde la codorniz, pero estas prácticas agrícolas, abusivas en muchos casos, como es el laboreo extremo o el uso sin control de productos fitosanitarios y herbicidas está acabando con lo poco que nos queda.
Se cosecha de día y de noche. Sin descanso porque hay que economizar y rentabilizar las explotaciones. Las cuchillas de las máquinas van a ras del suelo para evitar que se pierda el grano y arrasan con nidos, polladas y con todo lo que pillen por delante. He visto fotografías, incluso, con conejos que han quedado atrapados en sus fauces metálicas.

domingo, 10 de julio de 2016

Cierran los campos de tiro sin alternativas para los tiradores


Mi amigo Fernando Batano, que se ha proclamado recientemente campeón autonómico en la modalidad de Foso Universal, me comunicaba estos días que el campo de tiro de Alquería de Aznar ha cerrado sus puertas. Y no, precisamente, por falta de tiradores. Abría al público jueves, viernes y fines de semana y había prevista una tirada próximamente de foso universal que ha sido, obviamente, suspendida.
El cierre obedece a que el campo no cumplía, al parecer, con las medidas de seguridad exigidas. La ley obliga a vallar un perímetro de 200 metros. Tampoco puede haber casas ni caminos cercanos. Y el campo debe de ser debidamente señalizado con tablillas para que nadie entre en el recinto y pueda resultar herido. Si en lugar de los 200 metros reglamentarios el campo tiene 195 te lo cierran, alegando que no cumple con la ley.  Así de severos son para algunas cosas.
Teniendo en cuenta que no se producen accidentes, la mayoría de los accidentes provocados por la caza se registran en las batidas de jabalí y en las monterías, la ley o mejor dicho quienes se encargan de aplicarla podrían ser un poco más flexibles.
La cuestión es que reglamentos al margen a los tiradores nos quedan cada vez menos sitios donde practicar nuestra afición favorita: el tiro al plato. Una modalidad que no causa daño alguno porque no se utilizan animales, como si ocurre en el tiro de pichón o en la codorniz, que tienen los días contados. Aquí se trata de un plato de  resina, que es lanzado por una máquina y que el tirador tiene que romper, para lo cual dispone de dos disparos.
Hace unos años casi todos los pueblos tenían su propio campo de tiro. Ontinyent, Fontanars dels Alforins, Moixent, Alcudia de Crespins, La Font de la Figuera, ... Todos han cerrado.
En muchos de ellos con motivo de las fiestas se celebraban, las tiradas de pichón y codorniz a tubo. También de plato. Normalmente se utilizaba una máquina robot, ya que montar un foso universal  con cinco máquinas conlleva mayor inversión y requiere de más permisos.
El problema con el que nos encontramos muchos tiradores es que ya no hay campos y los pocos que quedan están lejos de donde vivimos, teniendo que recorrer muchos kilómetros hasta encontrar uno. No es mi caso porque por fortuna tengo uno relativamente cerca, en Vallada, concretamente, pero me consta que otros compañeros no tienen la misma fortuna que yo.
Otro problema añadido es que cuando cierran un campo de tiro no dan una alternativa posible. Por ejemplo, la ubicación del campo en otro sitio. De manera, que muchas veces no nos queda otra que colgar la escopeta o cambiar de afición.
La ley parece que esté concebida para perjudicar al tirador. En el campo de tiro de Alicante, también cerrado, que tenía una de las mejores instalaciones de España con varias canchas para el foso olímpico y el pichón a caja, se dio la paradoja que el vecino que denunció al campo se instaló mucho tiempo después de que el campo estuviera abierto. De modo, que cuando compró los terrenos para hacerse la casa sabía de antemano la existencia de un campo de tiro a pocos metros de su recinto.

Así están las cosas.

domingo, 3 de julio de 2016

Huroneando por tierras de Fontanars


Cazar con hurón no es tarea fácil. No basta con echarlo en cualquier boca o madriguera y esperar a que salga el conejo.  Pueden pasar horas, sin conseguir el resultado esperado. A parte de llevar un buen bicho, se requiere cierta experiencia del terreno y del comportamiento del rabudo. Las madrigueras están comunicadas entre sí y tienen multitud de recovecos. Son auténticas obras de ingeniería. Si  pudiéramos colocarle una luz a un hurón para ver el interior de una de estas galerías, comprobaríamos de lo que son capaces. 
El conejo está causando estragos y cuantiosos daños en muchas explotaciones agrícolas. De ahí, que en época de veda se permita su caza con hurón, en muchos casos, durante todo el año. Esto solo ocurre con esta especie invasora.
Por la zona de Fontanars dels Alforins, donde muchos agricultores se han acogido al plan de reestructuración para nuevas plantaciones de viñedo, los rabudos están empezando a hacer de las suyas. Esta semana he sido invitado a cazar a una finca de Fontanars, donde ya se empiezan a apreciar los primeros daños.
Da igual que sea viña o almendro. Arrasan con todo. Son trepadores. Suben a los troncos y a las ramas con la misma habilidad que lo harían los monos. Buscan terrenos blandos y arenosos fáciles de escarbar para hacer sus madrigueras, de donde sólo salen para comer. Permanecen cerca de las bocas, observando todo cuanto acontece a su alrededor y al menor ruido se meten dentro. Sólo es posible su caza con hurón. Al salto o con perro es muy difícil darles captura, ya que permanecen encerrados en el interior de la madriguera.
Se ha intentado soltar este conejo en la sierra para su repoblación, en zonas donde prácticamente había desaparecido como consecuencia de las enfermedades, sobre todo,  de la mixomatosis, pero no se adapta al terreno. Se ha probado también dejarlos en jaulas un tiempo para su aclimatación al terreno, cerca de majanos, pero tampoco proliferan.
El conejo autóctono no tiene nada que ver con este híbrido, inmune a las enfermedades y con una capacidad de reproducción mucho mayor que el conejo común.  Las hembras pueden llevar de 6 a 7 gazapos en su tripa y son fértiles a partir de la quinta semana, cuando el conejo autóctono lo es a partir del quinto mes, aproximadamente.
Fernando, padre e hijo y un servidor, que no es precisamente el espíritu santo, estuvimos este sábado de madrugada tirando a los rabudos. Aunque la mañana comenzó mal, errando los primeros tiros, poco a poco se fue encauzando las cosa y, al final,  llenamos el zurrón.

Fernando Colom Muñoz, que ha sacado los genes de su padre es un enamorado de la caza y también de la caza con hurón. Sabe donde echar el bicho y es difícil que se equivoque.
Algo que desconocemos muchos cazadores cuando vamos a huronear es dónde colocarnos.  Normalmente lo hacemos, cubriendo el máximo de espacio posible. Si cazamos, por ejemplo, en un ribazo, uno se pone arriba y otro abajo para cubrir todas las salidas. En este caso, éramos dos escopetas. Fernando, hijo, se ocupaba de los hurones. Si cuando salimos de caza, detrás de las patirrojas debemos tener muy presente la orientación del viento para que no detecten nuestra presencia, también en la caza con hurón es importante el viento, por eso nunca debemos ponernos delante de la boca para que no les llegue nuestro olor y busquen la salida por otro acceso, fuera del alcance de tiro.
Cuando hay muchos gazapos en la madriguera, el hurón puede pasar mucho tiempo hasta salir. Normalmente cuando lo hace, sale con los mostachos llenos de sangre.
En ocasiones se puede quedar el hurón encerrado en la madriguera. El conejo tapona la salida con su cuerpo. Aquí hay que tener mucha práctica para poder sacarlo sin que se lastime.
El calor es enemigo del hurón. Por eso conviene cazar a primera hora de la mañana y cuando aprieta el calor, coger los bártulos y volver otro día.

Fernando que es un guasón de mucho cuidado, me gastó una broma de las que no se olvidan fácilmente. Ya estábamos en el coche cuando me dijo que había un conejo encamado. Tonto de mí le creí y bajé con la escopeta. Fernando padre, ya me advirtió, de que era muy raro ver un conejo mirando al sol. Aún así desenfundé la escopeta. Lo que había escondido en ese pequeño matorral era la cabeza de un conejo, que previamente había desollado, colocada estratégicamente para que pareciera que estaba encamado. Caí como un cazador primerizo. La caza es, sobre todo, pasar buenos momentos.

jueves, 26 de mayo de 2016

Sí a la caza

El próximo domingo 5 de junio hay convocada una manifestación en Madrid en favor de la caza y de los cazadores. Aunque no podré asistir a la misma por razones personales, me solidarizo absolutamente con el lema y con el colectivo de cazadores de toda España.

Desde la comarca de La Vall d'Albaida saldrán varios autobuses en dirección a Madrid para participar en la manifestación. Se espera una alta asistencia, tanto de cazadores como de gente relacionada con este deporte.
La caza no es solo una actividad necesaria para la propia regulación del ecosistema y de las especies, sino que, además, es una actividad económica, que genera riqueza y muchos puestos de trabajo en muchas regiones españolas como Castilla La Mancha, Extremadura o Andalucía.

La caza en mano o al salto, los ojeos o las monterías, si hablamos de caza mayor, mueven cientos de millones de euros en España. Según datos de  Fedenca (Federación para el Estudio y Defensa de la Naturaleza y la Caza), la actividad cinegética generó en 2012 riqueza por valor de 3.635 millones de euros.
Pero al margen de los datos económicos que mueve la caza y que son muy cuantiosos, hay que resaltar, aunque pocas veces se habla de ello,  la gran función social que realizan los cazadores. Por ejemplo, controlando las poblaciones de jabalíes y conejos, que tanto daño hacen en la agricultura. Se calcula que desde el año 2001  se han abatido más de 56 millones de conejos y casi dos millones de jabalíes.

El afán prohibicionista de grupos ecologistas para acabar con la caza es un auténtico disparate que no se sostiene por ningún lado.
España cuenta con más de un millón de cazadores. La caza es una actividad deportiva legal y regulada. Y confíenos que siga siéndolo por muchos años más. Mal que les pese a algunos.


jueves, 31 de marzo de 2016

De hurones con mi amigo Álvaro Torres

Esta mañana he estado cazando al conejo con hurón en el coto de Casas Juntas en el término municipal de Villena con mi buen amigo Álvaro Torres, que afición y ganas no le faltan, aunque lo suyo es la caza nocturna del jabalí con perros y a cuchillo, lo que se conoce en el argot cinegético como hacer la ronda y también la caza menor con perro.

Aunque la población de conejos ha diezmado considerablemente en este acotado, tras años de verdadera plaga, los lagomorfos todavía siguen causando cuantiosos daños en la agricultura, de ahí que esté permitido su caza con hurón durante todo el año mediante permisos especiales que concede la Conselleria para paliar los daños en los cultivos.


Álvaro ha traído una pareja de hurones. Una hembra joven a la que le costaba mucho salir de la madriguera, quizá porque era primeriza y le falta experiencia.
Los campos de cereal no levantan un palmo del suelo debido a la sequía, pero pueden apreciarse rodales comidos por los conejos.
Pepe Torres , presidente del coto y amigo mío desde hace muchos años, nos ha indicado el cazadero y hemos estado cazando en unos ribazos, pegados a una plantación de almendros.
En el primer puesto no hemos tenido demasiada suerte. A penas han salido un par de conejos que no han dado opción a tirarles, quizá porque andaba un poco lento a primera hora de la mañana. Álvaro que conoce bien la zona ha optado por cambiar de lugar y hemos acertado.
Hemos ido a la orilla del campo de almendros, junto a un terraplén, donde todavía quedan vestigios de una antigua vía de tren, creo que de la antigua estación de tren de La Encina que hacía el trayecto La Font de la Figuera -Valencia.
Desde lo alto del terraplén la visión era perfecta. Salían a campo abierto. Álvaro ha colgado la escopeta y me ha dejado tirar a mí a los rabudos. Todo un gesto de generosidad por su parte.
Aunque el terreno está muy huroneado y los conejos saben latín, poco a poco han ido saliendo de sus madrigueras, gracias al buen trabajo del hurón que traído mi amigo Álvaro, que de simpático tenía bien poco porque al ir a cogerlo ha intentando morderle varias veces.
Si no  te acompaña un buen hurón no hay forma de darles captura porque no salen de sus madrigueras, salvo para comer. Permanecen al lado de las bocas y al menor ruido se introducen otra vez dentro. Aprovechan los terrenos arenosos y blandos para hacer allí sus madrigueras. Son rápidos y escurridizos.
En varias ocasiones me he tirado la escopeta a la cara y no me ha dado tiempo de apretar el gatillo.
Las bocas están muy cercas las unas de las otras otras, pasando el conejo con mucha rapidez de un lugar a otro. Hay que estar muy rápido de reflejos para poderles disparar. No les gusta salir a campo abierto porque son pieza fácil.

lunes, 14 de marzo de 2016

Cazando en La Zafra con hurón


Prefiero mil veces  la caza del conejo con perro, pero si se tercia cazarlo con hurón allá que voy. Este pasado domingo tuve ocasión de pasar una jornada cinegética en La Zafra, una pequeña pedanía perteneciente a Villena, con un grupo de cazadores de Fontanars, Biar,Ciudad Real y Bañeres.


La mañana era gélida con un par de grados bajo cero. Los campos estaban cubiertos de escarcha y hielo. Las heladas en esta época del año son habituales.


Nada más llegar al cazadero,  Juan Carlos Bataller divisó a lo lejos a un grupo de muflones que estaba pasturando tranquilamente en un campo de almendros abandonado. Pudimos contar media docena entre machos y hembras. De un tiempo a esta parte ha proliferado mucha esta especie en estos valles. También el arruí ha colonizado este territorio, que antes estaba reservado sólo al jabalí.


Nos dividimos en dos grupos. Juan Carlos, Jaime y yo nos fuimos a unos campos de olivos, mientras la otra cuadrilla: José Luis, padre e hijo y Juan, cazó los ribazos pegados a la viña.

La Zafra, al igual que ocurre con otras poblaciones de La Vall d'Albaida es una zona muy castigada por los conejos. La Conselleria concede unos permisos especiales para poder cazarlos durante toda la temporada.
Como todos sabemos, el conejo se reproduce con mucha facilidad. Una hembra puede tener varias gestaciones y paren una media de 10-12 conejos, pudiendo llegar a tener  hasta siete camadas por año. Se calcula que una hembra puede llegar a parir 100 conejos.

El conejo provoca cuantiosos daños en la agricultura. Hay parcelas de vid totalmente devastadas por estos lagomorfos. Son trepadores y suben a los troncos de los árboles, secando las ramas y los frutos.

El terreno es arenoso y blando,  la orografía la hace muy proclive para que los conejos escarben madrigueras con mucha facilidad, enormes túneles perfectamente conectados entre sí. Son auténticos ingenieros. Una misma madriguera puede tener un sinfín de galerías subterráneas.

La caza del conejo con hurón requiere de mucha paciencia y, sobre todo, ir provisto de unos buenos bichos. Si abundan los gazapos, el hurón puede permanecer dentro de la madriguera durante horas. Les gusta chuparles la sangre y no saldrá hasta que acabe con toda la camada.

Es importante permanecer callado y oculto. Al menor ruido, el conejo buscará otra salida. Por precaución no se debe disparar nunca en la boca de la madriguera porque puede estar el hurón cerca.

Conviene llevar en la escopeta chokes abiertos, ya que la mayoría de los tiros los vamos a hacer a corta distancia. La munición ideal para este tipo de caza es plomo del 9, 32 gramos. Hay quien utiliza cartuchos dispersantes, que amplían considerablemente el radio de muerte, pero yo personalmente no los recomiendo porque son peligrosos, sobre todo, si cazas al conejo con perro. Muchos accidentes se producen por emplear este tipo de munición.

El disparo debe ser rápido porque el conejo suele dar pocas opciones, pasando en ocasiones de una madriguera a otra sin que apenas te dé tiempo de encarar la escopeta. Si la zona está muy huroneada, como es el caso, suelen ser bastante esquivos y desconfiados.

Esta clase de conejo, que no tiene nada que ver con el autóctono, le gusta poco salir de la madriguera. Sólo lo hace para comer. El resto del día permanece dentro o cerca de la boca. Su caza sólo es posible con hurón.

Al final de la mañana, ya con el sol fuera recogimos una veintena de animales.


lunes, 8 de febrero de 2016

Fin de temporada

Llegó el momento de colgar la escopeta, al menos, la de caza. En breve tocará desempolvar la de tiro.
Este pasado miércoles dimos por concluida la temporada de caza. La verdad es que ha pasado muy rápido.
Ahora es momento de dejar que las perdices se emparejen para que saquen buenas polladas en verano y nos hagan disfrutar una nueva temporada más.
Nosotros decidimos dar la última cacería en el coto La Patirroja en El Bonillo. Hemos repetido varias veces en este acotado porque nos gusta la perdiz y la gestión que allí se hace por parte de Kiko, el dueño de la finca.  A diferencia de otros cotos de caza intensiva, la perdiz lleva tiempo soltada en el campo y se adapta muy bien al terreno, dando mucho juego a cazadores y perros.
Esta vez convencí a mi amigo Julián que llevaba tiempo sin pegar un tiro a las patirrojas para que nos acompañara. Disfrutamos de un buen día, no sólo por la bravura de las perdices sino porque las jornadas en buena compañía son más placenteras y divertidas.
Llegamos puntuales al Restaurante Los Rosales en Almansa.  Mi amigo Sala ya tiene controlado cuando encienden la  plancha y pasadas las 8,30  llegaba puntual como siempre. Tras los correspondientes bocadillos de ternera y longaniza, salimos rumbo a El Bonillo.
Allí nos esperaba como de costumbre Césareo. Los pases ya estaban preparados cuando llegamos. Faltaba que Julián completara el suyo.
Pasadas las 10 nos echamos al monte. Césareo  nos iba indicando cómo coger la mano para dar con las patirrojas, que no nos lo ponían nada fácil, guardando las distancias.
Julián que no llevaba perro iba por el medio, Sala a su izquierda y yo por arriba, cerrando la mano, Césareo.
Pepe Sala le puso esta vez el collar a Laika para que no se alejara y la perra le cazo a la mano. La vez pasada se le olvidó ponérselo y le molestó más que otra cosa, sacándole las perdices fuera de tiro y estropeándole varios lances.
Al poco de salir, erré la primera perdiz de la mañana, que se volvió hacia atrás y me la tragué. Creo que el tiro lo hice bajo y trasero.
Poco a poco fui entrando en tiro y perdiz que salía se venía al zurrón. Duba me sacó varias emboscadas en las zarzas, que si no las aprieta el perro, aunque pases por delante de ellas ni se inmutan.
Pero lo que empezó bien, abatí seis perdices consecutivas tiro a tiro, acabó mal porque cuando ya me creía poco más que John Wayne erré tres perdices, una tras otra. A una de ellas solo le pude disparar un tiro porque me percaté de que Julián estaba dentro de un barranco. Y fue gracias a que llevaba una ropa, gorra incluida fosforescente, que debería empezar a ser obligatoria cuando salgamos a cazar, como ya ocurre en algunos países y de esta forma nos evitaríamos muchos accidentes de caza. De momento, estas prendas sólo son obligatorias para los ojeadores, al igual que las gafas. También en las batidas de jabalí ,que es donde más accidentes de caza se producen. Es importante ir bien protegido para evitar males mayores. Julián es consciente de ello y, además, de la ropa fosforescente llevaba también las gafas, que en un momento determinado te pueden salvar de un perdigón perdido, de los muchos, que cuando disparamos no somos conscientes de dónde pueden terminar.
De hecho, durante una cacería donde participaba, uno de sus compañeros de cuadrilla tuvo que ser atendido de urgencia y, afortunadamente, no perdió el ojo, cuando un perdigón de no se sabe quién, se le incrustó en el ojo. Y el que suscribe estas líneas,  no lo perdió  de milagro, precisamente, cuando un compañero del grupo disparó imprudentemente a una liebre, sin percatarse de que yo estaba al lado y un perdigón rebotado de unas piedras se incrustó cerca del párpado. Por suerte, aquello acabó en un susto y hoy puedo contarlo.
Sobre las 13,30 dábamos por terminada la jornada, con unas buenas perchas. Sala, 6 perdices; Julián, cinco y 1 conejo y el que suscribe, media docena de perdices.
De camino a Almansa, llamamos por teléfono para que nos reservaran una mesa en el Restaurante Valencia. Allí pudimos degustar un excelente plato de alubias, que traen expresamente de Asturias, también el entrecot y el solomillo, regado con un buen Ribera del Duero (La Planta 2012).
Un buen broche para una temporada que acaba y otra que empieza: el tiro al plato.