Hoy he ido a Corral Rubio a la finca San Antonio a cazar al conejo invitado por mi amigo Juan. Me ha acompañado Syrah. Desde el 1 y hasta el 15 de agosto se puede cazar con perro en Castilla La Mancha.
Tras atravesar un camino de tierra hemos llegado a la finca donde nos esperaba el guarda, Pedro. Nos ha echado un pequeño rapapolvo por llegar tarde. La verdad es que con el calor que hace conviene empezar a cazar a primera hora de la mañana que es cuando más refresca.
El único que llevaba perro era yo. Ya nos ha advertido el guarda que era mejor cazar sin perro porque el conejo aguanta más. Pero yo ir a cazar sin perro es algo que no entiendo.
Nada más salir Syrah se ha quedado de muestra. De dentro de una carrasca ha salido un inmenso pavo real con su espectacular cola desplegada. Syrah se ha quedado flipada al igual que yo. Luego ya me ha dicho Juan que en la finca hay un par de parejas de pavos reales.
La escopeta tiene sus días y hoy no era el mío. No porque haya errado muchos conejos, solo he podido tirar a uno, sino porque no me ha salido caza.
He estado muy lento en un par de oportunidades que he tenido y no me ha dado tiempo a echarme la escopeta a la cara. Estoy tomando algo de medicación y eso me resta reflejos. Y en el conejo si no estás atento y rápido, ya te puedes dar por perdido.
Si hubiera sido día de perdices, seguro que me hubiera colgado media docena. Algunas me han quitado la gorra. Hemos volado varios bandos. Algunas tenían un par de semanas como un pollo que casi alcanza Syrah.
Juan, sin embargo, ha estado muy certero y se ha colgado 9 conejos. Ha errado solo un par de ellos. Juan se conoce bien el coto y sabe perfectamente la querencia de los conejos. De hecho, llegando al coche ha dicho voy a matar un par más. Y así ha sido.
Ha empezado con un cartucho del 10, que yo tiraba cuando me iniciaba en la caza. Mirlo. Un cartucho de color rojo que lleva impreso en la vaina un mirlo de color negro. Ese cartucho hace ya muchos años que dejó de fabricarse, pero el primer conejo que le he cantado yo porque Syrah se ha quedado de muestra lo ha revolcado con él. Luego ha tenido que cambiar a un cartucho de mayor gramaje porque los conejos salían largos y es un plomo muy pequeño.
Pascual, el compañero de Juan, tampoco ha tenido mucha suerte.
Es una finca ideal para cazar el conejo con podenco. Hay mucho chaparro y mucha espartera. Muy cerrado. También con mucha piedra suelta que ha provocado que me cayera con la escopeta. Con suerte solo he hecho un par de muescas al guardamano y a la culata.
Hay varias lagunas cerca de la finca, las lagunas de Corral Rubio donde anidan flamencos y otras especies acuáticas. De hecho, uno ha pasado muy cerca de donde yo estaba con esa silueta inconfundible.
Antes de subir al coche, Syrah ha pasado un par de minutos dentro de una pila refrescándose. No era para menos después del calor que hemos pasado.
Sobre las 11,30 hemos ido a almorzar al bar del pueblo. Mesón Ca’Güela, un sitio donde pienso volver porque preparan unos bocadillos estupendos, además de tirar la cerveza como dios manda, que en días como hoy se agradece especialmente.
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