miércoles, 11 de diciembre de 2013

Otra buena jornada de caza


 

Nueva jornada de caza en el coto El Viso, en Pozo Cañada. El día no podía haber sido más propicio para la caza. El día amaneció nublado y con rachas de viento. Ideal para la perdiz.

Al incondicional Pepe Sala se sumaron en esta ocasión Pepe Tortosa y Filiberto.

Tampoco en esta ocasión me acompañó Sénia, que preferí dejarla en casa para que se recupere pronto de su lesión de cadera.

En su lugar, Moisés me dejó de nuevo a su perrita "Kattie", una preciosa braca de dos años que lo hace francamente bien y tiene muy buenos vientos. Es incansable, obediente, no necesita collar, bate muy bien el terreno, mantiene muy bien la muestra, para muy bien, pero le cuesta entrar a la leña.

Hay perros que no tienen miedo a entrar y otros, sin embargo, se lo piensan dos veces. Por lo demás, perfecta. De las seis perdices que abatí, cinco se las maté de muestra. Sólo doble una y erré otra.

La perrita entrega muy bien y no aprieta la caza. Para mí, eso es fundamental porque un perro con la boca muy fuerte destroza la caza y luego no se aprovecha y hay que tirarla.

Pepe Sala sufrió un pequeño accidente que, afortunadamente, quedó en un susto al perder el equilibrio y caer al suelo. Se hizo una pequeña raspadura en la frente, pero continuó cazando.

La densidad de perdices en la finca no es muy alta, así que para dar con ellas hay que patear bien el terreno. La perdiz soltada es muy querenciosa y suele repetir siempre los mismos hábitos.

Por lo que respecta al conejo, se ve mucho rastro de conejo, hay mucha fallega reciente (excrementos) y madrigueras, pero no vimos ninguno. Sólo al guarda que nos acompañaba, Miguel Ángel, le arrancó uno de los píes. Parece que estos animales sepan quién lleva escopeta y quién no.  Seguramente están encerrados en sus madrigueras. El terreno es propicio para el conejo con mucho romero y espartera, que les sirve de refugio, pero la neumonía hemorrágico vírica como en muchas otras partes de Castilla La Mancha ha causado estragos, llegando literalmente a desaparecer en algunas zonas en las que antes eran una verdadera plaga.

Como colofón a este día de caza y como no podía ser de otra forma, parada obligatoria es el Restaurante Valencia, en Almansa, donde nos esperaban unas suculentas alubias con perdiz.

 

lunes, 9 de diciembre de 2013

El lobby de los cazadores


 

En el programa de ayer domingo de "Salvados" que dirige y presenta el periodista Jordi Évole se abordó el tema de los lobbies.

En un momento determinado del programa, el periodista pregunta a la ex Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, de qué colectivo había recibido más presiones siendo ella ministra.

La contestación, que sorprendió al propio Évole, pensando que iba a citar a los constructores por su famosa ley de costas fue cuando Narbona citó al colectivo de cazadores como el lobby que mayor presiones había ejercido sobre su ministerio por la ley que abolía el uso del plomo en los humedales.

La ex ministra socialista añadió que durante las cacerías se hacen muchas amistades y es un buen lugar para entablar amistad y hacer negocios,  si no que se lo pregunten a los Agag, Bárcenas, Blesas o Zaplanas, si el compadreo cinegético funciona y da pingües beneficios, además de emociones fuertes. Narbona eludió responder cuando se le preguntó por el Rey.

Desde hace unos años está prohibida la utilización del plomo en los humedales por el daño que hacía al ecosistema y sobre todo, a las aves, algunas de las cuales morían envenenadas al ingerir plancton infectado en lo que se conoció como plumbismo.

Se trabajó con varios sustitutos al plomo y con varias aleaciones como el  hierro, el tungsteno  o el bismuto, pero finalmente se optó por el acero.

El problema y eso no lo cita la ex ministra es el riesgo que entrañaba, en este caso, para los cazadores sustituir el cartucho de plomo por el de acero. No sólo por el coste que supone una caja de cartuchos sino porque las escopetas no estaban preparadas ni lo están hoy para utilizar esta munición, que entraña más peligros para el cazador por los rebotes que puede llegara a producir el acero, por ejemplo, con su contacto con el agua y por el riesgo de que el arma pudiera llegar a reventarse.

Con el perdigón de acero hay mas fricción en el ánima, mayor presión y, por tanto, el esfuerzo que hace el cañón es mayor.

Si disparamos con escopetas con recamaras cerradas o chockes cerrados de una o dos estrellas el plomo tiende a deformarse y no causa ningún daño al cañón del arma, pero cuando hablamos de cartuchos de acero la cosa cambia sustancialmente. Y si las escopetas son antiguas, el problema se acrecienta mayormente pudiéndose deformar los cañones o peor aún reventar.

Además, se da la paradoja de que el cartucho de acero es más lento debido a la menor densidad de acero, y en consecuencia, tiene menos penetración, con lo cual deja más piezas heridas.

Afortunadamente, las modificaciones que se han hecho en el proceso de fabricación de armas para perdigón de acero han mejorado notablemente su comportamiento con cañones más fuertes y cierres más robustos. Lo que se traduce en mayor seguridad para todos.

 

sábado, 7 de diciembre de 2013

No hi ha caçera


 

Mis amigos cazadores de Fontanars que son muchos se quejan de que no hay caza. Razón no les falta. Pero qué esperaban, si llevamos años diciendo que la perdiz prácticamente se ha extinguido del valle de Fontanars?.

A pesar de ello, la veda sigue abierta y aún no se ha cerrado, como si han hecho otras sociedades de cazadores ante los malos resultados cinegéticos de la presente temporada.

Son muchos los factores  que han propiciado que la perdiz salvaje haya desaparecido de nuestros campos. Desde las espalderas que pueblan nuestras viñas hasta los productos fitosanitarios que tiramos a nuestros campos  sin ningún control pasando por la proliferación de alimañas o la suelta indiscriminada de perdices de granja transmisoras de muchas enfermedades, por citar sólo algunos motivos aunque podríamos extendernos mucho más.

Lo cierto, es que la perdiz tiene muchos enemigos en el campo que hacen muy difícil su supervivencia, si no la cuidamos un poco.

Entre esos enemigos naturales no deberíamos estar los cazadores.

Y cuando hablo de cuidar, me refiero a realizar una buena gestión cinegética, que debe hacerse, obviamente, desde la propia sociedad de cazadores.

Aquí salimos al monte pensando que será la madre naturaleza quien lo arregle todo y no es así. Ojalá fuera tan sencillo.

No hace mucho tiempo se publicó un estudio que advertía del peligro de extinción de varias aves, entre ellas la perdiz. El informe también citaba a la codorniz y a la tórtola común como especies seriamente amenazadas.

El trabajo para que haya caza lo tenemos que hacer los propios cazadores y no las asociaciones ecologistas, que sólo piensan en abolir la caza como si esa fuera la solución al problema.

Los ecologistas de lo único que se han ocupado y preocupado en los últimos años es en linchar, metafóricamente hablando, a los cazadores. De estigmatizar y demonizar a los cazadores y de responsabilizar a todo el colectivo de los males de la sociedad.

No me cansaré de repetir por activa y por pasiva que si hay caza es por la labor que desarrollan los cazadores y las sociedades de cazadores, pero no por los ecologistas, más preocupados en imponer medidas prohibicionistas que en otra cosa.

Como soy muy pesado con este tema alguno de ustedes pensara que lo que no quiero es que  se cace en Fontanars. No pretendo en absoluto eso. Lo que quiero hacerles ver desde mi modesto punto de vista es que a veces es preferible cerrar la veda antes de que agotar los plazos innecesariamente porque las pocas perdices que puedan abatirse ahora es menos caza en un futuro. Y yo como cazador y me imagino que como muchos de ustedes lo que quiero es salir al campo abatir alguna patirroja y no aburrirme como una ostra sin más distracción que la de portar la escopeta al hombro.

 

 

 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Un buen día de caza


 

Hacía mucho tiempo que le había prometido a mi amigo Miguel que le invitaba a cazar. Tras haberlo aplazado en varias ocasiones, el jueves pasado fue el día elegido.

La mañana amaneció fría y lluviosa. Marcaba nieve a muy pocos metros de altitud. Quedamos en vernos en La Font de La Figuera. Llegó con algo de retraso debido a la lluvia.

Pepe Sala nos esperaba en el lugar de costumbre. Almorzamos en Los Rosales. Sala ya había hecho una llamada al cuartel de la guardia civil para ver el estado de las carreteras y para saber si llovía donde íbamos a ir a cazar. Allí, al menos, no marcaba agua.

Tras un suculento almuerzo nos subimos a los coches en dirección a Albacete. En esta ocasión íbamos a cazar a un coto llamado El Viso, que también gestiona Moisés Navarro.

El coto de cerca de mil hectáreas es una auténtica delicia para cazar. Muy cómodo de andar. Abundan los chaparros, los romeros y las esparteras. Un cazadero de lujo en el que si hay que ponerle un pero, diré que allí uno se encuentra con perdices que llevan más y menos tiempo en el terreno, pero eso es por otra parte es normal en un coto de caza intensiva, donde se va reforzando la perdiz conforme pasan los días y se van abatiendo patirrojas. Por lo demás perfecto.

Como yo este viaje iba sin perro, Moisés me prestó una braca de dos años de nombre Kattie que lo hizo francamente bien, tanto a la perdiz como al conejo. La verdad es que quedé enamorada de ella. Pero todavía confío en que Sénia mejore y vuelva a acompañarme.

Cuando me eché los cartuchos al chaleco me di cuenta de que uno de ellos estaba oxidado. No le di más importancia aunque luego más tarde lamentaría haberlo echado al chaleco.

Nada más entrar al monte, Kattie se queda estática de muestra. Arranca una perdiz hacia atrás a la que derribo de segundo tiro y le rompo el codillo. La perdiz cae de ala y los perros finalmente no se pudieron hacer con ella. Hay mucho agujero y esta perdiz cuando cae herida se refugia inmediatamente dentro del agujero. También les gustan las piedras y allí donde pueden se esconden sin que los perros puedan hacer nada para cobrarlas.

A Miguel le acompañan dos esplendidas perras, Hanna y Debbie, dos magníficas podencas andaluzas, una mediana y una chica, que hicieron varias carreras a los conejos y las delicias de los que las vimos trabajar.

El día fue inmejorable para la caza. La perdiz, además, voló bastante bien.  Se vio algo de conejo, que está recuperándose después de la mortandad que ha sufrido en esta zona debido a la neumonía hemorrágico vírica que ha diezmado mucho la población de conejos en Castilla La Mancha. La liebre abunda poco aunque hay una zona en la finca donde puedes probar fortuna.

Yo disfruté tirando a varias perdices de muestra que Kattie magistralmente me ponía a tiro. No erré ninguna de las 11 perdices a las que disparé, pero si me ocurrió en el último lance de la mañana y cuando me disponía a disparar a una patirroja que el cartucho me hizo falta. La razón no era otra que puse sin darme cuenta el cartucho oxidado en la recámara y el pistón estaba más hundido de lo normal y el percutor falló, con lo cual no se produjo la detonación ni claro está el disparo.

El día como la compañía no pudo ser mejor. Sala se colgó cinco perdices y Miguel, seis y un conejo. Y para que el día fuera ya redondo paramos a comer en el Restaurante Valencia de Almansa donde nos esperaban unas alubias y unos gazpachos manchegos, inmejorables. Aderezado con un buen vino de Rioja. Como le dije a Miguel: esto es lo que me ha recomendado el médico que haga con frecuencia: Cazar, comer bien y estar en buena compañía.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Otra jornada de caza por tierras manchegas


 

Nueva jornada de caza en Corral Rubio con mi amigo y compañero de fatigas Pepe Sala. Hemos estado cazando en el coto La Almagra que regenta Moisés Navarro.  Moisés a parte de dedicarse a la gestión cinegética  se dedica al adiestramiento de perros de caza, básicamente, bracos y pointers, pero también se atreve con otras razas de perros y los resultados son igualmente buenos.

 Yo es la segunda vez que cazo en este coto y he de reconocer que esta vez me ha gustado más que la primera. Es cierto que el primer día que visité la finca hacía mucho calor y hoy la temperatura había bajado algo, aunque sigue haciendo una temperatura muy primaveral para el tiempo en el que estamos.

La persona que nos ha acompañado en esta ocasión, José Almendros, que se conoce aquello como la palma de su mano y que de caza sabe un rato nos ha ayudado a pasar una buena jornada cinegética, pese a ir en esta ocasión con un perro solo, en esta caso, perra. Una braca de nombre Laika, que me ha ayudado a encontrar una perdiz, que a pesar del reguero de sangre que desprendía el animal, dábamos por perdida.

                 
                                                    El autor con otros miembros de la cuadrilla en la jornada de ayer.

En la caza en general, pero sobre todo en los cotos de caza intensiva en particular, donde la perdiz ha sido soltada, conviene ir con perro porque a esta perdiz le gusta más apeonar que volar y sólo un buen perro es capaz de dar con ellas. Si encima hace calor, la perdiz se aplasta y ya puedes pasar por encima de ella que ni caso.

En esta ocasión, no me ha acompañado Sénia. He preferido dejarla en casa hasta que se recupere de su dolencia de cadera. Y eso ,que esta mañana antes de salir de casa, ya sabía adónde me iba. Y es que a los perros no se les engaña tan fácilmente.

Nada más bajar de los coches y cuando nos dirigíamos al monte hemos visto el coche del forestal. Yo no llevaba en ese momento la documentación encima, así que hemos vuelto a los coches a por ella. Nos hemos acercado a él que nos estaba esperando en lo alto de un cerro y nos ha pedido la documentación a ambos.

Con los papeles en regla salimos de nuevo al monte. José nos indica qué mancha de la finca vamos a cazar.

Las perdices han volado muy bien y han dado mucho juego, con lances espectaculares en algunos casos, como el doblete que se ha marcado Sala al rato de haber salido.

Yo, la verdad, que he andado muy certero. He errado una perdiz, la mejor del lote y he abatido otras nueve, emparejando otras dos con Sala. De la caja que me he echado al chaleco me han sobrado cartuchos.

Hay días que por lo que sea la escopeta te entra como un guante y otros que fallas más que una escopeta de feria. Y lo mismo pasa con el tiro al plato. Hay veces que con sólo encararte la escopeta ya sabes que lo vas a romper y vas a hacer una buena serie y otras, sin embargo, que no hay forma de que te entre la escopeta y todo es ponértela y no encontrarle acomodo.

Tras cerca de cuatro horas de cacería Sala ha llegado exhausto al coche. Yo les reconozco que también he llegado algo cansado. Quien no se ha cansado es José, que acaba de presentarse a las pruebas de guardia jurado y es más que probable, que pronto lo veamos en un coto con la placa y el fusil como antaño, persiguiendo a los furtivos.

 

 

 

domingo, 10 de noviembre de 2013

Extremar las precauciones en la caza


 

Tras las últimas muertes que se han producido en los últimos días por batidas de jabalíes la Federación Valenciana de Caza quiere que el uso de chalecos y gorras reflectantes sea obligatorio.

Al cabo del año se producen muchas muertes por accidentes de caza. La más peligrosa y donde más accidentes tienen lugar son en las batidas de jabalíes.

Sólo el fin de semana pasado se registraron cuatro muertes y la más reciente ha sido este fin de semana, donde un hombre de 35 años, vecino de Betxi,  ha perdido la vida.

Por tanto, cualquier medida encaminada a reducir el número de accidentes me parece no sólo necesaria sino acertada también.

Algunas sociedades de cazadores ya se han puesto en contacto con la Federación Valenciana de Caza para que les suministre gorras y chalecos reflectantes para repartir entre los socios cazadores.

Hasta ahora no era obligatorio el uso de estas prendas. Sólo lo era para los ojeadores que participan en un ojeo y que deben ir provistos con prendas debidamente señalizadas, normalmente con un chaleco verde o naranja reflectante, también con gafas para evitar que un perdigón perdido les pueda ocasionar un daño irreparable en la visión y los encargados de las rehalas.

A partir de ahora será también obligatorio para todos los cazadores, entiendo que tanto para los de caza menor como mayor, aunque se desconoce por el momento cuando se va a poner en práctica la medida.

En las batidas de jabalíes aunque está prohibido por los organizadores es muy frecuente que el cazador abandone su puesto y busque otro más cómodo o donde tenga más campo de visión para abatir la res.

Moverse del sitio que te ha tocado en el sorteo es muy peligroso. El compañero de al lado debe saber en todo momento donde se encuentra el cazador que tiene más próximo.

Otro tema importante a considerar es no disparar hasta no ver la pieza con claridad.

Y, por último, quisiera reseñar otra cuestión que me parece igualmente importante o más si cabe que la anterior. A las batidas va gente habituada a disparar con rifle y otra que a lo mejor lo ha tenido durante años en el escopetero y lo saca para la batida que se va a celebrar en el pueblo.

No es lo mismo tener una escopeta entre las manos, cuyo radio de acción puede ser 50 ó 60 metros que un rifle, cuya bala puede alcanzar, según el calibre, varios cientos de metros.

                                                
Y una última consideración es el alcohol. No sé en otras batidas, pero es muy común antes de que se celebre el sorteo quedar en el bar del pueblo y entre carajillos, herberos, aguardientes y chopitos la gente sale escocida.

Cualquier precaución es poca cuando tenemos un arma entre nuestras manos.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Inicio nefasto de la temporada de caza en Fontanars dels Alforins


 

El comienzo de la temporada de caza en Fontanars  no podía haber sido peor. Nada extraño por otro lado visto lo q había antes de iniciarse la temporada.

A pesar de que se ha abierto más tarde en los bancales el resultado ha sido pésimo. Si malo fue en el monte cuando se abrió el 12 de octubre, en barbechos y bancales ni les cuento.

Muy pocos han tenido ocasión de tirar a las perdices en el primer día de caza. Conejo apenas hay. Se han muerto. La liebre hace tiempo que ya no se ve por los bancales cuando años atrás era raro el día que no salías a cazar y no te colgabas un par de ellas en el zurrón o en el chaleco.

Los más viejos del lugar y cazadores veteranos no recuerdan un inicio de temporada tan malo como el presente.

Yo como ya les anticipé en un artículo anterior no salí a cazar. Mañana es el segundo día y tampoco lo haré. Creo que cuando no hay caza lo mejor es no salir. Acabar con lo poco que hay es una equivocación. Comprendo que la gente este deseosa de salir y más con la afición que tienen algunos y que llevan un año casi esperando a que se abra la temporada. Con perros a sus espaladas que alimentar.



La solución tampoco es soltar perdices de granja para saciar el apetito cinegético. Esto en todo caso empeoraría la situación.

Algunos piensan que digo esto porque de vez en cuando puedo permitirme salir de caza en otras zonas y no es así.

Me resulta más cómodo, barato y menos peligroso salir en Fontanars que coger el coche y subir a la Mancha a matar un par de perdices.

Es complicado cambiar de mentalidad a los que piensan así. Qué le vamos a hacer.

No quiero ser agorero, pero o se toman soluciones o el año que viene habrá menos caza. Hace tiempo que lo vengo diciendo y mis palabras parece que caigan en saco roto y los hechos parecen darme la razón, aunque también les digo que me gustaría estar equivocado.

Para que haya caza es necesario una buena gestión cinegética y aquí no la hay. Conozco cotos que estaban literalmente arrasados y tras unos años de paciencia y buena gestión, el coto se ha recuperado y donde antes sólo había piedras comienzan a verse los primeros bandos de perdices.

El tordo que a falta de perdices podía animar algún día en el campo tampoco ha entrado. Hace falta que haga más frío, pues hemos tenido un tiempo casi veraniego y ya estamos como aquel que dice casi en navidad.

Si los primeros días han sido malos, poco se puede esperar de lo que queda. Lo mejor en estos casos es cerrar.

domingo, 27 de octubre de 2013

De ojeo con los Venera en Ossa de Montiel


 

A última hora del viernes me llamó Fran para decirme que finalmente se iba a hacer el ojeo en su finca. Estaban pendientes de las predicciones meteorológicas que marcaban agua para el fin de semana en Castilla La Mancha.

El viaje como suele ser habitual en esta época del año con niebla hasta pasar Barrax.

A las 9 de la mañana quedamos en vernos en la casa de campo que los Venera han habilitado para la organización de cacerías. Un chalet a todo lujo en el que no falta de nada.

Los Venera saben como nadie como tratar a sus invitados. Fran es el encargado de que llegue a buen fin el ojeo y que todas las posturas se diviertan por igual, aunque esto cuando hablamos de caza es harto difícil.
 
 Isaac, por su parte, lleva la parte comercial. Su hermana Pepi es la encargada de que salgamos al campo con los estómagos llenos. Y créanme que lo cumple a rajatabla y, por cierto,  muy bien.

Este día se dieron dos ojeos. Un cara y cruz en Peñadorada y los otros dos en la Finca La Carolina.

No es la primera vez que hablo de Peñadorada en estas páginas porque como saben ustedes soy un enamorado de esta finca de caza. Es de lo mejor que he conocido tras muchos años de dar patadas por los campos de Castilla La Mancha.

El cara y cruz se dio, obviamente, en el barranco que es el lugar donde más juego dan las perdices, pero algo ocurrió porque no entraron las perdices esperadas.

Por la mañana vieron seteros en la finca. La Ley de Montes prohíbe coger setas en las fincas de caza. Sobre este tema se ha debatido mucho, sobre si se puede entrar o no a una finca a coger setas, pero la ley dice claramente que son propiedad del dueño de la finca. Hay que indicarlo con carteles que está prohibido coger setas y así esta puesto en los caminos que acceden a la finca. Además, es un peligro en un día de caza estar cazando y ver a una persona detrás de una mata cogiendo setas de cardo. Lo más fácil que puede ocurrir es que se lleve un tiro. No sería la primera vez que esto ocurre. Muchos de los accidentes de caza se producen precisamente por este tipo de imprudencias.

El barranco es el lugar ideal para hacer un ojeo. Los puestos están situados abajo y las perdices cogen gran altura. Además, el río que pasa pegado al barranco le da un atractivo muy especial al lugar. Y si importante es que haya perdices tan importante es el entorno en el que nos encontremos.

Me contaba un amigo mío también cazador que este año fue a una tirada de torcaz en los alrededores de Madrid. El sitio que le tocó estaba cerca de una naves industriales y de unos chalés. Me dijo que no volvería más a ese lugar.

Como secretario me acompaña Ángel, que a falta de perro para cobrar lleva una libreta donde va anotando con una cruz  y sobre un dibujo que muestra la figura de un cazador, el lugar donde van cayendo las perdices para que luego la recogida sea mucho más fácil y no se quede ninguna pieza muerta o malherida en el monte.

Yo erré alguna que otra perdiz en los dos  primeros puestos y me colgué una docena de perdices, con apenas una caja de cartuchos.

No se vieron tordos. Cuando entraron los ojeadores al monte a penas se movieron pájaros y eso que la finca reúne unas condiciones excelentes para el tordo. Si pillas la entrada ese día es fácil que te quedes sin cartuchos y con el hombro dolorido.

A mediodía  y como mandan los cánones cinegéticos se dio el taco en la casa. Hay que decir, que éramos muchos los que ansiábamos que llegaran las tortillas de patata que hace la madre de los Venera, Pepa y que son de las mejores que he probado en mi vida. Si es que te gustan poco hechas como es mi caso, claro. Si te gustan cuajaditas como que no.

Con ganas de apretar de nuevo el gatillo faltaban por darse los dos últimos ojeos del día.

Con ganas de que empezaran nos subimos a los coches.

El tercero, al menos, en mi caso fue un auténtico desastre. Sólo pude tirar a una perdiz, que erré y que por la velocidad a la que entró parecía de monte y me tuve que contentar con oír al resto de compañeros más alejados de mi postura disparar a las patirrojas. Hubo como es el caso de Ximo que lo acompañaba su novia Núria colgarse trece perdices. Aunque en su caso lo mejor estaba por llegar.

Las perdices se volvieron hacia atrás y sólo los puestos colocados en el centro de la vaguada pudieron disparar a las patirrojas.

Los animales tienen sus querencias y eso no lo cambia ni los mejores ojeadores del mundo. Si, además, el aire no te es propicio poco puedes hacer porque a las perdices no les gusta volar contra aire o con el aire en contra sino con el aire a favor, ya que el esfuerzo que tienen que hacer es menor.

Cogemos los coches y nos vamos al que sería el último ojeo del día. También en la finca La Carolina.

A mí me toca semipunta y a mi lado Ximo.

Se empieza a oír a lo lejos los voceríos de los ojeadores y comienzan a entrar las primeras barras de perdices.  Para los que tiran con repetidora no hay problema, pero los que andamos pertrechados con paralelas lo tenemos más complicado porque es pegar los dos tiros y empezar a pasarte perdices por la cabeza sin que te dé tiempo de cargar.

Sin duda, fue el mejor puesto de los cuatro. Yo anduve fallón y podía haberme colgado cuatro o cinco perdices más. El que estuvo muy certero con triplete incluido fue mi compañero de puesto Ximo que bajó 22 perdices, algunas muy largas, mientras que  yo me tuve que contentar con la mitad.

No está tampoco nada mal. Ojalá todos los días nos pudiéramos colgar 22 perdices. No creen?.

 

 

sábado, 12 de octubre de 2013

Se abrió la veda


Como este año he decidido no cazar en Fontanars porque no hay caza, la misma decisión tomé el año pasado y me temo que si no ponen remedio haré lo mismo el año siguiente, hablé con Fran esta semana para ir a Ossa de Montiel.
 El viaje hasta Ossa de Montiel ha sido bastante incómodo por la densa niebla que ha habido durante todo el trayecto.  No se ha levantado hasta después de Munera. O sea, casi todo el camino.

Había quedado en verme con Fran en el Hotel La Paz. Allí se hospedaban otros dos cazadores con los que hoy iba a compartir jornada cinegética. Juan Mari y Koldo, padre e hijo, vienen desde el País Vasco, concretamente desde el bello municipio de Deba, para tirar a las patirrojas. Muchos kilómetros los que han recorrido para llegar hasta aquí. Eso es afición y lo demás son tonterías.

A las 9,30 ya estábamos en el monte. El termómetro marca 8 grados. Nos acompaña Amador. Fran tenía otra cuadrilla que atender y no pudo venir con nosotros.

El cazadero en esta ocasión: La finca La Carolina. Hay perdiz soltada, pero también de monte. En el último ojeo que se hizo en esta finca el pasado sábado se abatieron más de un centenar de perdices salvajes.

Amador que conoce la finca coge el linde. Pegado a él, Koldo. A continuación Juan Mari y yo por bajo.

Al poco de salir arranca un bando de perdices que se encontraba en un rastrojo. Por la distancia a la que salieron, yo diría que eran salvajes. No dieron ninguna opción. Trato de indicarle a Juan Mari hacia dónde se han tirado las perdices, pero no me oye. Seguimos la mano.

 
 os perros que llevan Koldo y Juan Mari, un bretón y un drahthaar, molestaban más que otra cosa, a ellos más que a nadie porque andan muy largos y espantan la caza. Los perros tienen que cazar a la mano.

A la hora y medio de estar en el monte llamo a Fran para decirle que me voy a casa. Fran me propone ir a Peñadorada. No lo pienso dos veces.

De camino al coche veo un conejo pegado a la boca de un majano. Pruebo fortuna y no yerro el tiro.

A los pocos minutos de abatir el rabudo, arranca de la orilla de un rastrojo una perdiz. Disparo y la abato.  En pocos minutos había conseguido lo que no había hecho en hora y media

Pasaban de las once cuando llegué a Peñadorada.

Al poco de entrar me encuentro con un bando de perdices. Fran me dejó ir a Peñadorada con la condición de cazar sólo en la nava.

Las observo, pero no bajo del coche. Conté de 14 a 16. Un bando muy hermoso.

Me dirijo  hacia la nava con la intención de poder tirar a algún pato, aunque la hora no era la más propicia porque a esa hora lo normal es que estén fuera de la laguna comiendo. Lo ideal es cazarlos cuando se hace de día o a poca noche cuando entran a dormir.

Conforme me voy acercando hacia el centro de la laguna salen en estampida medio centenar de ánades, que es todo lo que vi. Aunque es muy probable que hubiera alguno más dentro de la laguna, porque hay mucho junco y muchas cañas y los patos se encuentran muy guarecidos y pertrechados lejos de las alimañas, sobre todo, águilas que abundan en el marjal.

Como no había opción de poder tirar a los patos, decidí irme al conejo y es lo que hice.

Como tampoco había mucho tiempo porque ya era mediodía había que ir sobre seguro. El coto tiene varias zonas muy buenas para el conejo. Hay rodales mejores y peores, incluso donde abundan los conejos.

Empecé por cazar lo más próximo a la nava, sin tocar nada de monte, tal como le había prometido a Fran.

Del linde con la finca Navalcaballo arranca una perdiz que consigo abatir de un certero disparo. Era una perdiz del terreno. Un macho precioso con dos espolones.

Llevaba un par de conejos en el morral cuando decido irme a probar suerte a otra parte del coto. En concreto, a una loma que siempre me ha gustado especialmente y donde las perdices cuando cazamos en mano suelen dejarse caer.

Y acerté de pleno. Había errado tres conejos seguidos, dos de ellos de muestra a Sénia y ahora tenía la última oportunidad para quitarme esa espinita.

En poco más de diez minutos que es lo que estuve cazando en la loma abatí seis conejos.

Después de darle la vuelta varias veces, de dentro de un romero se levanta una perdiz que consigo derribar y que hago una bola de plumas, pero cuando ya tenía la escopeta abierta arranca otra, que estrepitosamente fallo. Podía haber hecho un doblete, pero me tuve que contentar con la primera perdiz. Erré el tiro por bajo. Pude ver el taco por debajo de las patas. Normalmente con esta escopeta me voy por bajo. Es probable que esté algo curvada.

Sénia estuvo como siempre magistral en el cobro, y en la muestra a los conejos, pero me temo que no me va a acompañar muchas más veces. Cojea bastante por los problemas de cadera que arrastra. Mientras escribo estas líneas la tengo a mi lado tumbada y le cuesta levantarse.

El balance para ser el primer día no podía haber sido mejor: 3 perdices y nueve conejos con 26 disparos. Y perdices de las de verdad!. Nada de bote.

 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Ya hemos empezado la temporada cinegética



La apertura de los cotos de caza intensiva en Castilla La Mancha se ha adelantado este año al día 1 de octubre mientras que la veda se abrirá el día 8 en el resto de cotos de la comunidad manchega.

Como no podíamos esperarnos hasta ese día porque somos unos impacientes y más en cuestiones cinegéticas, mis amigos Pepe Sala y Pepe Tortosa decidimos comenzar la temporada en el coto La Almagra que se ha quedado este año Moisés Navarro, ampliando a cinco el número de cotos que gestiona junto con Isidro Lillo.

El coto está emplazado en Corralrubio en la provincia de Albacete y cuenta con casi dos mil hectáreas de terreno entre monte bajo y cereal.  La finca cuenta con una laguna estupenda para la tirada de patos.

La orografía del terreno es ideal para la práctica cinegética. Esparteras, chaparros y carrascas pueblan los montes de esta magnífica finca albaceteña.

Cacerías Fontalbres gestiona., además, otras fincas en la provincia de Albacete y Ciudad Real como El Bachiller, Casas de Juan Núñez, Albadalejo o El Rincón del Moro. Todas ellas con una buena densidad de perdices, conejos y liebres.

Moisés, además, se dedica al adiestramiento de perros para caza. Básicamente pointer, pero también otras razas.

Pasaban de las diez de la mañana cuando nos echamos al monte.

Nos acompañan los guardas de la finca Ángel y Miguel Ángel, que conocen bien el terreno y las querencias de las perdices.


A pesar de que ya ha comenzado el otoño, el calor era sofocante. La perdiz con tanto calor se aplasta y si no la sacan los perros puedes pasar por delante de ellas que ni se inmutan y más esta clase de perdiz criada en cautividad. Las patirrojas buscan las sombras y las orillas de los campos.

Los perros en su primer día de cacería terminaron agotados y menos mal ,que pudieron beber en alguna de las charcas con las que cuenta la finca porque sino en un golpe de calor se te puede morir uno.

Me desvelé de madrugada por los nervios de la cacería y eso me pasó factura porque anduve fallón y lento. Erré tres perdices de los pies y me colgué otras tres.

Sénia como siempre estuvo fantástica, a pesar de la lesión de cadera que padece y cobró, además, otras dos perdices, una de ellas de ala a dos compañeros de la cuadrilla.

Sala que empezó la mañana muy desmotivado terminó colgándose siete perdices. La gesta la hizo casi cuando ya nos íbamos hacia los coches. Lo que no consiguió en cerca de cuatro horas  lo hizo en poco más de treinta minutos. Y es la caza como el fútbol, es así. Tortosa, por su parte, se colgó otras tres.

Hace aproximadamente dos semanas que Moisés soltó en la finca cerca de mil perdices.  De esta manera la perdiz se va aclimatando al terreno. Vimos pocas perdices, la verdad, pero yo prefiero que escaseen y sean de calidad, que salir a cazarlas y tener la impresión de que estás dentro de una granja. El día tampoco fue propicio para ver caza, teniendo en cuenta el calor que hizo durante toda la mañana.

Lo mejor del día fue sin duda la atención  que nos dispensó Moisés. Hemos quedado en volver dentro de dos semanas, pero en esta ocasión será a otra de las fincas que Moisés e Isidro gestionan en Chinchilla. Allí iremos y se lo contaremos en estas páginas.

 

 
 

 

domingo, 15 de septiembre de 2013

Soy cazador: no pasa nada por decirlo

 
 
Estos días hemos conocido por la prensa que el ex presidente del Gobierno Felipe González se ha comprado en Extremadura una finca de caza. De Felipe González sabíamos de su afición por los bonsáis y por los cohíbas cubanos, pero de su afición por la caza, nada. Al menos, nada de su pasión cinegética había trascendido a la opinión pública.
Felipe González no es el único caso de políticos que pasan por la caza de puntillas. En la clase política son muchos los políticos que comparten esta afición. Sin embargo, lo callan por temor al qué dirán o por la mala prensa que pudiera ocasionarles en su carrera política.
Junto al propio Felipe González otros nombres ilustres del mundo judicial como el ex juez Baltasar Garzón o el ex ministro de Justicia Mariano Fernández Bermejo o el propio coordinador general de IU, Cayo Lara también practican la caza, aunque prefieren omitirlo si pueden. Como si ser cazador fuera un delito y hubiera que pedir disculpas por ello.
No tienes ningún problema si te gusta fútbol, el baloncesto o el motociclismo, pero si se trata de caza, mejor no decir nada, no sea que te estigmaticen y eso te cueste un puñado de votos o  lo que es peor: tu carrera política. Si, además, eres de izquierdas la cosa pinta peor. Caza y ecología parece que vayan separadas cuando en realidad van de la mano. Se lo dice una persona que ama el campo y los animales, pero que también es cazador y no le duelen prendas reconocerlo.
La caza no tiene ideologías. Ni es de derechas ni de izquierdas. Es una afición, un deporte, una pasión, que compartimos muchos, independiente de la ideología que tenga cada cual.
Si es cierto, sin embargo, que durante mucho tiempo, la caza la practicaba la aristocracia. Era propia de Reyes. Pero eso ha pasado a la historia. Hoy es un deporte al alcance de todos. Por 200 euros que es lo que cuesta sacarse un talón de caza en mi pueblo puedes cazar toda la temporada. Qué es eso comparado con los seis euros que te crujen por tomarte un gin-tonic o  los 100 euros por una entrada a un partido de fútbol, ya no les digo si la compran en la reventa. Tema a parte son los ojeos o la caza mayor. Esto ya no está al alcance de todos los bolsillos.

Señores políticos no teman decir si son cazadores o amantes de la bicicleta. Este es un país libre! O no?.
 
 
 
 
 

 
 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Otro día aciago en el torcaz




Pensaba como dice el refrán que a la tercera va la vencida, pero no fue así. Lo mejor de este vieja fue, sin duda, reencontrarme con mi buen amigo Ramón Ferrero, a quien le debo mi pasión por la caza.

Ramón, algo ya más repuesto de un ictus que sufrió hace un par de años, acudió acompañado de su hijo Genaro, que no lo deja ni a sol ni a sombra y menos cuando se trata de cazar.

Yo no les esperaba porque era un día laborable, y Genaro trabaja de responsable en un supermercado, pero como les digo fue una grata sorpresa ver de nuevo a mi buen amigo y excelente cazador, Ramón Ferrero.

Esta vez Fran optó por ponernos en un campo de rastrojos, en la finca La Carolina, donde el domingo vio algo de torcaces.

Genaro y su amigo fueron a otra parte de la finca.

Ramón, Fran y yo estábamos colocados en el rastrojo. Fran a escasos metros de mí y Ramón más abajo. La idea era cubrir todo el perímetro para que en caso de que hubiera torcaces todos tirásemos y moviésemos las palomas.

Si importante es que haya torcaces, importante es igualmente cómo esté hecha la barraca y sobretodo la orientación que tenga la misma. Siempre que se pueda es conveniente hacerlas de espaldas al sol por razones obvias.

La barraca debe ser amplia para poder moverte con comodidad dentro de ella  y debe cubrirte lo suficiente para que las palomas no te vean, pero tú si verlas a ellas. He visto puestos en los que el cazador estaba tan camuflado que ni las palomas lo veían a él ni él a las palomas.

En mi caso no podía ser peor en ambos sentidos. Menos mal que iba provisto de unas gafas de sol. Tuve el sol dándome a los ojos hasta mitad mañana que ya estaba más alto.  Si hay paloma uno lo sobrelleva mejor, pero si no, además, de aburrido resulta molesto e incómodo.

A las dos horas de estar en la barraca probamos suerte en otra parte de la finca, Esta vez una charca, pero tampoco. Tire a uno y erré otro.

Como la ilusión es lo último que se pierde y las tardes suelen ser mejores que las mañanas nos quedamos a comer y pasadas las tres ya estábamos en los puestos, bueno ellos porque yo que soy poco paciente aguanté poco y me fui a la laguna a ver si por allí había algo más de torcaz. El sol apretaba y era más que probable que buscaran el agua natural de la laguna. Hay agua este año por toda Castilla La Mancha con lo cual los animales tienen mucho sitio donde elegir y la laguna no fue uno de ellos.

Ramón y Genaro se quedaron en el barranco.

En la laguna pude disfrutar otra vez de los patos, pero hasta finales de octubre no se les puede tirar porque la veda está cerrada. Así que habrá que esperar mejor ocasión.

Para acertar un buen día de torcaces tienes que hacer muchos viajes. Yo ya llevo tres y en los tres he errado. Quedan aún un par de viajes por hacer hasta el día 22 que se cierra la veda. A ver si tengo más suerte la próxima vez.

 


 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Mal comienzo de veda


 

El comienzo de la media veda ha sido muy flujo y creo por lo que he podido hablar con compañeros cazadores que ha sido generalizado en toda España, sobre todo, en lo que se refiere a la codorniz.

Fran me puso en un cebadero que había preparado en la era, frecuentado, según me cuenta, por alguna que otra tórtola. El año pasado, la verdad, es que se dio muy bien y eso que no había el agua que hay ahora.

Coloco los cimbeles que llevaba y a esperar.

Ya en el puesto pasan los primeros torcaces, pero fuera de tiro. Al torcaz hay que tirarle cuando se le ve el collarín. Tirarles cuando van hablando con san Pedro como se dice coloquialmente es estropear la tirada y fastidiarle la mañana al compañero. Si hay, claro.

Al poco de estar pertrechado en el puesto entran las primeras tórtolas.  Algunas se paran en el árbol seco que hay junto al comedero. Son listas. Antes de tirarse a comer dotorean antes la zona. Consigo abatir una de un certero disparo.

Al rato un torcaz entra por la espalda. Lo dejo pasar y también lo abato. La mañana se presentaba buena.

A penas se oyen tiros. Los dos compañeros que había puesto Fran en otro comedero tampoco se explayan en tiros, diez o doce a lo sumo.

Levanto la vista y por mi izquierda entra una pareja de tórtolas como un rayo. Tiro a la primera de ellas y abato la que iba más rezagada. Curioso, verdad? De no haber entrado las dos tórtolas hubiese errado el tiro. Normalmente siempre que erramos un tiro lo hacemos porque nos quedamos por detrás. En este caso, además del vuelo rápido y zigzagueante de la tórtola hay que añadir el cansancio acumulado que nos hace estar lentos y no adelantamos suficientemente el tiro.

Llevaba ya casi dos horas en el puesto y ya no aguantaba más. Decido bajarme al barranco por si allí hubiera alguna paloma. Aunque el barranco lo toman más a mediodía cuando más aprieta el calor.

A penas había revuelo de pájaros. Tiro a uno que yerro y veo otro que sale a mi paso de una carrasca. A este no le pude tirar y menos mal porque tenía un pollo en el nido.

A pesar de que se ha retraso la apertura de la media veda una semana todavía hay torcaces que tienen pollos en el nido.

Dejo el barranco y me voy a la laguna. Tampoco en la laguna había torcaces y si vi algo más de revuelo, pero muy poco.

A pesar de recorrerme toda la laguna no conseguí dar tampoco con las codornices, aunque sin perro esto es tarea inútil, ya que para cazar la codorniz es preciso ir provisto de un buen perro que tenga buena nariz, ya que a la codorniz le gusta apeonar mucho y tarda en arrancar a no ser que la chafes.

Cansado, aburrido y con mucho sueño me arranca uno de dentro de la laguna. A este si le vi el collarín, pero él no vio los perdigones. Tiro trasero y a criar.

Sénia no me acompañó este viaje y la eché de menos.

La torcaz es un ave imprevisible, así que habrá que esperar mejor ocasión.

 

 

 

martes, 20 de agosto de 2013

Peñadorada


 

Acabo de regresar de Peñadorada. Peñadorada es el nombre de un coto que está enclavado en Ossa de Montiel. Para ser más exactos y para que no me corrija Baltasar, el dueño de la finca, el nombre exacto es Peña Horadada, aunque todo el mundo lo conoce por Peñadorada.

 He salido esta madrugada para cazar codornices. La veda se abrió el pasado jueves día 15, pero no será hasta el día 22 cuando se abra para la torcaz y la tórtola. Desde hace un par de años se ha optado por esta medida, al menos en Castilla La Mancha, para evitar que haya torcaces todavía con pollos en el nido y se malogren.

 


Me he puesto el despertador a las 4 y a las 4,30 ya estaba en el coche con mi inseparable perrita Sénia. Los bártulos ya los había echado al coche una semana antes de que se abriera la media veda.

Pasadas las 5 he parado en Almansa a tomar algo. Siempre que puedo me detengo en el mismo sitio. El servicio es muy amable y tengo mucha amistad con uno de los camareros. Me ha preparado un bocadillo de chorizo con queso que  me ha sabido a gloria bendita cuando a mitad mañana me lo he comido en el campo. Bueno, para ser más exactos hemos comido, pues lo he compartido con Sénia, que se lo merecía.

Durante el trayecto he encontrado algún banco de niebla y pocos vehículos. Se nota que aún no se ha abierto la veda para el torcaz y la tórtola, que siempre atrae a más cazadores que la codorniz.

Había quedado en verme a las 7 en el bar de Ossa con Fran, el encargado de la finca.

Son fiestas en Ossa de Montiel y pasadas las 7 al ver que no venía Fran que estaba de resacón me fui directamente al coto.

Hacía más de un año que no subía a Peñadorada a cazar. Estuve el año pasado, pero en un ojeo. No había vuelto a cazar a palo mata desde entonces.

El año pasado que se dieron un par de días buenos a la tórtola no fui. Contraté una cacería para dos días de torcaz, que luego resultó ser uno, pues el segundo día ni disparamos  en un coto que está pegadito a Albacete y que resultó una auténtica estafa.

Cuando llego al coto, Sénia ya está deseando bajar del coche tras algo más de dos horas de viaje. Yo también.

Estos viajes cada vez se me hacen más largos y agotadores, sobre todo, al regresar.

A Sénia  le han diagnosticado una displasia de cadera, pero su afición a la caza puede más que esa dichosa displasia que la tortura y la hace cojear. Ahora la tengo sentada a mis pies mientras escribo estas líneas. No se separa de mí ni un momento atenta como parece a lo que escribo.

Nada más entrar a la laguna me arranca de los pies un jabalí de 40 o 50 kilos.  Sigo bordeando la laguna en busca de alguna codorniz. El sonido de los patos es ensordecedor. Se les ve tranquilos dentro del cañizo. Al  haber tanta gente de vacaciones en las lagunas de Ruidera todo el pato se concentra aquí, que está más tranquilo. Cojo la cámara para grabar algunas imágenes y hacer algunas fotos. Conforme avanzo por la laguna empiezan a salir collverds en todas direcciones. Decido  apartar la vista para evitar la tentación.

Fran las había oído cantar días atrás. No había habido ninguna tormenta últimamente, así que habiendo agua en la laguna todo parecía indicar que pudiera haber alguna codorniz. Sin embargo, habían recogido la paja de los campos. A las codornices les gusta la paja, que les sirve de cobijo y protección frente al peligro de las alimañas.

Mientras ando por la laguna me detengo al ver heces de venado. Se lo comento después a Fran y me dice que hay venados que se acuestan en la laguna buscando el fresco del cañizo. En el coto que linda con Peñadorada, Navalcaballo, abatieron dos medallas de oro la pasada temporada.

Yo, la verdad, no di con las codornices tras dos horas de cacería. El calor empezaba a apretar y no quería cansar mucho a Sénia en su primer día de salida al campo y más con la lesión de cadera que padece.

Al completar la primera vuelta decidí irme al coche y dar por concluido el día.

No disparé ni un solo tiro en toda la mañana, pero créanme que valió la pena el viaje. Y se lo dice un cazador al que le gusta mucho apretar el gatillo, pero también la naturaleza y el entorno, que en el caso de Peñadorada es de los que no se olvidan fácilmente. Reconozco mi fascinación por este enclave paradisíaco en tierras castellano manchegas.

Tuve ocasión de disparar a patos, conejos, torcaces y tórtolas, incluso al jabalí. Es más que probable que cuando se abra la veda no tenga tantas ocasiones. Pero, sinceramente, me da igual.

jueves, 8 de agosto de 2013

Otro año sin perdices


No hay perdices. Irremediablemente han desparecido. Pero han desaparecido no porque se las haya tragado la tierra sino porque los cazadores entre los que me incluyo no les hemos dado tregua.

 Llevo semanas en el campo y no las he visto ni por asomo y eso que donde tengo la finca es reserva de caza desde hace varios años.

Llevo días labrando los campos y no he visto ni una sola patirroja.

No me he recorrido el término, pero me temo que todo está igual. Al menos, esa es también la opinión generalizada.

No hace demasiado tiempo era normal cruzarte con bandos enteros. Salías a pasear y raro el día que no te topabas con ellas, pero eso ha pasado a la historia. Menudo susto te daban cuando arrancaban delante de ti. El sonido del aleteo al arrancar con fuerza desde el suelo es de los que no se olvidan fácilmente.

El año pasado fue muy malo para la cría de la perdiz debido a la sequía y a pesar de que no crió bien y las polladas que salieron muchas de ellas perecieron por la falta de agua y las que sobrevivieron fueron pastos de las alimañas,  se permitió su caza hasta la víspera de Reyes y este año idem de idem. o sea igual. No aprendemos la lección.

Afortunadamente, y a diferencia del año pasado los tres primeros días de octubre sólo se podrá cazar en los montes de la solana y la umbría y el puerto, no abriéndose en el resto del acotado hasta el 3 de noviembre.

Esta medida me parece acertada porque la viña ya ha perdido parte de su hoja y la perdiz tiene más defensa porque te divisa antes y da menos opciones al cazador. De la otra manera, al estar la viña muy poblada te arrancan de los pies.

Sin embargo, insisto, creo, que no debería abrirse en ningún caso. Salir a cazar lo poco que hay significa que el año que viene va a haber todavía menos y así sucesivamente. Si no dejamos madre, la perdiz no cría.

Recuperar la perdiz es posible, pero es cuestión de tiempo y de una buena gestión.

Comprendo a los cazadores que están ansiosos por salir al monte detrás de las patirrojas y que llevan todo el año esperando que llegue ese momento, pero convendrán conmigo que si no hay perdices, lo peor que puede hacerse es salir a darles caza.

Comprendo, igualmente, que es muy difícil contentar a todos.

En su momento, sugerí una serie de medidas para preservar la perdiz que han caído en saco roto. Alguna  de estas medidas para los que anden mal de memoria y por si tienen a bien reconsiderarlas eran reducir el horario de caza, desde que amanece hasta las 12 y limitar el número de cartuchos a dos en lugar de los tres que aún siguen permitidos.

Ninguna de estas medidas se aplican en el nuevo calendario. Se sigue permitiendo que se cace hasta las dos del mediodía y las repetidoras pueden llevar hasta tres tiros en su recamara.

Respecto al horario es una barbaridad cazar hasta las dos. De 12 a 14 horas es la hora de más calor y la perdiz que ya lleva varios vuelos y los bandos, si los hay, están desperdigados están ya agotados, con lo cual es más fácil su captura.

Y en cuanto a limitar la munición a dos tiros me parece de sentido común. El tercer tiro hiere mucha caza que no cobras y que dejas en el campo. Es poco efectivo.

Yo hace mucho tiempo que vendí mi repetidora y cazo con una escopeta paralela Mateo Mendicute de dos gatillos. Y créanme si les digo que no la echo de menos.

Que haya caza o no es una cuestión que nos compete a todos, pero sobre todo a los cazadores.