Hacía tiempo que
no se las veía corretear por carreteras, caminos y emparrados y vuelven a
alegrarnos la vista. La liebre que hace unos años era muy abundante por el valle dels Alforins había
prácticamente desaparecido de estos lares. Otro día que el director me dé más
espacio nos ocuparemos de las razones de este descenso.
La tularemia, que es una enfermedad causada por una bacteria
que se transmite por la picadura de un mosquito o de una garrapata, diezmó
mucho su población, sobre todo, en Castilla León. Durante el año 1997 empezaron
a aparecer los primeros casos de esta enfermedad, que se transmite a los
humanos. Por esta zona no se tiene constancia de liebres muertas por la
tularemia, que también afecta al conejo.
La liebres, a
pesar de tener un oído y una vista muy desarrollada son algo torponas. Al
llegar la noche, los faros de los coches las desorientan y las deslumbran y
muchas mueren arrolladas en la carretera. Siempre se ha dicho que si hay
liebres muertas en la carretera es señal de que hay libres en el coto.
Liebre agazapada en una espaldera
Durante estos
días que he estado labrando la viña he tenido la suerte de poder ver varios de
estos ejemplares, incluso, lebratos, que son muy precoces y a los pocos días de
nacer ya corretean, emulando a sus progenitores.
La liebre es una
especie cinegética muy apreciada por los cazadores, también para los amantes de
la gastronomía por el buen sabor que da su carne en unos gazpachos o en un
arroz. Pero dónde es la auténtica reina es en la caza con galgo. En algunos
cotos de España está totalmente prohíbo dispararles con la escopeta y su caza
está reservada exclusivamente a la caza con galgo.
Una modalidad de
caza muy polémica por la cantidad de galgos que son abandonados y maltratados,
incluso colgados o tirados a pozos ,cuando ya no sirven para las carreras o han
tenido una lesión irreversible.
La liebre cría
bien en la espaldera que, además, le sirve de protección en los lances
cinegéticos, ya que se hace difícil el disparo. En campo abierto es una especie
fácil de abatir por su gran tamaño, pese a la gran velocidad que pueden llegar
a alcanzar. Se calcula que una liebre adulta puede llegar, incluso sobrepasar
los 70 km/hora de velocidad.
Dado que este
año se ha recuperado bastante la especie, respecto a años anteriores, la
Sociedad de Cazadores L'Alforí debería reconsiderar su posición y establecer un
cupo de capturas por cazador y día como se hace con la perdiz. Hasta ahora el
conejo y la liebre no tienen cupo, de tal manera, que no se establece ningún
límite al número de especies abatidas pudiendo ser tantas como el cazador tenga
a bien capturar.
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