miércoles, 23 de agosto de 2017

Ya falta menos


Ya estoy contando los días que faltan para que se abra la perdiz, deseoso de salir al campo con los perros detrás de las patirrojas y notar el olor a tierra mojada bajo mis pies y el rocío de la mañana.
Este año por desgracia no me acompañará mi buen amigo Pepe Sala, que nos dejó el pasado mes de marzo y con el que he compartido innumerables y magníficas jornadas de caza. Lo voy a echar mucho de menos porque Pepe aparte de un buen amigo, era un excelente cazador y compañero.
Sin embargo, estoy ilusionado porque por primera vez voy a cazar con dos labradores. Syra, una preciosa labradora, color chocolate, que ya tiene año y medio, y que el año pasado ya vino conmigo y que empieza a tener afición, y Coto, un labrador dorado todavía muy joven, tiene ahora cinco meses, pero que el otro día  me sorprendió gratamente cuando le solté una codorniz y la cobró, entregándomela en la mano, sin lastimarla. Estos perros lo llevan en los genes.
Para mí es la raza perfecta. Son nobles, cariñosos, obedientes, cazan a la mano y son grandes cobradores. En el cobro en el agua ningún otro perro le hace sombra.
Cuando te vas haciendo mayor, como es mi caso, un perro que no se aleja y al que no tienes que ir llamándole cada dos por tres ni colocarle un collar eléctrico para que te haga caso, se agradece. No hacen una muestra espectacular como los pointers o los bracos, pero son muy efectivos. Hace más diez años que cazo con labrador y no cambio de raza.
Como todos los años subiré a El Bonillo al coto La Patirroja, cuyo propietario es Kiko. Perdiz sembrada, pero de excelente calidad y vuelo potente. Espero hacer algún ojeo, pues el año pasado no pude participar en ninguno, aunque prefiero la perdiz al salto o a palo mata con perro antes que tirar a perdices enviadas.
Tengo pensado, si no pasada nada,  ir de nuevo a La Quéjola , una finca de caza menor que se encuentra ubicada en un pueblecito manchego que se llama San Pedro en la provincia de Albacete. Me supo a poco la última que estuve con Sala y Tortosa y me pareció un cazadero formidable, con una excelente organización a cargo de los responsables de la finca. Tiene una perdiz de muy buena calidad también. El cazadero es monte bajo con carrascas  y romeros, con gran densidad de conejos.
Este año, además, voy a cazar con otra paralela. Una Pedro Arrizabalaga que me he comprado con culata inglesa y pletina larga jaspeada, que he recogido estos días de la armería, pues he tenido que modificar la culata porque me venía algo corta. He aprovechado para ponerle el gatillo articulado y quitarle el seguro automático. Un sistema que por seguridad llevaban antes muchas armas Se activa en el momento montas el arma, pero es muy fácil olvidarte de quitarlo cuando vas a disparar. Estoy deseando probarla.
Hace tiempo que vendí la repetidora que tenía, una Beretta y cazo con paralela. Una Mateo Mendicute, de dos gatillos, con cañón de tres y una estrellas. Ideal para cazar.
La Arrizabalaga es bastante más cerrada, ya que el segundo cañón es full, 11 décimas. Perfecto para el torcaz a la contrapasa o al pato, que requieren choques más cerrados al hacer tiros más largos. Para compensarlo, utilizaré un cartucho más abierto.


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