El comienzo de
la media veda ha sido muy flujo y creo por lo que he podido hablar con
compañeros cazadores que ha sido generalizado en toda España, sobre todo, en lo
que se refiere a la codorniz.
Fran me puso en
un cebadero que había preparado en la era, frecuentado, según me cuenta, por
alguna que otra tórtola. El año pasado, la verdad, es que se dio muy bien y eso
que no había el agua que hay ahora.
Coloco los
cimbeles que llevaba y a esperar.
Ya en el puesto
pasan los primeros torcaces, pero fuera de tiro. Al torcaz hay que tirarle
cuando se le ve el collarín. Tirarles cuando van hablando con san Pedro como se
dice coloquialmente es estropear la tirada y fastidiarle la mañana al
compañero. Si hay, claro.
Al poco de estar
pertrechado en el puesto entran las primeras tórtolas. Algunas se paran en el árbol seco que hay
junto al comedero. Son listas. Antes de tirarse a comer dotorean antes la zona.
Consigo abatir una de un certero disparo.
Al rato un
torcaz entra por la espalda. Lo dejo pasar y también lo abato. La mañana se
presentaba buena.
A penas se oyen
tiros. Los dos compañeros que había puesto Fran en otro comedero tampoco se
explayan en tiros, diez o doce a lo sumo.
Levanto la vista
y por mi izquierda entra una pareja de tórtolas como un rayo. Tiro a la primera
de ellas y abato la que iba más rezagada. Curioso, verdad? De no haber entrado
las dos tórtolas hubiese errado el tiro. Normalmente siempre que erramos un
tiro lo hacemos porque nos quedamos por detrás. En este caso, además del vuelo
rápido y zigzagueante de la tórtola hay que añadir el cansancio acumulado que
nos hace estar lentos y no adelantamos suficientemente el tiro.
Llevaba ya casi
dos horas en el puesto y ya no aguantaba más. Decido bajarme al barranco por si
allí hubiera alguna paloma. Aunque el barranco lo toman más a mediodía cuando
más aprieta el calor.
A penas había
revuelo de pájaros. Tiro a uno que yerro y veo otro que sale a mi paso de una
carrasca. A este no le pude tirar y menos mal porque tenía un pollo en el nido.
A pesar de que
se ha retraso la apertura de la media veda una semana todavía hay torcaces que
tienen pollos en el nido.
Dejo el barranco
y me voy a la laguna. Tampoco en la laguna había torcaces y si vi algo más de
revuelo, pero muy poco.
A pesar de
recorrerme toda la laguna no conseguí dar tampoco con las codornices, aunque
sin perro esto es tarea inútil, ya que para cazar la codorniz es preciso ir
provisto de un buen perro que tenga buena nariz, ya que a la codorniz le gusta
apeonar mucho y tarda en arrancar a no ser que la chafes.
Cansado,
aburrido y con mucho sueño me arranca uno de dentro de la laguna. A este si le
vi el collarín, pero él no vio los perdigones. Tiro trasero y a criar.
Sénia no me
acompañó este viaje y la eché de menos.
La torcaz es un
ave imprevisible, así que habrá que esperar mejor ocasión.
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