De caza
jueves, 9 de enero de 2025
Comienzo de año en La Patirroja
Si terminábamos el año cazando, lo comenzamos de la misa forma. Antes de salir de casa Syrah se ha percatado que me iba a cazar y me ha hecho carantoñas para que me la llevara.
Conforme avanza la temporada, las perdices están más fuertes. Hoy 9 de enero hemos ido a El Bonillo al coto La Patirroja. Uno de los mejores cotos de caza intensiva de España. Nos ha acompañado durante esta jornada cinegética, Jean Pierre, un experimentado cazador de caza mayor que tiene publicado un libro “Los secretos de la caza con rifle”, que ya va por la tercera edición y que es una guía fundamental para conocer los diferentes calibres y la cartuchería más apropiada para la caza de animales salvajes.
En la fotografía Elías y Jean Pierre (Foto: PS)
Los caminos que discurren por el coto tienen comida en abundancia. La noche anterior llovió un poco y el terreno está muy cómodo de cazar. Los gorrinos han estado esta noche hociqueando la siembra. Dentro de unos días habrá luna llena, si bien la luna llena hace recelar a los jabalíes que se mueven mejor en las noches sin luna para no ser vistos.
El primero en estrenarse ha sido Mauro. Yo he errado la primera perdiz del año al colocarme mal la escopeta. Me ha ocurrido en más de una ocasión.
No hemos parado a tomar el taco porque hemos comenzado un poco tarde y había que aprovechar la mañana que ha amanecido algo fresca. Ha soplado algo de viento, lo cual favorece la caza de la perdiz. Con viento, la perdiz aguanta más.
Elías, como siempre, lleva la mano. Conoce mejor que nadie la querencia de las perdices y el terreno.
La mañana avanza y las piezas se resisten. Aprovecho que mis compañeros vienen cruzando una zona donde hay muchas retamas para ponerme delante y tirar a alguna perdiz enviada. Tiro a un conejo que cruza un camino y lo fallo.
La mejor forma para cazar esta perdiz que apeona mucho es haciendo ganchillos, pero para eso se necesitan más escopetas.El ganchillo es un pequeño ojeo que organizan los propios cazadores.Mientras dos o tres escopetas entran en la mancha, el resto espera estratégicamente colocados el avance de los cazadores que moverán piezas hacia ellos.
En uno de los lances me ha ocurrido una cosa curiosa y ha sido cuando me han volado dos perdices de dentro de una carrasca. He tirado a la primera y ha caído la segunda.
Mauro sigue en racha y se cuelga cuatro perdices en una de las isletas que hay dentro de un sembrado y que las perdices la toman mucho, al igual que las lindes donde se sienten protegidas.
Me vengo del conejo que había errado y revuelco uno dentro de las retamas que me hace correr para cogerlo porque estaba bastante entero.
Blaki lo ha hecho muy bien, cobrando una perdiz larga y trayéndola a la mano. Ya cobra como un campeón, al igual que “Chula”, la perrita de Elías. Ninguno de los dos cobraba al principio de la temporada, pero ha tenido que empezar uno para que el otro le siga, seguramente por los celos.
Fuente Agría es un cazadero duro que requiere de buenas piernas por lo quebrado del terreno. Hay mucha piedra suelta.
He comenzado la mañana errando la primera perdiz y la he concluido fallando una perdiz larga y cruzada que ha cogido una velocidad y una altura endiablada. Para que luego digan que son gallinas.
Al final de la mañana hemos conseguido hacer una buena percha, aunque lo importante en la caza son los lances y los momentos vividos y si es en buena compañía, como es el caso, mucho mejor.
miércoles, 18 de diciembre de 2024
Último día del año en el Bonillo
Hoy hemos puesto fin al año 2024 en lo que a la actividad cinegética se refiere y dónde mejor que hacerlo que en el coto Escamilla en El Bonillo de la mano de Kico y Elías. Aquí nunca fallas porque la calidad de la perdiz es extraordinaria. Hay mucha densidad de perdices con lo que la diversión está garantizada.
Mismo lote que en anteriores ocasiones: Fuente Agria. Una zona de monte bajo con carrascas y sembrados con campos de almendros y olivos. La perdiz en esta época del año está muy fuerte. Los lances se suceden uno tras otro. Mauro comienza colgándose las primeras perdices de una mañana que ha sido muy calurosa.
El terreno está algo seco y las perdices te oyen a la legua. Elías dirige la mano con su conocimiento del terreno y de la querencia de las patirrojas. Hoy Elías tenía un problema en una de sus rodillas, que viene arrastrando desde hace unos días, pero eso no le ha impedido acompañarnos, lo cual es de agradecer.
Elías se ha traído a su perrita “Trufa” que es incansable al igual que “Chulo” que nadie diría los años que tiene. Un perro ya con mucha experiencia que no deja ninguna perdiz por cobrar. Blaki lo va haciendo cada vez mejor ya trae la caza.Es un perro de complexión fuerte con muy buena nariz que toca muy bien la caza.
Yo he estado bastante fallón, errando perdices con tiros traseros. En uno de los lances he tirado a una perdiz cruzada en un sembrado y se ha visto perfectamente el impacto de los perdigones haciendo el tiro detrás.
Para los tiros que he pegado tenía que haberme colgado media docena más de perdices. No todos los días uno está igual de fino. Los que llevamos algunos años cazando, lo sabemos.. La escopeta te sube o te baja la autoestima de un día para otro.
Hoy había más gente cazando en el coto y se escuchan algunos disparos lejanos. Mauro va ampliando la cuenta de perdices. La verdad es que hay que ver la eficacia de los cartuchos de 24 gramos del 7,5 de plato en las perdices. Es un cartucho más rápido que otros gramajes, lo cual te ayuda a corregir en los tiros traseros que suele ser el principal error que se comete cuando erramos una pieza. Siempre hemos tenido la creencia, equivocada en mi opinión después de ver los resultados, que cuanto mayor es el gramaje (36 gramos), más posibilidades tenemos de abatir una pieza.
El cartucho de 24 gramos alarga igual que otro gramaje y, además, al llevar menos plomos, pega menos. En el caso de Mauro que tira con una preciosa superpuesta Abbiatico Salvinelli del calibre 20, plomea muy bien a media y larga distancia. Además, tira con unos choques cerrados de 7 y 9 décimas.
Mauro y yo nos hemos colgado un conejo cada uno, que en el caso de Mauro ha sido producto de un doblete con perdiz.
Hoy la vuelta ha sido más larga que de costumbre, tomando un breve taco al final de la mañana, que ha puesto fin a otra inolvidable jornada de perdices en El Bonillo. Como colofón hemos parado a comer en El Rincón de Pedro, donde Isabel nos ha preparado unos deliciosos gazpachos manchegos y un riquísimo meloso de bogavante. Silverio en la barra nos ha puesto media docena de gambas y unos chipirones de playa, sencillamente espectaculares.
jueves, 5 de diciembre de 2024
Terminando el año en el Bonillo
Que mejor manera de terminar el año que cazando. No se me ocurre mejor manera de hacerlo que cazando en el Coto Escamilla de Kico Zandio en el Bonillo, de la mano de Elías, Mauro y Jean Pierre, que ya se ha recuperado un poco de su dolencia en el brazo que lo ha tenido apartado de la caza durante varios meses, aunque esta vez no le ha podido acompañar “Cartouche”, un precioso labrador negro, compañero de fatigas durante años y que por razones de edad ya no puede continuar cazando.
Kico nos ha asignado otro cazadero, igualmente con mucha perdiz. Es un terreno con carrascas y monte cerrado.
Jean Pierre ha iniciado la cuenta, colgándose dos perdices nada más salir. La mañana prometía. Mauro no ha desaprovechado las oportunidades y hacía lo propio, abatiendo varias patirrojas.
A mí me ha costado un poco más empezar. Las primeras perdices han volado de un campo de cereal donde estaban aplastadas para no ser detectadas por los perros. Se mimetizan muy bien como la codorniz. Si no las pisas o la levantan los perros, permanecen inmóviles.
Mauro en un momento de la cacería (Foto: PS)
El día ha amanecido nuboso, y amenazaba algo de lluvia, pero a mitad mañana ha salido el sol y ha hecho un día perfecto para la caza de la perdiz, aunque también por aquí hace falta que llueva. Los campos de cereal comienzan a verdear y necesitan agua.
Elías se ha traído a su perrita “Trufa”. También ha cazado hoy con nosotros “Chulo”. “Trufa” cobra ya como una veterana. “Chulo” está curtido en mil batallas, tiene doce años, quizá más, y es un perro muy experimentado que caza con la vista y, además, cobra muy bien. Es importante llevar buenos perros para no perder caza. Además, en la zona de hoy era complicado el cobro debido a la maleza y a lo espeso del terreno.
Hablando de cobros, hoy me llevado la alegría de mi vida porque “Blaki” ha empezado a cobrar. He seguido el consejo que me ha dado Jean Pierre y ha dado resultado. Yo hasta ahora me acercaba al perro y le cogía la pieza porque el perro se quedada junto a ella hasta que yo llegaba. Lo que he hecho ha sido darle la espalda al perro y salir en otra dirección, llamándole. El perro ha venido con la perdiz en la boca. Supongo que también habrá influido el hecho de cazar con otros perros. Lo mejor ha sido cuando Mauro ha abatido una perdiz. “Blaki” la ha visto caer y me la ha traído a los pies. Y lo mismo ha hecho con el resto de perdices.
Así que más feliz no puedo estar porque es la segunda temporada que cazo con él y aunque es joven, se resistía a cobrar.
A mitad mañana hemos parado a tomar el taco y a reponer fuerzas. Mauro va por delante en esa sana competencia que mantenemos ambos.
Hay otras cuadrillas cazando en el acotado y se oyen los disparos a lo lejos.
La segunda vuelta la hemos dado igual que la primera porque la perdiz es muy querenciosa y suele volver al mismo sitio. No es raro que donde te han volado la primera vez, lo hagan la segunda.
Conejo se ve poco. Hoy he conseguido abatir el primero de toda la temporada. La liebre es inexistente por esta zona cuando tiempo atrás era muy abundante. Jean Pierre ha conseguido ver una a lo lejos, corriendo dentro de un sembrado que huía de los perros. En los años que llevo cazando en este coto, no he visto ninguna rabona. Va a menos. Una situación generalizada en otros cotos donde o bien por la enfermedad de la mixomatosis que ha mutado de los conejos a las liebres, sin saber muy bien todavía la razón o porque su hábitat ha ido desapareciendo, la población de liebres ha diezmado considerablemente. La liebre era el complemento perfecto de cualquier cacería.
Al final de la mañana, Elías nos ha hecho un pequeño ganchillo en una zona de retamas que la perdiz coge mucho. Nos hemos puesto en la orilla del bancal al lado de unos nogales y he conseguido tirar a una que he revolcado.
El día ha terminado con una buena percha de perdices, con buenos lances y, sobre todo, con un buen trabajo de los perros. Más no se puede pedir en una jornada cinegética y si, además, la compartes con buenos amigos y compañeros de caza, miel sobre hojuelas.
sábado, 23 de noviembre de 2024
De perdices en El Bonillo (tercer día)
El día previo a ir a cazar no suelo pegar ojo, esta noche pasada, además, el fuerte viento hacía imposible conciliar el sueño. El rugir del viento estremece a cualquiera. Vivo rodeado de pinos, algunos de ellos pegados a la casa, lo que hace más peligroso si cabe las rachas de viento por el riesgo de caída de los árboles.
A las 6,15 ha sonado el despertador. He aguantado un poco más en la cama.
Llevábamos un par de semanas sin ir a cazar porque Kiko lo ha tenido completo durante todas estas últimas semanas, razón de más para que nuestras ganas fueran aún mayores.
Sobre las 7,15 he pasado a recoger a Mauro por su casa que me esperaba impacientemente con todos los bártulos preparados.
Hoy hemos cazado con dos amigos de Alcoy: Óscar y Miguel. El cazadero ha sido el mismo de días anteriores: Fuente Agria. Un lote con abundancia de perdiz.
Elías haciendo indicaciones a los cazadores para coger bien la mano (Foto:. PS)
El día amanece muy nublado con previsiones de agua. Dividimos la mano en dos grupos. Elías nos acompaña a Mauro y a mí, mientras que Nicolás va con Miguel y Óscar, cerrando la mano.
Los primeros disparos no se hacen esperar. Óscar y Miguel se cuelgan las primeras perdices de la mañana. Elías ha traído a su perrita “Trufa”, un spaniel francés que mueve muy bien la caza. Hoy, además, ha cobrado su primera pieza. Elías no ha podido ocultar su felicidad. Ha sido una perdiz larga que ha abatido Mauro y que Trufa ha traído sin decirle nada. Con el resto de perdices ha hecho lo mismo.
Óscar y Miguel llevaban otros dos perros. La braca se ha alargado mucho y sacaba las perdices fuera de tiro, pero el perro, de nombre "Chulo", una mezcla de spaniel y bretón, lo ha hecho francamente bien, cazando a la mano y cobrando todas las piezas.
En uno de los lances, he perdido el equilibrio al cruzar una acequia y me he caído al suelo con tan mala suerte que se ha disparado la escopeta. Por suerte ha sido solo un susto.
He descansado muy poco y eso se nota en los reflejos. A muchas perdices no he tenido tiempo ni de encararlas cuando en circunstancias normales les hubiera descerrajado los dos tiros. He estado bastante lento. Ello me ha impedido tirar a algunas perdices.Hasta Elías se ha percatado.
Blaki lo va haciendo cada vez mejor, pero sigue sin querer traer la caza. Se espera al lado de la pieza hasta que yo llego y no deja acercarse a ningún perro. Ha cobrado varias perdices de ala y ha hecho la muestra a otra que estaba escondida en unas piedras. Otra que ha caído alicortada en un sembrado se le ha perdido al refugiarse en un montón de piedras. Al menor hilo de vida que tienen se meten en el agujero, escapando a los perros.
El día es perfecto para la perdiz. Hace un poco de frío y el cielo está muy nublado. Cae una pequeña llovizna, que no resulta molesta para cazar.
Se han movido algunos tordos de las carrascas. Yendo a la perdiz no me gusta tirar a los zorzales para no estropear la mano.
Mientras caminaba detrás de las perdices he encontrado una herradura que es señal de buena suerte. La he cogido y me la he echado al chaleco.
Los bandos de perdices animan la jornada cinegética. A mitad mañana hemos parado a tomar un pequeño taco y a contar algunos de nuestros lances. Más allá de las piezas abatidas, la caza son anécdotas, lances y, sobre todo, buen compañerismo. El día que no sea así dejaré de cazar.
Óscar y Miguel van por delante con media docena más de perdices que nosotros.
En la segunda vuelta hemos cogido la misma mano. Yo solo he conseguido tirar a tres perdices que he conseguido abatir. Una de ellas ha sido gracias al perro. Pensaba que no la había tocado y el perro se ha percatado de donde ha caído aunque le echó la culpa a las botas.
Por las orillas de las siembras las perdices apeonan y vuelan largas. Es difícil que se quede alguna rezagada. Las lindes son muy buena ,ya que sirven de refugio a las perdices.
El terreno está algo resbaladizo, hay mucha piedra suelta por medio de la ladera por donde camino y vuelvo a caerme, pero no soy el único porque Mauro también se cayó.
Recordar todos los lances resulta casi imposible porque son muchos y variados. Se abaten perdices largas y, sin embargo, se fallan otras que son, aparentemente, fáciles. Esto es lo que hace realmente atractivo la caza. Si no falláramos nunca, sería realmente aburrido.
Tras terminar la jornada que se ha dado francamente bien con casi medio centenar de perdices entre los cuatros hemos comido en un restaurante que se encuentra en el mismo pueblo de El Bonillo, que he frecuentado en alguna ocasión, pero que hacía mucho tiempo que no iba, donde se come de maravilla, como es La Fonda de Santiago, además cuenta con una carta realmente amplia donde puedes comer unas gambas frescas, unas almejas de carril o una cazuela de angulas. El menú del día tampoco está nada mal. Hemos comido unas migas con huevo frito y unas alubias con perdiz. Mejor final a esta inolvidable jornada, imposible.
lunes, 11 de noviembre de 2024
Pocos tordos en el comienzo de temporada
Hacía mucho tiempo que no iba al tordo. El jueves me puse un rato por la tarde a la “lloca” que es cuando el zorzal entra a poca noche a dormir a sus lugares de refugio, normalmente pinadas. Allí pasa la noche hasta el día siguiente que sale a comer. Les gustan mucho las aceitunas, las uvas que se han quedado por vendimiar en las cepas, pero también las bolitas de las sabinas o del llidoner. Suelen ser bastante madrugadores. Antes de que amanezca hay que estar ya en el puesto.
El tordo tiene mucha vista, así que conviene estar bien escondido. Me puse en un bancal de almendros y olivos, detrás de un arbusto que me tapaba bastante, pero a la vez tenía buena visibilidad. A mi izquierda estaba Mauro a la punta del bancal. Allané un poco el terreno, quitando algunas piedras que molestaban para tirar más cómodo. Es importante evitar los desniveles y tirar lo más llano que sea posible.
Se movieron muy pocos tordos. Tuve la fortuna de tirar a dos, pero solo pude cobrar uno. Si cae boca abajo son muy difíciles de encontrar porque se confunden con la tierra y si hay poca luz, como era el caso, mucho peor. Panza arriba son más fáciles porque el plumaje moteado del pecho les delata. Al día siguiente volví con los perros y tampoco lo encontré. Por la noche se mueven muchas alimañas, como zorros o jabalíes, así que es fácil que alguno diera con él.
Al tordo tiro con cartucho de novena y 32 gramos. Hay quien utiliza plomo del 10 o incluso del 11 porque al ser un pájaro pequeño es muy fácil que por cualquier hueco del plomeo se escape y un plomo del 10 o del 11 contiene más perdigones, aunque más pequeños.
El domingo volví al mismo sitio, pero esta vez no tuve suerte. No conseguí disparar ni un solo tiro. Solo vi un conejo cuando me dirigía al puesto. Iba cargado con la escopeta y los cartuchos y no le pude tirar. Salió de unas zarzas y se paró justo al lado del camino para volver rápidamente a perderse entre los matorrales.
Por la tarde se oyeron algunos tiros, pero muy lejanos, probablemente en el término de Villena. El paso de los aviones es constante y dibuja una silueta perfecta con la luna en su fase creciente de fondo. El ulular de un búho me acompaña y hace más agradable la espera. Los sonidos que nos regala la naturaleza son maravillosos.
El año pasado fue muy malo para el tordo y esta temporada no se prevé que sea mucho mejor, aunque habrá que esperar a que llegue el frío y que la aceituna esté más madura. A la península ya están empezando a entrar los primeros bandos de zorzales por los Pirineos y la costa Mediterránea para pasar su invernada entre nosotros.
Aquí al tordo se le tira al paso. Hay quien lo caza al salto, detrás de ellos, que para mí es la caza más difícil porque el zorzal es un pájaro muy rápido, que no espera y tiene un vuelo zigzagueante.
Estos días no hay entrada. Hace dos años se dio muy bien. Desde comienzos de octubre comenzaron a verse, seguramente porque las temperaturas en el norte de Europa anticiparon la inmigración de esta ave que tanta afición despierta entre los cazadores.
Hace ya unos cuantos años al tordo no se le tiraba porque los cartuchos eran caros y los cazadores preferían ir detrás de las perdices o los conejos antes que malgastar un cartucho tirando al tordo. No era considerada una especie cinegética como lo es ahora. Entonces había mucha caza y era normal llegar a casa con media docena de patirrojas en el morral, pero los tiempos han cambiado y hoy la caza del zorzal congrega a cientos de cazadores.
jueves, 31 de octubre de 2024
Segundo viaje de la temporada por tierras manchegas
Antes de salir, hemos consultado el estado de las carreteras después de la DANA que ha asolado Valencia y que ha dejado hasta el momento 155 muertos. Una catástrofe de efectos devastadores. El viaje ha transcurrido con bancos de niebla hasta Albacete, pero sin ningún incidente destacable. En Barrax, la parada es obligatoria para reponer fuerzas. Sobre las 9,30 hemos llegado a El Bonillo. Allí nos esperaba, como de costumbre, Elías. Una vez hemos recogido los permisos que ya nos tenía preparado kiko, nos hemos dirigido al cazadero. La entrada a la finca era un reguero de perdices por el camino. Hemos perdido la cuenta de las que había. Si digo una cifra es poca. De peón, volando, entrecruzándose entre ellas… los nervios a flor de piel. El sueño de cualquier cazador.
Blaki permanece atento durante una jornada de caza en el Bonillo (Foto: PS)
Hemos cogido la misma mano que el otro día y nos han asignado el mismo cazadero: Fuente Agria. La mañana es fresca con un sol incipiente que promete una mañana otoñal. Nada más pisar el campo comienzan los primeros lances, pero esta vez ha sido Mauro el primero en apuntarse las primeras patirrojas.
Mauro caza con una Abbiatico Salvinelli del calibre 20. Hoy era día de experimentar con nuevos gramajes y la verdad es el que el resultado no ha podido ser mejor. Frente a los que piensan (pensamos) que cuantos más gramos tiene el cartucho más fácil es abatir una pieza, por eso mucha gente utiliza 34 ó 36 gramos de sexta o séptima, lo cierto es que un gramaje pequeño, como es el de 24 gramos de perdigón del 7,5, cartucho de plato, es mucho más rápido (425 metros por segundo) y ayuda a corregir los tiros traseros porque ganas un par de metros que con un cartucho más lento. La penetración, pese a ser un plomo más pequeño es perfecta y no deja caza herida.
El terreno está muy cómodo para cazar después de las últimas lluvias. La noche anterior cayeron casi 40 litros. Evitamos los sembrados que son más pesados, aunque a veces es inevitable cruzarlos. Tampoco a las perdices les gusta mancharse las patas de barro.
Elías dirige la mano porque se conoce perfectamente el cazadero y la querencia de las perdices. Blaki caza mucho más tranquilo y parece que no se aleje tanto. Sin embargo, sigue resistiéndose al cobro. Raro en un labrador que son muy buenos cobradores.
En las retamas, o escobas como llaman aquí, la perdiz apeona, evitando volar.
Mauro va por delante en esa sana disputa que mantenemos entre ambos. Es difícil recordar todos los lances porque se suceden continuamente. Hay mucha perdiz.
El día es perfecto con algo de viento. Los días de calma o secos son mucho peores porque la perdiz te oye a la legua.
Hoy me he apuntado el primer doblete de la temporada. En otra que he abatido larga de segundo tiro, Elías ha contado los pasos y la ha recogido a 74 metros.
A mitad mañana hemos parado para tomar el taco. El sol nos acompaña mientras comentamos los lances. En la primera vuelta he tirado bastante bien y he conseguido colgarme 9 perdices con 17 cartuchos. Estaba cerca del cupo, así que hoy me he decidido a probar la Aya del 20. Solo he tirado un par de series al plato con ella.
A diferencia de Mauro, yo tiro con séptima y 30 gramos. Yerro la primera perdiz. La segunda se va algo pinchada, pero Mauro se encarga de abatirla en las nubes.
Para coger confianza a un arma, lo mejor es abatir las primeras perdices. De lo contrario, le coges manía a la escopeta y lo más probable es que termine en la armería o en las páginas de Mil anuncios.
El gatillo va algo duro y eso me ha impedido tirar a varias perdices, aún así estoy contento porque he conseguido abatir 5 perdices, eso sí, he tirado muchos más tiros que en la primera vuelta (19) y he errado bastantes perdices. Hoy era un día para haber pasado de la veintena por las oportunidades que he tenido, pero no ha sido posible.
Con los mismos choques, tres y una estrella en mi caso, las escopetas del 20 son algo más cerradas y permite tiros más largos. Son mucho más livianas y eso cuando vas cumpliendo años es un factor importante a tener en cuenta. Podemos hablar de un kilo de diferencia entre una escopeta del 20 y otra del 12.
Las horas en el campo pasan muy rápido, sobre todo cuando lo estás pasando bien, y cuando nos damos cuenta ya son las dos del medio día, así que decidimos dar por finalizada la jornada con una buena percha de perdices, pero, sobre todo, habiendo pasado una jornada inolvidable con buenos amigos. Y ese es el espíriu de la caza.
viernes, 18 de octubre de 2024
De perdices en El Bonillo una temporada más
Una esplendorosa luna llena nos ha acompañado durante nuestro viaje a El Bonillo, primero de la temporada.
En Barrax, en el restaurante El Cruce la parada es obligatoria para reponer fuerzas. El vaso de ColaCao y las magdalenas no pueden faltar. En El Bonillo ya nos estaba esperando, impacientemente Elías, que también esta vez ha sido el encargado de acompañarnos en esta nueva jornada cinegética, que comenzó en tierras manchegas el pasado 8 de octubre y que en los cotos de caza intensiva se prolongará hasta finales del mes de marzo
Mauro, el autor del artículo y Blaki (Foto: Elías)
El lote que nos han asignado hoy es Fuente Agria, un cazadero donde hay que pelear más por la orografía del terreno con barbechos aún por sembrar, campos de almendros y barrancos con carrascas y escoberas.
Elías dirige la mano. Mauro no lleva perro y va por bajo, mientras que Elías y yo nos adentramos en el monte. Me acompaña Blaki que pronto cumplirá un año y siete meses. Es un precioso labrador negro, de porte grande, bien musculado y esbelta silueta. Ha empezado muy nervioso, volando las primeras perdices que se ponían a tiro.
Comienzo la primera vuelta abatiendo una perdiz volada por Blaki que remonta el vuelo y viene cara a mí.
El terreno está bueno. Ha llovido poco, pero más que por aquí. Los jabalíes han estado esta noche buscando algo de alimento en las bellotas.
El sol de otoño nos regala una jornada magnífica, con multitud de lances que son imposibles de recordar porque se sucede uno tras otro. Necesitaría una agenda para ir anotándolos todos. Anduve bastante fallón las primeras horas de la mañana, pendiente de que el perro no se alargara.
Hay ojeo en la finca y comienzan a escucharse los primeros disparos. El repicar de las escopetas se oye a lo lejos mientras nosotros seguimos con la mano, atentos a lo nuestro.
La primera vuelta termina con muchos tiros, algo más de una caja y pocas perdices. A Mauro, sin embargo, le ha ido mejor y va por delante en ese sano pique que mantenemos entre ambos y que forma parte de la caza.
Pasan de las doce cuando comenzamos la segunda vuelta. Yo me había traído la Aya del 20 para probarla, pero he preferido seguir cazando con la Mateo Mendicute. Ya tendré ocasión de probarla otro día. Elías nos cuenta, precisamente, un accidente que ha ocurrido estos días cuando un cazador colocó un cartucho del 20 en la escopeta del 12. La escopeta reventó y tuvo que ser trasladado al hospital. Mauro ya me advirtió de lo peligroso de llevar dos escopetas de distinto calibre. Los despistes en la caza se pagan caros.
Volvemos a coger la misma mano. Mauro va un poco adelantado. Elías y yo cerramos la mano. Blaki que ya se ha desfogado tras las primeras carreras detrás de las patirrojas va mucho más tranquilo. Marca muy bien las perdices desde lejos. El perro tiene muy buena nariz.
Encadeno varias perdices consecutivas a tiro. Blaki me ayuda en el cobro de varias perdices alicortadas. También en el cobro de una de Mauro que se había metido en el agujero. De no ser por el perro no la hubiéramos encontrado y lo mismo me ocurrió a mí con un par de perdices alicortadas. Hay que cazar siempre con perro porque su ayuda es fundamental. Yo no tuve perro hasta después de muchos años y hoy no concibo la caza sin perro. No digo que debería estar prohibido salir a cazar sin perro, pero casi. Mi primer perro de caza fue Roqui, un precioso braco alemán que me acompañó durante muchos años y que hacía unas muestras espectaculares. Era muy bueno tanto en la pluma como en el pelo.
Aunque estamos a comienzos de la temporada, la perdiz está fuerte, pero lo estará aún más en el invierno con el frío.
Al llegar al coche exhaustos, le pregunto a Mauro ¿cómo hemos quedado? y él que ya está acostumbrado a mi cantinela, asintió, si Patri… 15/13, me has ganado a lo que yo le respondí, porque me pareció justo reconocerlo: si, pero es verdad que con diferente calibre, yo con la Mendicute del 12 y tú con la Abbiatico del 20, y eso hay que decirlo. Sana competencia, en la caza….
La jornada termina con una buena percha, con casi una treintena de perdices cobradas entre ambos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)