La clave para
que haya caza en cualquier coto de España es una buena gestión cinegética. Si
no es así estamos perdidos.
La nueva junta
directiva de la sociedad de cazadores L'Alfori que lleva poco más de un año en
el cargo parece tener las ideas claras en este sentido.
Un equipo joven
con ganas de trabajar y de hacer las cosas bien. Se han colocado más puntos de
agua, fundamentales en esta época del año por el intenso calor que hace, como
una charca debajo de los corrales de La Sénia y se han puesto alrededor de ella
tablillas de reserva de caza. Mi buen amigo Juan Carlos Bataller que
pertenece a la junta me cuenta que
ha visto varias polladas de perdiz. Esto que antes era normal, ahora es casi un
milagro. Raro era la vez que no salías al campo a pasear y no te cruzabas con
un par de bandos. Todos hemos corrido detrás de ellas, sobre todo, cuando
éramos más jóvenes.
Tras un año sin
abrir la caza de la perdiz, los resultados empiezan a ser visibles. Para la
presente temporada cinegética se ha decidido cazar cinco días, con un cupo
máximo de una perdiz por cazador. Lo de establecer un cupo está muy bien,
siempre que se cumpla, claro, pero, yo, sin embargo, iría un poco más allá y
reduciría el horario en un par de horas - actualmente se caza hasta las 14,00
horas-, así como, también eliminaría el tercer tiro y lo dejaría en dos
cartuchos, como es obligatorio ya en muchos acotados. Si lo ponemos en práctica
no solo conseguiremos herir menos caza sino que también seremos más selectivos
a la hora de apretar el gatillo. Un
amigo mío también cazador me proponía, incluso, dejar un solo disparo. Quizá
con el tiempo acabemos ahí y las armas sean todas monotiro. Tiempo al tiempo.
La perdiz
salvaje había desaparecido prácticamente de nuestros montes y poco a poco va
recuperándose, aunque es una labor a largo plazo. No podemos pretender que de
la noche a la mañana, la densidad de perdices aumente, si no ponemos medidas
para ello.
Mucha culpa de
este claro declive de la perdiz lo ha tenido, sin duda, la perdiz de granja,
que se ha soltado indiscriminadamente en el campo, sin ningún tipo de control
sanitario, pensando que era la mejor manera de repoblar los acotados. Graso
error. La perdiz de granja trasmite muchas enfermedades, además, de atraer a
zorros, urracas y jabalíes porque son una presa fácil de capturar, con lo cual,
estamos atrayendo a toda clase de alimañas a nuestros cotos, con el
consiguiente perjuicio para el resto de especies, que también se ven amenazadas.
En los cotos de
caza intensivos se suelta la perdiz de granja y quien va a cazar allí, ya sabe
a lo que va, pero en cotos que, tradicionalmente, no se ha soltado ninguna
perdiz de bote es una absoluta irresponsabilidad. Sin embargo, hay quien
prefiere llenar el zurrón fácilmente antes que pelear detrás de las patirrojas
para abatir una o ninguna.
La perdiz tiene
multitud de enemigos en el campo, no solo la perdiz de granja. Para que una
perdiz saque adelante a toda su pollada es casi un milagro. Pocas lo consiguen.
He visto
polladas con diez o doce perdigones y al cabo de un par de semanas, incluso,
menos no llevar ninguna. Las alimañas acechan día y noche y son auténticos
depredadores. Una buena gestión cinegética pasa, necesariamente, por un buen
control de las alimañas.
El factor
climatológico también les afecta. Si hace mucho calor y no tenemos el coto
preparado con charcas o bebederos, terminan por morirse. También el granizo en
esta época del año cuando todavía son pequeñas ha aniquilado bandos enteros.
Aunque la perdiz
sigue teniendo sitios donde anidar y criar, la transformación que ha sufrido el
campo español y concretamente esta zona no le ha favorecido en absoluto. Los
campos de viña en vaso, prácticamente, han desaparecido y ahí criaba muy bien
la perdiz, al cobijo de las hojas de la vid. Ahora donde antes había viña en
vaso se levantan palos de acero y alambres, que, además, de afear el paisaje,
no cría la perdiz.
Aunque cada vez
hay un control más exhaustivo sobre los productos que se echan en cultivos y
frutales para prevenir enfermedades, no deja de ser veneno para muchas
especies, entre ellas, la perdiz.
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