Magnífica jornada de caza en el coto La Patirroja en el Bonillo, en compañía de mis dos buenos amigos y compañeros de fatiga: Pepe Sala y Pepe Tortosa.
Durante el viaje
cogimos algo de lluvia por el camino, sobre todo, a la altura de Barrax y
Munera, pero luego amainó y comenzó a despejarse, conforme nos acercábamos a El
Bonillo.
Pasadas las 10
de la mañana llegábamos al coto. Allí nos esperaba el dueño de la finca, Kiko para hacernos los pases y César, el guía y acompañante.
Salimos de la
casa sobre las 11 en dirección a la mancha que nos habían asignado. El día era
especial para cazar la perdiz. Nublado, pero sin lluvia y con algo de viento.
El calor arruina un buen día de perdiz.
No hay nada como
empezar con buen pie, abatiendo la primera pieza de la mañana y así fue. Si
yerras el primer disparo, seguro que encadenas un par más de errores, a no ser
que te sobrepongas pronto al primero.
Tortosa que no le apetecía mucho
caminar iba por bajo. Sala a mi derecha
por arriba. En la punta y cerrando la mano, César.
La perra de Tortosa que anduvo muy larga toda la
mañana, levantaba los bandos de perdices, fuera del alcance de los disparos,
desaprovechando muchos lances.
Sin embargo, mostró
muy buenas maneras en el cobro, cobrándome un par de perdices de ala.
La finca La
Patirroja ubicada en pleno corazón de Castilla- La Mancha tiene cerca de 10.00
hectáreas y criadero de perdices propio. La perdiz es de una excelente calidad.
Cazamos en una zona de carrascas y retamas, con barrancos y monte bajo, muy
cómodo de cazar. En otras zonas del acotado abundan encinas, sabinas, enebros y quejigos. La orografía del terreno es propicia para la
caza en mano. También para los ojeos.
Aunque es una
perdiz que apeona mucho, suelen hacerlo cuando se ven acosadas, dio mucho juego
en los diferentes lances, mostrándose esquiva y desconfiada, guardando las
distancias.
A mí me acompañó
Duba que es la tercera vez que sale a cazar y como todos los labradores no se
dejó ninguna pieza por cobrar. Son, además. muy recelosos con la caza. No les
gusta que otros perros cobren por ellos ni les arrebaten la caza. Demostró su carácter.
A las dos del
mediodía poníamos punto final a una pletórica y entrañable jornada de caza con
muy buenas perchas.