Cuando he llegado a las 8,30 a la finca La Gloria, José y su hijo Rubén estaban haciendo los márgenes de la antigua carretera de Caudete-Yecla, que ahora es un remanso de paz desde que la han desviado porque antes concentraba una gran densidad de vehículos. En ese momento no he bajado la escopeta. Me he esperado a hacerlo más tarde.
Hemos esperado un rato a ver si venía Ximo. Sobre las 9 le ha llamado, pero al final no ha podido venir. José barruntaba que la mañana no se daría bien.
De camino al puesto, un bando de torcaces sobrevuela el cielo. Saben que hoy la historia no va con ellos. El ulular de las palomas se oye a lo lejos en una frondosa pinada. Mientras observo las palomas, una zorra cruza por un campo yermo de almendros.
Hemos empezado a cazar en una zona de monte que Juan José desbrozó hace unos años. Luego más tarde hemos ido a unos bancales de siembra de cereal que los conejos lo cogen mucho, pero no hemos sacado ninguno. Rubén cree que los conejos están fuera comiendo.
La mañana era fresca con el cielo cubierto. Por un momento pensábamos que llovería. Una fina capa de niebla lo recorre todo, pero pronto se levanta. Los primeros rayos de sol comienzan a despuntar.
José ha empezado pronto a abatir los primeros conejos, mientras yo andaba algo lento. Hasta cinco conejos he tirado sin abatir ninguno. A uno corrido le he hecho pelo en el lomo, pero se ha ido. Luego por suerte ya he encadenado varios seguidos.
José sabe perfectamente donde echar los hurones. Conoce dónde están las madrigueras y dónde echarlos. No todas las bocas son buenas. Hay zorreras. Si echas el hurón en una zorrera, olvídate de él.
Terminando la mañana hemos echado el hurón dentro de un chaparro. El bicho se ha embocado y ha tardado en salir.
Rubén ha estado muy rápido en un lance tirándose sobre una madriguera para sacar un conejo que ya tenía agarrado el hurón.
Hay veces que los conejos se enculan dentro de la madriguera, obstaculizando su salida y el hurón no puede salir. Solo hay una opción: armarse de paciencia y esperar. Otras veces sobre todo en verano el hurón no sale porque se ha pegado un banquete dentro y se ha quedado dormido.
Lo emocionante de esta caza es ver el trabajo de los hurones, sobre todo cuando oyes las carreras bajo tus pies. Hoy he tenido la suerte de presenciar alguno de estos lances. José y Rubén llevan muy buenos bichos. Hoy uno de los machos estaba receloso a entrar en las madrigueras porque una de las huronas estaba en celo.
José a última hora no ha andado muy fino. Se le han ido un par de conejos muy buenos que han salido de dentro de una mata. Andaban emboscados dentro de la zarza cuando los ha pisado. A veces se fallan los conejos más fáciles.
Hemos decidido no cazar el próximo domingo y dejarlo descansar unas semanas. Se han visto algunos gazapos y vale la pena esperar a que se hagan un poco más grandes.
Al final de la mañana la percha no se ha dado nada mal con más de una docena de conejos que podrían haber sido alguno más si no hubiéramos errado tanto.
Como Juan José es un magnífico anfitrión cuando hemos llegado a la finca nos ha invitado a un par de cervezas. Después nos hemos ido a comer al Bar Nou de La Font de la Figuera a “fer una picaeta”.
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