miércoles, 13 de noviembre de 2013

Otra jornada de caza por tierras manchegas


 

Nueva jornada de caza en Corral Rubio con mi amigo y compañero de fatigas Pepe Sala. Hemos estado cazando en el coto La Almagra que regenta Moisés Navarro.  Moisés a parte de dedicarse a la gestión cinegética  se dedica al adiestramiento de perros de caza, básicamente, bracos y pointers, pero también se atreve con otras razas de perros y los resultados son igualmente buenos.

 Yo es la segunda vez que cazo en este coto y he de reconocer que esta vez me ha gustado más que la primera. Es cierto que el primer día que visité la finca hacía mucho calor y hoy la temperatura había bajado algo, aunque sigue haciendo una temperatura muy primaveral para el tiempo en el que estamos.

La persona que nos ha acompañado en esta ocasión, José Almendros, que se conoce aquello como la palma de su mano y que de caza sabe un rato nos ha ayudado a pasar una buena jornada cinegética, pese a ir en esta ocasión con un perro solo, en esta caso, perra. Una braca de nombre Laika, que me ha ayudado a encontrar una perdiz, que a pesar del reguero de sangre que desprendía el animal, dábamos por perdida.

                 
                                                    El autor con otros miembros de la cuadrilla en la jornada de ayer.

En la caza en general, pero sobre todo en los cotos de caza intensiva en particular, donde la perdiz ha sido soltada, conviene ir con perro porque a esta perdiz le gusta más apeonar que volar y sólo un buen perro es capaz de dar con ellas. Si encima hace calor, la perdiz se aplasta y ya puedes pasar por encima de ella que ni caso.

En esta ocasión, no me ha acompañado Sénia. He preferido dejarla en casa hasta que se recupere de su dolencia de cadera. Y eso ,que esta mañana antes de salir de casa, ya sabía adónde me iba. Y es que a los perros no se les engaña tan fácilmente.

Nada más bajar de los coches y cuando nos dirigíamos al monte hemos visto el coche del forestal. Yo no llevaba en ese momento la documentación encima, así que hemos vuelto a los coches a por ella. Nos hemos acercado a él que nos estaba esperando en lo alto de un cerro y nos ha pedido la documentación a ambos.

Con los papeles en regla salimos de nuevo al monte. José nos indica qué mancha de la finca vamos a cazar.

Las perdices han volado muy bien y han dado mucho juego, con lances espectaculares en algunos casos, como el doblete que se ha marcado Sala al rato de haber salido.

Yo, la verdad, que he andado muy certero. He errado una perdiz, la mejor del lote y he abatido otras nueve, emparejando otras dos con Sala. De la caja que me he echado al chaleco me han sobrado cartuchos.

Hay días que por lo que sea la escopeta te entra como un guante y otros que fallas más que una escopeta de feria. Y lo mismo pasa con el tiro al plato. Hay veces que con sólo encararte la escopeta ya sabes que lo vas a romper y vas a hacer una buena serie y otras, sin embargo, que no hay forma de que te entre la escopeta y todo es ponértela y no encontrarle acomodo.

Tras cerca de cuatro horas de cacería Sala ha llegado exhausto al coche. Yo les reconozco que también he llegado algo cansado. Quien no se ha cansado es José, que acaba de presentarse a las pruebas de guardia jurado y es más que probable, que pronto lo veamos en un coto con la placa y el fusil como antaño, persiguiendo a los furtivos.

 

 

 

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