Nueva jornada de
caza en el coto El Viso, en Pozo Cañada. El día no podía haber sido más
propicio para la caza. El día amaneció nublado y con rachas de viento. Ideal
para la perdiz.
Al incondicional
Pepe Sala se sumaron en esta ocasión
Pepe Tortosa y Filiberto.
Tampoco en esta
ocasión me acompañó Sénia, que preferí dejarla en casa para que se recupere
pronto de su lesión de cadera.
En su lugar, Moisés me dejó de nuevo a su perrita
"Kattie", una preciosa braca de dos años que lo hace francamente bien
y tiene muy buenos vientos. Es incansable, obediente, no necesita collar, bate
muy bien el terreno, mantiene muy bien la muestra, para muy bien, pero le
cuesta entrar a la leña.
Hay perros que
no tienen miedo a entrar y otros, sin embargo, se lo piensan dos veces. Por lo
demás, perfecta. De las seis perdices que abatí, cinco se las maté de muestra. Sólo doble una y erré otra.
La perrita
entrega muy bien y no aprieta la caza. Para mí, eso es fundamental porque un
perro con la boca muy fuerte destroza la caza y luego no se aprovecha y hay que
tirarla.
Pepe Sala sufrió un pequeño accidente
que, afortunadamente, quedó en un susto al perder el equilibrio y caer al
suelo. Se hizo una pequeña raspadura en la frente, pero continuó cazando.
La densidad de
perdices en la finca no es muy alta, así que para dar con ellas hay que patear
bien el terreno. La perdiz soltada es muy querenciosa y suele repetir siempre
los mismos hábitos.
Por lo que
respecta al conejo, se ve mucho rastro de conejo, hay mucha fallega reciente
(excrementos) y madrigueras, pero no vimos ninguno. Sólo al guarda que nos
acompañaba, Miguel Ángel, le arrancó uno de los píes. Parece que estos animales
sepan quién lleva escopeta y quién no. Seguramente están encerrados en sus
madrigueras. El terreno es propicio para el conejo con mucho romero y
espartera, que les sirve de refugio, pero la neumonía hemorrágico vírica como
en muchas otras partes de Castilla La Mancha ha causado estragos, llegando
literalmente a desaparecer en algunas zonas en las que antes eran una verdadera
plaga.
Como colofón a
este día de caza y como no podía ser de otra forma, parada obligatoria es el
Restaurante Valencia, en Almansa, donde nos esperaban unas suculentas alubias
con perdiz.
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