domingo, 25 de agosto de 2019

De torcaces en Torre Mahiques

De los nervios que tenía no pegué ni ojo en toda la noche. Antes de que sonara el despertador ya estaba con los ojos como platos. La tarde anterior lo había dejado todo preparado, así que solo era subirme al coche y coger la botella de agua fresca. Syrah también se quería venir conmigo. Sabía que me iba a cazar.
A las 4 de la madrugada ya estaba en Los Rosales esperando a Genarito, que tampoco se retrasó ni un minuto. Media hora antes de lo previsto llegábamos a Chinchilla al restaurante El Volante, que era el sitio de reunión para posteriormente ir a la finca. Al rato de estar allí fue llegando gente, todo cazadores. La mayoría íbamos al mismo coto.
La hora de vernos en la finca para hacer el sorteo y repartir las cuadrillas era a las 5,45.

De camino tuve que frenar varias veces para no llevarme por delante varios conejos.  Una liebre joven que no quería separarse de nosotros nos acompañó un buen rato delante del coche, cegada por las luces. Tuve que parar un par de veces para no atropellarla. Genaro bajó del coche para tratar de cogerla, pero corría que se las pelaba. Al final se hizo a un lado y pasamos.
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En el sorteo, que no se hizo en presencia de todos los cazadores, sino que conforme iban llegando iban cogiendo número, nos tocó el puesto número 7. No sabíamos si era bueno o malo. Yo había estado un par de veces en la finca, pero a la perdiz y al pato. Llegamos al puesto todavía de noche. Hubo que subir un risco con piedras sueltas, ideal para dejarte un tobillo por el camino. Cargados como íbamos de petates y cartuchos, llegamos extenuados a la cima.
Una vez arriba, tratamos de encontrar el puesto, que no lo vimos por ningún sitio. Llamamos por el móvil a Jordi que era uno de los organizadores de la tirada para que nos indicara el puesto exacto. Lo primero era saber por dónde entraban los animales porque no sabíamos la querencia.
Genaro encontró rápido el sitio donde ponerse. Tiene la misma intuición que su padre para la caza. Puso los cimbeles en las ramas secas de los árboles y en el suelo y cubrió la barranca con una tela de camuflaje de pino a pino para pasar lo más desapercibido posible. Yo anduve toda la mañana sin saber dónde ponerme. Erramos el primer pájaro de la mañana de los morros, primero le tiró Genaro y luego yo, que no acerté a encontrar el segundo gatillo. Me pasó varias veces a lo largo del día. Unas por cansancio y otras porque llevo toda la temporada tirando con otra escopeta de un solo gatillo y se me hace difícil acostumbrarme a principios de temporada.
Vimos un grupo de ciervos jóvenes que guardó las distancias.  mientras no nos quitaban los ojos de encima.
Cuando llevaba más de tres horas deambulando de arriba a abajo, sin encontrar un sitio cómodo donde ponerme, me fui con Genaro, que ya llevaba una veintena en el zurrón. Hizo unos tiros espectaculares, bajando unos pájaros muy altos.
Delante de nosotros, pero en la parte de abajo, un cazador probaba suerte disparando a las nubes. Genaro tiraba a las rebotadas. De no haber estado esta persona delante de nosotros, cortando la entrada,  Genaro hubiera bajado media docena más de pájaros.
A las 12 de la mañana hubo un parón, así que nos bajamos hacia la casa. A esa hora no se mueve ni un bicho en el monte.
Nos llevaron a comer al pueblo, bueno lo de comer es un decir porque yo no probé bocado. El sablazo por persona fue de 20 euros.
Por la tarde se hizo otro sorteo. En un principio nos dijeron que cazaríamos en otra parte de la finca. No fue así. Seguramente lo quieren reservar para otro día. Genaro volvió a sacar número. Esta vez fue el 21.  Justo en el lado opuesto donde habíamos estado por la mañana.
De camino vimos muchos torcaces comiendo en un sembrado, cerca de un campo de girasol. Eso nos animó mucho, pensando que la tarde se daría mejor.
La subida al puesto no se me olvidará en la vida y la factura cuando lleve el coche a pulirlo después de los arañazos  que sufrió tampoco. Un camino absolutamente intransitable, pedregoso, ideal para dejarte el cárter y los dientes.
En otras cacerías en las que he participado, con caminos mucho mejores que este, a los cazadores se les lleva al puesto y luego se les recoge. Además, el sorteo no se hace hasta que no estén todos los cazadores presentes. Tampoco se doblan los puestos porque una tirada que puede ser buena para 35 escopetas no lo es para 70, teniendo en cuenta que muchos cazadores se mueven de sus puestos molestando a otros. Y es lo que pasó.
Aburrido como estaba busqué una sombra debajo de un pino y allí me quedé. Al menos para no pasar calor. No entraba nada, solo una tórtola turca que andaba despistada e iba a posarse en los cables de la luz. Donde habíamos estado por la mañana se oyeron repicar muchos tiros. Yo apenas disparé. Genarito aún bajó otros cinco. A las 7 de la tarde decidimos recoger los trastos y regresar a casa. Cansados como estábamos lo mejor era llegar con la luz del día.

domingo, 18 de agosto de 2019

Poca paloma en Fontanars


La media veda se abrió en la Comunidad Valenciana el día 11 de agosto. Este año se ha adelantado un par de días. Siempre se ha abierto el día 15. Castilla La Mancha lo hará el próximo día 22.

Por lo que me cuentan amigos míos cazadores porque yo no he salido, las perchas han sido más bien escasas, con muy pocas palomas abatidas y muy pocos tiros. La situación de escasez de palomas es generalizada en toda la comarca. Y eso que aquí la gente tiene mucha paciencia y aguanta horas en la barraca mañana y tarde hasta que se hace de noche.
Yo que soy muy inquieto no aguanto ni diez minutos.
Antes de que se abriera la media veda se veía alguna paloma, pero como ocurre muchas veces con esta migratoria cuando llega el día de ponerse en el puesto, desaparecen. A lo que más temen las palomas es a las tormentas.
En mi pueblo  hay que madrugar mucho para coger un buen puesto. Hay quien se va la noche antes para que nadie se le adelante. Así de locos estamos los cazadores.
El año pasado iba a ir con mi amigo Paco Úbeda a un campo de yeros que lo habían tomado las palomas torcaces. Cuando le pregunté a qué hora quería que nos viéramos,  me dijo que a las 4 de la madrugada. Estás loco, le dije.
La caza de la paloma torcaz levanta muchas pasiones, pero en mi caso, no tanto como para dormir la noche antes a la luz de la luna por muy romántico que pudiera parecer.
En los cotos sociales hay mucha gente que sale el primer día de caza y si no te apresuras te quedas sin puesto. Conozco casos de amigos que llevan semanas cebando a las palomas y con la barraca hecha y cuando han llegado el puesto estaba ocupado por otra persona.
Luego está el típico listo que se te pone delante y te corta la entrada.
También es importante que el compañero de puesto no se precipite en tirarles. Hay quien dispara a las nubes y estropea la tirada. A la paloma hay que dejarla cumplir. Siempre se ha dicho que la distancia óptima de tiro es cuando le ves el collarín a la paloma. Hay quien no tiene esto muy claro y vacía el cargador cuando están hablando con San Pedro. No consiguen bajar ninguna y además estropean una buena tirada.
Hay que disparar sobre la pieza que crees que vas a abatir para no dejar animales heridos en el campo. Si están fuera de tiro es mejor dejarlo para otra ocasión. Esta es una de las normas del buen cazador.
La paloma torcaz tiene muy buena vista, al menor movimiento que hagamos nos divisa y no entra, así que es conveniente estar lo mejor escondido posible y digo lo mejor escondido porque hay gente que se hace la barraca tan camuflada, que luego cuando entra la paloma no la ven. A ellos tampoco, pero se trata de estar cómodo dentro de la barraca y ver al pájaro cuando se acerca para ser más efectivos en el disparo y que no nos pille de sopetón.
Antes se utilizaba munición muy pesada de 34 y 36 gramos. Yo hace tiempo que utilizo séptima o sexta, pero de 32 gramos. No pega tanto y en el mes de agosto y con un día de mucho calor se agradece porque si no puedes acabar con el hombro amoratado y el pómulo enrojecido.









domingo, 11 de agosto de 2019

David Sanjuán gana la tirada de Foso Universal de Vallada


El tirador de Onil David Sanjuán se impuso en la tirada de foso universal celebrada el pasado sábado día 10 en el campo de tiro El Tollo de Vallada.

Sanjuán que terminó la serie firmando un pleno se impuso en la muerte súbita al tirador de Ibi Fernando Bernabéu, que también terminó sumando un pleno. Al volver a empatar en la serie de desempate con 24 platos cada uno se procedió a la muerte súbita, donde se impuso el tirador de Onil en un apretado barrage.


Momento del desempate entre los tiradores David Sanjuán y Fernando Bernabéu (Foto: PSG)

El protagonista de la jornada fue el calor.El termómetro no bajó de 37 grados. Bajo un sol de justicia, el bar no daba abasto sirviendo botellines de agua, la prueba reunió a casi medio centenar de tiradores, cerrándose la inscripción con siete escuadras.
El tercer puesto fue, por orden de inscripción, para el tirador Raúl Martín, que terminó la serie con 24 platos. Con los mismos platos rotos que Martín también acabaron los tiradores Cristian Moncho Enrique Aleix y José Cots.

De izda a dcha: Cristian Moncgo, Enrique Aleix, Fernando Bernabeú, David Sanjuan y Raúl Martín.
En Junior, la victoria fue para el jovencísimo Joel Pastor, que con tan solo 13 años ya muestra mucha afición por el tiro al plato, acompañando a su padre todos los sábados por la tarde en los entrenamientos.
En la categoría de veteranos el triunfo fue para Emilio Carbonell.