viernes, 18 de octubre de 2024

De perdices en El Bonillo una temporada más

Una esplendorosa luna llena nos ha acompañado durante nuestro viaje a El Bonillo, primero de la temporada. En Barrax, en el restaurante El Cruce la parada es obligatoria para reponer fuerzas. El vaso de ColaCao y las magdalenas no pueden faltar. En El Bonillo ya nos estaba esperando, impacientemente Elías, que también esta vez ha sido el encargado de acompañarnos en esta nueva jornada cinegética, que comenzó en tierras manchegas el pasado 8 de octubre y que en los cotos de caza intensiva se prolongará hasta finales del mes de marzo
Mauro, el autor del artículo y Blaki (Foto: Elías) El lote que nos han asignado hoy es Fuente Agria, un cazadero donde hay que pelear más por la orografía del terreno con barbechos aún por sembrar, campos de almendros y barrancos con carrascas y escoberas. Elías dirige la mano. Mauro no lleva perro y va por bajo, mientras que Elías y yo nos adentramos en el monte. Me acompaña Blaki que pronto cumplirá un año y siete meses. Es un precioso labrador negro, de porte grande, bien musculado y esbelta silueta. Ha empezado muy nervioso, volando las primeras perdices que se ponían a tiro. Comienzo la primera vuelta abatiendo una perdiz volada por Blaki que remonta el vuelo y viene cara a mí. El terreno está bueno. Ha llovido poco, pero más que por aquí. Los jabalíes han estado esta noche buscando algo de alimento en las bellotas. El sol de otoño nos regala una jornada magnífica, con multitud de lances que son imposibles de recordar porque se sucede uno tras otro. Necesitaría una agenda para ir anotándolos todos. Anduve bastante fallón las primeras horas de la mañana, pendiente de que el perro no se alargara. Hay ojeo en la finca y comienzan a escucharse los primeros disparos. El repicar de las escopetas se oye a lo lejos mientras nosotros seguimos con la mano, atentos a lo nuestro. La primera vuelta termina con muchos tiros, algo más de una caja y pocas perdices. A Mauro, sin embargo, le ha ido mejor y va por delante en ese sano pique que mantenemos entre ambos y que forma parte de la caza. Pasan de las doce cuando comenzamos la segunda vuelta. Yo me había traído la Aya del 20 para probarla, pero he preferido seguir cazando con la Mateo Mendicute. Ya tendré ocasión de probarla otro día. Elías nos cuenta, precisamente, un accidente que ha ocurrido estos días cuando un cazador colocó un cartucho del 20 en la escopeta del 12. La escopeta reventó y tuvo que ser trasladado al hospital. Mauro ya me advirtió de lo peligroso de llevar dos escopetas de distinto calibre. Los despistes en la caza se pagan caros. Volvemos a coger la misma mano. Mauro va un poco adelantado. Elías y yo cerramos la mano. Blaki que ya se ha desfogado tras las primeras carreras detrás de las patirrojas va mucho más tranquilo. Marca muy bien las perdices desde lejos. El perro tiene muy buena nariz. Encadeno varias perdices consecutivas a tiro. Blaki me ayuda en el cobro de varias perdices alicortadas. También en el cobro de una de Mauro que se había metido en el agujero. De no ser por el perro no la hubiéramos encontrado y lo mismo me ocurrió a mí con un par de perdices alicortadas. Hay que cazar siempre con perro porque su ayuda es fundamental. Yo no tuve perro hasta después de muchos años y hoy no concibo la caza sin perro. No digo que debería estar prohibido salir a cazar sin perro, pero casi. Mi primer perro de caza fue Roqui, un precioso braco alemán que me acompañó durante muchos años y que hacía unas muestras espectaculares. Era muy bueno tanto en la pluma como en el pelo. Aunque estamos a comienzos de la temporada, la perdiz está fuerte, pero lo estará aún más en el invierno con el frío. Al llegar al coche exhaustos, le pregunto a Mauro ¿cómo hemos quedado? y él que ya está acostumbrado a mi cantinela, asintió, si Patri… 15/13, me has ganado a lo que yo le respondí, porque me pareció justo reconocerlo: si, pero es verdad que con diferente calibre, yo con la Mendicute del 12 y tú con la Abbiatico del 20, y eso hay que decirlo. Sana competencia, en la caza…. La jornada termina con una buena percha, con casi una treintena de perdices cobradas entre ambos.

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