jueves, 5 de diciembre de 2024

Terminando el año en el Bonillo

Que mejor manera de terminar el año que cazando. No se me ocurre mejor manera de hacerlo que cazando en el Coto Escamilla de Kico Zandio en el Bonillo, de la mano de Elías, Mauro y Jean Pierre, que ya se ha recuperado un poco de su dolencia en el brazo que lo ha tenido apartado de la caza durante varios meses, aunque esta vez no le ha podido acompañar “Cartouche”, un precioso labrador negro, compañero de fatigas durante años y que por razones de edad ya no puede continuar cazando. Kico nos ha asignado otro cazadero, igualmente con mucha perdiz. Es un terreno con carrascas y monte cerrado. Jean Pierre ha iniciado la cuenta, colgándose dos perdices nada más salir. La mañana prometía. Mauro no ha desaprovechado las oportunidades y hacía lo propio, abatiendo varias patirrojas. A mí me ha costado un poco más empezar. Las primeras perdices han volado de un campo de cereal donde estaban aplastadas para no ser detectadas por los perros. Se mimetizan muy bien como la codorniz. Si no las pisas o la levantan los perros, permanecen inmóviles.
Mauro en un momento de la cacería (Foto: PS) El día ha amanecido nuboso, y amenazaba algo de lluvia, pero a mitad mañana ha salido el sol y ha hecho un día perfecto para la caza de la perdiz, aunque también por aquí hace falta que llueva. Los campos de cereal comienzan a verdear y necesitan agua. Elías se ha traído a su perrita “Trufa”. También ha cazado hoy con nosotros “Chulo”. “Trufa” cobra ya como una veterana. “Chulo” está curtido en mil batallas, tiene doce años, quizá más, y es un perro muy experimentado que caza con la vista y, además, cobra muy bien. Es importante llevar buenos perros para no perder caza. Además, en la zona de hoy era complicado el cobro debido a la maleza y a lo espeso del terreno. Hablando de cobros, hoy me llevado la alegría de mi vida porque “Blaki” ha empezado a cobrar. He seguido el consejo que me ha dado Jean Pierre y ha dado resultado. Yo hasta ahora me acercaba al perro y le cogía la pieza porque el perro se quedada junto a ella hasta que yo llegaba. Lo que he hecho ha sido darle la espalda al perro y salir en otra dirección, llamándole. El perro ha venido con la perdiz en la boca. Supongo que también habrá influido el hecho de cazar con otros perros. Lo mejor ha sido cuando Mauro ha abatido una perdiz. “Blaki” la ha visto caer y me la ha traído a los pies. Y lo mismo ha hecho con el resto de perdices. Así que más feliz no puedo estar porque es la segunda temporada que cazo con él y aunque es joven, se resistía a cobrar. A mitad mañana hemos parado a tomar el taco y a reponer fuerzas. Mauro va por delante en esa sana competencia que mantenemos ambos. Hay otras cuadrillas cazando en el acotado y se oyen los disparos a lo lejos. La segunda vuelta la hemos dado igual que la primera porque la perdiz es muy querenciosa y suele volver al mismo sitio. No es raro que donde te han volado la primera vez, lo hagan la segunda. Conejo se ve poco. Hoy he conseguido abatir el primero de toda la temporada. La liebre es inexistente por esta zona cuando tiempo atrás era muy abundante. Jean Pierre ha conseguido ver una a lo lejos, corriendo dentro de un sembrado que huía de los perros. En los años que llevo cazando en este coto, no he visto ninguna rabona. Va a menos. Una situación generalizada en otros cotos donde o bien por la enfermedad de la mixomatosis que ha mutado de los conejos a las liebres, sin saber muy bien todavía la razón o porque su hábitat ha ido desapareciendo, la población de liebres ha diezmado considerablemente. La liebre era el complemento perfecto de cualquier cacería. Al final de la mañana, Elías nos ha hecho un pequeño ganchillo en una zona de retamas que la perdiz coge mucho. Nos hemos puesto en la orilla del bancal al lado de unos nogales y he conseguido tirar a una que he revolcado. El día ha terminado con una buena percha de perdices, con buenos lances y, sobre todo, con un buen trabajo de los perros. Más no se puede pedir en una jornada cinegética y si, además, la compartes con buenos amigos y compañeros de caza, miel sobre hojuelas.

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