Esta temporada
cinegética debido a la pandemia no ha sido posible salir a cazar a otras
Comunidades Autónomas. El cierre perimetral decretado por el Gobierno dentro
del estado de alarma para luchar contra la pandemia lo ha impedido. Solo
Castilla - La Mancha lo ha abierto para casos de superpoblación de especies
como el conejo o la caza mayor.
Tendremos que
esperar a ver que nos depara el 2021, aunque el año no ha empezado nada bien. Solo hemos podido cazar en los cotos sociales
de nuestros pueblos, aunque en mi caso tampoco, si bien, no descarto salir este
año aunque sea solo por el gusto de ver a mi perrita Syrah detrás de las patirrojas, que ya no recuerda ni cómo son. Si
les soy sincero, yo tampoco.
Aunque en mi
pueblo, Fontanars dels Alforins, llevamos unos años muy malos en lo referente a
la perdiz, pese a que se ha limitado su número de capturas a una pieza por
cazador y día, lo cierto es que la población de patirrojas va en declive. Cada
año hay menos.
Son muchos los
factores que han contribuido a esta regresión de la perdiz, el principal de
todos ellos ha sido el deterioro de su
hábitat natural, la perdida de linderos y sitios donde anidar y sacar adelante
sus polladas.
Otros como: la
agricultura intensiva, el cambio de técnicas de cultivo, la utilización de
productos fitosanitarios para combatir las plagas han puesto la puntilla a la
que es por antonomasia la reina de la caza menor.
Hace poco se
publicaba un estudio de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza), que es el organismo de conservación de la naturaleza más
importante del mundo, que ha incluido a la perdiz roja en la categoría de “Casi
Amenazada”, lo que está a un paso de considerarla
especie “Vulnerable”. Si ocurriera esto,
es decir, si se considerara a la perdiz como especie vulnerable, lo más probable es que las Administraciones
españolas prohibieran su caza, lo que significaría el final de la perdiz.
Según este
estudio, que se basa en datos de SEO Birdlife (Sociedad Española de
Ornitología), la población de la perdiz roja ha caído un 45% en los últimos
diez años. Estos datos, sin embargo, han sido rebatidos por dos prestigiosos
profesores universitarios españoles que han cuestionado estos datos al entender
que carecen de soporte científico, ya que los métodos de censo no son
representativos.
Pero, sea como
fuere, la situación de la perdiz no es buena. No hacen falta estudios
poblacionales que lo demuestren, eso lo sabemos todos los cazadores, que vemos
como año tras año disminuye su número. No sé si en la proporción que apunta la
Sociedad Española de Ornitología, pero, desde luego, algo hay qué hacer y
pronto para salvar a la perdiz salvaje. Y en esa tarea debemos estar todos los cazadores.