domingo, 23 de agosto de 2015

Buena jornada de caza a la paloma torcaz en Fontanars

Quienes tuvieron ocasión de salir el primer día -en la Comunidad Valenciana se abrió el domingo 16-, disfrutaron de lo lindo tirando a torcaces y tórtolas. Hubo quien superó la media docena de pájaros.
La pipa ya está  buena y es un manjar para estas aves. El año pasado por la condiciones meteorológicas adversas y la ausencia de lluvias no se sembró y este año se ha visto más paloma al haber más comida en los campos.
La ausencia de tormentas los días previos a la abierta de la veda también ha favorecido la proliferación de estas aves.
A la paloma no le gustan las tormentas. Al menor atisbo de borrasca abandonan, incluso, los nidos con los pollos. La paloma quiere tranquilidad y pinares, donde echarse a sestear.
Esta vez no he cazado en el coto de Fontanars. Lo he hecho en un coto privado, que también se encuentra en Fontanars, al que me ha invitado una de sus propietarias, que tiene cedida la finca al acotado. Al margen de un pequeño incidente el sábado por la tarde con una persona, que de muy malas maneras  se acercó a nosotros para preguntarnos, quién nos había dado permiso para estar cazando,  el resto fue inolvidable.

Por la mañana me acompañó Juan Carlos Bataller que iba sin escopeta y su sobrino José Luis que tiene más afición que yo. Me recuerda mucho a mí cuando era pequeño y la noche antes, no pegaba ni ojo.
Tanto su tío Juan Carlos como su padre José Luis son grandes cazadores, además, de muy buenos amigos.
El día antes Juan Carlos estuvo echando un vistazo al cazadero para ver la querencia de los animales, aunque cuando hablamos de torcaces es una lotería porque nunca sabes lo que va a ocurrir. Son imprevisibles. Así que lo mejor es verlo in situ.
Me puse en una punta del campo de girasoles y en el otro extremo, José Luis. En pocos minutos se hizo la barraca.
Nada como una barraca natural hecha de carrasca. Las que compramos en las armerías son muy cómodas porque es llegar y abrirlas, y no tienes que andar con el serrucho; salvo que haga aire, que deseas no haberla comprado nunca. Pero como el torcaz es un animal bastante desconfiado y suspicaz, mejor si hacemos una barraca con cuatro ramas.
La única prohibición que nos impuso la propietaria de la finca era no tirar a las palomas. Obvia decir que la cumplimos a rajatabla.
Coloqué los cimbeles sobre las corolas de los girasoles para ver si se echaban a comer, pero nada. No estaban cebados a la comida. Venían, seguramente, de un embalse próximo.
Entraban a gran altura.  Como si estuvieran tiroteados. Cuando esto ocurre, lo mejor es no disparar y dejarlos cumplir porque muchas veces, lo que hace el torcaz es observar antes de echarse a comer. Son muy desconfiados, además, de tener una vista privilegiada. Al menor movimiento te descubren por muy bien que vayas camuflado. Sólo la luz del sol que da sobre el cañón o el reflejo de unas gafas de sol es suficiente para delatarnos. Pueden aguantar parados en los hilos de la luz o en las ramas de los árboles mucho tiempo antes de tirarse a la comida.
 Hay quien no tiene paciencia y se precipita en los disparos, echando a perder la tirada. Yo les llamo escopeteros. Si tienes la mala suerte de tener a uno de ellos al lado, ya puedes plegar los trastos e irte a casa. No era el caso. Jose Luis sabe comportarse en el puesto y sabe perfectamente cuándo debe tirar y cuando no. Mejor que muchos adultos.
Los hay que tiran con chockes muy cerrados y plomo del 5 o del 6, de 36 gramos. Yo prefiero tirar cartucho más flojo, sobre todo, ahora que estamos en el mes de agosto y hace mucho calor. Si es cuestión de tirar tiros, aguantas mucho mejor con un cartucho de menos gramaje. 32 es ideal para todo tipo de caza. He visto moratones en mejillas y brazos con hematomas, precisamente, por tirar cartuchos con mucha carga de perdigones. Si, además, como es mi caso, llevas una paralela, es más aconsejable utilizar un cartucho suave.
Disparar fuera del radio de muerte sólo sirve para, aparte de estropear la tirada, y poner de malhumor al compañero de puesto; malherir al animal y no darle captura. Un animal con un par de plomos en el cuerpo muere a las pocas horas y no es aprovechable, salvo para las alimañas.
Dormí poco la noche anterior, así que anduve bastante lento y fallón. Cuando los torcaces van a una altura considerable, hay que adelantar más el tiro y si estás flojo de reflejos por el cansancio haces los tiros traseros, que es lo que me paso a mí. También aunque hayamos dormido lo suficiente nos quedamos detrás en los tiros. Lo raro es irse por delante. La caza la fallamos normalmente porque no adelantamos lo suficiente el tiro.
Por la mañana sólo pude bajar dos y tiré por lo menos a siete u ocho. Un promedio bastante bajo, la verdad.
A la hora del taco, fundamental en cualquier jornada de caza, Juan Carlos tuvo la amabilidad de compartir conmigo su almuerzo.
La tarde me fue bastante mejor. Pude dar un par de cabezaditas y descansar un rato. Las tardes suelen ser en general bastante más provechosas. Aunque la paloma come a primera hora de la mañana. Descolgué cinco y una tórtola. Repetí el domingo y me eché al zurrón otros dos. Esta vez no erré ninguno.




domingo, 2 de agosto de 2015

Plat!


Cuando oigo esta palabra a modo de onomatopeya que algunos pronuncian para pedir un plato se me ponen los pelos de punta. Todos los sábados que puedo bajo a Vallada a tirar al plato. Junto a la caza es una de mis aficiones preferidas. Ayer mismo estuve y tiré tres series, estando a punto de hacer pleno en una de ellas, errando el último plato. Me anoté una tarjeta de 69 platos de 75.

 Las instalaciones del campo de tiro El Tollo equipadas con cinco máquinas de foso universal , con fono pull son buenas y el ambiente es inmejorable. También dispone de canchas para la codorniz.

La visibilidad de los platos es buena, a pesar de que se tira plato negro y no naranja, aún así la salida del plato se ve bastante bien, sólo en días nublados cuesta buscarlos.

El campo subsiste gracias a la labor altruista y desinteresada  de personas como Amadeo, Rubén o Pepe, que, además, de buenos amigos son aficionados a la caza y al tiro y mantienen el campo abierto, aunque caigan chuzos de punta.

La temporada de tiro empieza en el mes de febrero cuando se cierra el tordo y concluye la primera semana de octubre, coincidiendo con la apertura de la veda.
Hace unos años casi todos los pueblos de los alrededores contaban con su propio campo de tiro y celebraban tiradas con motivo de las fiestas, tanto de plato como de codorniz y pichón. La Font de la Figuera, Moixent, Alcudia de Crespins, Ontinyent, Fontanars …. Hoy sobreviven muy pocos. Muchos  de ellos han cerrado porque no cumplían con las medidas de seguridad pertinentes y ponerse al día suponía grandes desembolsos de dinero. La ley obliga a cerrar mediante una valla el perímetro de tiro 200 metros y a señalizarlo debidamente con tablillas y trapos rojos. Además, no puede haber caminos ni casas en los alrededores. Nada que ponga en peligro la seguridad de las personas. Lo cual está muy bien. Sin embargo, a veces son un poco tiquismiquis y te lo cierran, por sólo unos metros, como ocurrió con el Gorrión Club de Alicante, que contaba con unas instalaciones inmejorables de Foso Olímpico.
El último en echar el cierre ha sido el campo de Ribarroja del Turia. El alcalde ha decretado su cierre, tras comprobarse que carecía de la correspondiente licencia, que llevaba años sin renovarse.
 Encontrar hoy un campo de tiro abierto es muy complicado por las razones que explicaba anteriormente. Por eso Vallada es como un oasis en el desierto. Un lugar para disfrute de tiradores, pero, sobre todo, de amigos con una misma afición: el tiro al plato.


También la crisis ha pasado factura. El tiro es un deporte caro y en momentos de crisis, uno prescinde de lo superfluo. La escopeta es lo más barato, pero, si luego, sumas: cartuchos, licencias, permisos, gasolina, etc, etc. es costoso.

La edad no es ningún impedimento para ver, por ejemplo, a Rafa Tormo o a Antonio San Félix,        octogenarios ambos, acercarse a Vallada para tirar un par de series y cuya forma física es envidiable.

En el caso de San Félix, sigue yendo a las tiradas de pichón a caja. Recientemente estuvo en Sevilla participando en el campeonato de España.

Y hablando de competiciones, quiero aprovechar estas páginas para recordar a todos los aficionados, que el próximo sábado día 8 por la tarde se ve a celebrar una tirada al plato en el campo de tiro el Tollo de Vallada El precio de la inscripción es de 20 euros.

Para el viernes 28 también por la tarde hay programada una tirada mixta de pichón a tubo y codorniz, cuya inscripción es de 30 euros.