martes, 18 de febrero de 2014

Pero qué malos que somos los cazadores


 

El príncipe Enrique ha vuelto a ser noticia. La publicación de una fotografía suya rifle en mano junto a un búfalo ha generado mucha controversia. La polémica está servida.

La foto al parecer fue tomada en 2004 durante una cacería que tuvo lugar en Argentina en la finca "El Remando", propiedad  de un familiar del barón Thyssen.

La cuestión es por qué se ha publicado ahora la fotografía y no antes, cuando han pasado más de diez años. Desde luego, no por casualidad.

La respuesta quizá haya que buscarla en que el príncipe Enrique ha participado estos días en una conferencia celebrada en Londres en defensa de la vida silvestre y contra el tráfico de animales en peligro de extinción.

Recientemente, el príncipe Enrique también participó  junto a su hermano Guillermo  en una montería de jabalíes y venados en tierras españolas, concretamente en una finca de Córdoba, que también ha generado mucha crispación entre los colectivos contrarios a la caza.

Cualquier excusa es buena para arremeter contra la caza y los cazadores.

Comprendo, que la situación del futuro Rey de Inglaterra, cuarto en la línea sucesoria al trono, no es igual que la de cualquiera de nosotros, pero también es legítimo que entre sus aficiones esté la caza, como podría haber sido cualquier otra como la de motorista o surfista.

Es obvio, que la caza tiene muy mala prensa, aunque sea una actividad legal, que en España practican más de un millón de personas. También políticos, ministros o jueces, aunque pocos lo reconocen y nos tengamos que enterar de su afición cinegética cuando van a cazar sin licencia de caza.

Sin embargo, la sola fotografía de quien sea y más si eres un personaje público o famoso, posando con un búfalo o un elefante, miren si no lo que le pasó a don Juan Carlos y su viaje a Botsuana por las que tuvo que pedir perdón, cierto que el momento elegido no fue el más oportuno ni la compañía elegida tampoco, te puede arruinar tu carrera.

Algunos no verán coherente participar en una conferencia relacionada con la defensa de la vida silvestre y al mismo tiempo posar con un búfalo entre los pies, aunque la foto tenga ya algunos años.

La conferencia hasta donde yo sé, trataba del tráfico ilegal de animales en peligro de extinción. Que yo sepa, el búfalo no se encuentra entre las especies amenazadas y su caza está permitida.

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