Ya estoy contando
los días que faltan para que se abra la perdiz, deseoso de salir al campo con los
perros detrás de las patirrojas y notar el olor a tierra mojada bajo mis pies y
el rocío de la mañana.
Este año por
desgracia no me acompañará mi buen amigo Pepe
Sala, que nos dejó el pasado mes de marzo y con el que he compartido
innumerables y magníficas jornadas de caza. Lo voy a echar mucho de menos
porque Pepe aparte de un buen amigo,
era un excelente cazador y compañero.
Sin embargo, estoy
ilusionado porque por primera vez voy a cazar con dos labradores. Syra, una preciosa labradora, color
chocolate, que ya tiene año y medio, y que el año pasado ya vino conmigo y que
empieza a tener afición, y Coto, un
labrador dorado todavía muy joven, tiene ahora cinco meses, pero que el otro
día me sorprendió gratamente cuando le
solté una codorniz y la cobró, entregándomela en la mano, sin lastimarla. Estos
perros lo llevan en los genes.
Para mí es la
raza perfecta. Son nobles, cariñosos, obedientes, cazan a la mano y son grandes
cobradores. En el cobro en el agua ningún otro perro le hace sombra.
Cuando te vas
haciendo mayor, como es mi caso, un perro que no se aleja y al que no tienes
que ir llamándole cada dos por tres ni colocarle un collar eléctrico para que
te haga caso, se agradece. No hacen una muestra espectacular como los pointers
o los bracos, pero son muy efectivos. Hace más diez años que cazo con labrador
y no cambio de raza.
Como todos los
años subiré a El Bonillo al coto La Patirroja, cuyo propietario es Kiko. Perdiz sembrada, pero de
excelente calidad y vuelo potente. Espero hacer algún ojeo, pues el año pasado
no pude participar en ninguno, aunque prefiero la perdiz al salto o a palo mata
con perro antes que tirar a perdices enviadas.
Tengo pensado,
si no pasada nada, ir de nuevo a La Quéjola , una finca de caza menor que
se encuentra ubicada en un pueblecito manchego que se llama San Pedro en la
provincia de Albacete. Me supo a poco la última que estuve con Sala y Tortosa y me pareció un cazadero formidable, con una excelente
organización a cargo de los responsables de la finca. Tiene una perdiz de muy
buena calidad también. El cazadero es monte bajo con carrascas y romeros, con gran densidad de conejos.
Este año,
además, voy a cazar con otra paralela. Una Pedro Arrizabalaga que me he comprado con culata inglesa
y pletina larga jaspeada, que he recogido estos días de la armería, pues he tenido que
modificar la culata porque me venía algo corta. He aprovechado para ponerle el
gatillo articulado y quitarle el seguro automático. Un sistema que por
seguridad llevaban antes muchas armas Se activa en el momento montas el arma,
pero es muy fácil olvidarte de quitarlo cuando vas a disparar. Estoy deseando
probarla.
Hace tiempo que
vendí la repetidora que tenía, una Beretta y cazo con paralela. Una Mateo
Mendicute, de dos gatillos, con cañón de tres y una estrellas. Ideal para
cazar.
La Arrizabalaga
es bastante más cerrada, ya que el segundo cañón es full, 11 décimas. Perfecto
para el torcaz a la contrapasa o al pato, que requieren choques más cerrados al
hacer tiros más largos. Para compensarlo, utilizaré un cartucho más abierto.
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