Leo en un medio
de comunicación que la Comunidad de Madrid quiere prohibir las tiradas de
codorniz a tubo porque consideran que se comete maltrato animal. La propia
presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Cristina Cifuentes ha sido muy taxativa en este aspecto. Aprovecho
la ocasión para corregir al periodista que firma la noticia porque no es un
cañón quien lanza la codorniz sino un tubo . Tampoco salen como pelotas de
tenis. Al animal en cuestión no se le causa ningún daño. Se trata de abatir la
pieza de un disparo como sucede en la caza.
Sobre el
transporte de estos animales, que también se ha criticado con dureza, sí que es
cierto que viajan en cajas hacinadas y que a menudo se pican unas a otras. Esto
es inevitable.
La gente está
muy sensibilizada con el toro de La Vega, cosa que comparto absolutamente, pero,
incluir, también como maltrato animal estas tiradas, me parece no sólo
exagerado sino igualmente incierto. Sí que veo maltrato animal en otras
actividades taurinas como el toro embolado o el bou en corda. Festejos que, por
cierto, siguen celebrándose en
municipios donde se han prohibido las corridas de toros. Curiosa paradoja.
La polémica ha suscitado
tras una tirada con motivo de unas fiestas patronales en un pueblo de Madrid.
Concretamente, en el municipio madrileño de Becerril de la Sierra.
Por lo visto
allí tienen la costumbre de disparar a la codorniz, como se hace en la
contrapasa. Varios tiradores puestos en línea y cuando la codorniz es lanzada
disparan al unísono. Yo que he participado en alguna de estas tiradas, aunque
confieso que me gusta mucho más el tiro al plato, no es así, al menos, en la
zona de Levante. La codorniz se introduce en el tubo y es lanzada. El tirador
dispone de dos tiros para abatirla, si no lo hace , porque yerra el disparo, nadie
persigue después a la codorniz hasta darle muerte. Junto al tirador hay una
persona designada por el campo que se encarga de apuntar en una tarjeta si ha
abatido o errado la codorniz y es la encargada de pulsar el botón a la voz del
tirador. Las codornices dudosas se van a ver.
En muchos
pueblos de España siguen celebrándose este tipo de tiradas, que, por otra parte,
son absolutamente legales, siempre que cuenten con los correspondientes
permisos de la Guardia Civil y de la
Delegación de Gobierno, que son los encargados de autorizarlas o no.
En las tiradas
de pichón a brazo, la Comunidad Valenciana es pionera en esta modalidad deportiva
de tiro, hace mucho tiempo que se prohibieron las replazas. Para los que no son
cazadores y para que todos ustedes me entiendan, cuando el palomo no era
abatido por el tirador, alrededor del campo se ponían las escopetas y el pájaro
que no era abatido en cancha podía serlo por los tiradores, que situados de
forma estratégica copaban buena parte del campo. Esto ya es historia y el
palomo que no es abatido es libre de volar donde quiera.
La codorniz como
el palomo que se utiliza en estas tiradas han sido criados en cautividad en
granjas cinegéticas y su finalidad es esta y no otra, si no fuera así ,desaparecían
muchas de ellas, ya que viven exclusivamente de suministrar animales a los
campos de tiro y lo mismo ocurriría con el toro de lidia, que se cría en las
dehesas durante cuatro o cinco años y que si no fuera por las corridas de toros,
desaparecerían porque los ganaderos no los criarían.
¿Qué hacemos con
las granjas cinegéticas existentes? ¿Las cerramos?
Y qué pasa con
los mataderos, los cerramos también? ¿Saben ustedes cómo se sacrifica el ganado
en los mataderos y cómo son transportados estos animales, hacinados en
camiones? ¿O cómo se engorda a las ocas, tras obligarlas a ingerir alimentos
por un embudo para luego hacer paté con sus órganos? ¿Prohibimos también todas
estas prácticas?
Seamos un poco
sensatos, por favor.
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