Este año he
optado por no salir a cazar en Fontanars. Es la primera vez que tomo una
decisión así. Y, créanme, que me ha costado.
Desgraciadamente
se cumplieron los pronósticos. El año
pasado ya barrunté lo que podría ocurrir este, si no se cerraba la veda y se
optaba por seguir cazando, como así se hizo, a pesar de ser un año malo. Además,
lo dije por escrito, así que cualquiera que tenga a bien puede leerlo.
El artículo llevaba
por título "cierre de veda, ya". Creo que fue una equivocación
garrafal por parte de la sociedad de cazadores L'Alforí no cerrar la veda el
segundo domingo, al menos, en lo que se refiere a la perdiz y dejarla abierta
para el conejo y otras especies, confiando en el buen hacer de los cazadores.
Hoy se están pagando las consecuencias de no haber tomado aquella decisión.
No quiero ser
agorero, pero lo peor está por llegar. Cuando no se deja madre, la perdiz es
muy difícil de recuperar. Pueden pasar años hasta ver de nuevo patirrojas por
nuestros campos.
Una buena
gestión cinegética es la clave y en este caso no se ha hecho.
Sé en cualquier
caso que es una decisión difícil de
tomar y más para una sociedad de cazadores. La caza representa para muchas de
estas personas el único hobby que tienen. Muchos están pensando y deseando durante
todo el año que se abra la veda.
Pero si el año
no acompaña, lo mejor es dejarlo pasar, que ya vendrán tiempos mejores.
Por diferentes
motivos este año ha sido malo para la cría de la perdiz. Si el año pasado fue
el pedrisco que cayó en el mes de julio y que pilló a las polladas con muy
pocos días de vida y se llevó por delante bandos enteros, este año ha sido
también un factor climatológico el que ha dado con el traste la temporada: la
sequia.
La primavera y
el verano han sido extremadamente secos- los más viejos del lugar no recuerdan haber visto nada igual en los últimos sesenta
años- y es importante que llueva para que la perdiz cambie o mude, como se dice
en términos cinegéticos, la pluma. Y, por supuesto, y más importante si cabe,
para que encuentre alimento.
Comunidades como
Castilla La Mancha o Andalucía no han segado las siembras de cereal debido a la
sequía.
A la perdiz como
a cualquier otro animal no le puede faltar ni agua ni alimento. La sequía les
ha privado de ambas.
Por lo que
respecta al conejo, tampoco presenta buena cara, pese a los buenos augurios que
se vaticinaban para este roedor a principios de temporada, teniendo en cuenta
que la comarca de la Vall d' Albaida a la que pertenece el municipio de
Fontanars dels Alforins es una de las más afectadas por la proliferación de
conejos y que ha provocado cuantiosos daños en la agricultura. La mixomatosis,
cómo no, ha hecho estragos y ha diezmado mucho la población de conejos. Peor
parada ha salido la liebre, que ha desparecido prácticamente de los campos.
Si hace unos años
era habitual verlas corretear por las viñas o por los barbechos y no había día
que salieras al campo que no les tiraras y te echaras alguna al zurrón, hoy
como se dice coloquialmente están "missing". Han desaparecido de la
faz de la tierra. También aquí los cambios que ha experimentado la agricultura
tienen mucho que ver en que el número de capturas se reduzca considerablemente.
La única alegría
que les puede deparar a los cazadores valencianos este año es el zorzal. A
priori el año pinta bien. Ha entrado el frío y los primeros bandos ya pueden
divisarse. Ante la falta de perdices, la gente se ha echado al monte a cazarlas
al salto. Esta avecilla que viene del norte de África y cruza el estrecho se
presenta como la única alternativa cinegética para disfrute de cazadores y
aficionados.
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