Hace muchos años
que practico el tiro al plato, unas veces con más fortuna que otras. Empecé con
18 años. Entonces tenía una repetidora Franchi,
que le compré a mi cuñado Wences
por 25.000 pesetas. Bueno, realmente la compró mi padre. Yo no tenía un duro.
Más tarde la vendí por el mismo precio a un vecino mío que todavía la conserva
y caza con ella. Aunque creo que le ha dado algún susto que otro. No era de
gases como las de ahora sino de muelles. Aunque para el tiro al plato solo están
permitidos dos tiros, a las repetidoras, en aquellos tiempos, se les podían
meter en la recámara hasta 4 cartuchos, incluso, 5. Y si le ponías un
prolongador al cañón, incluso, alguno más. Más que escopetas parecían
metralletas. Para la caza no había límite alguno, con lo cual ,había quien le
tiraba a una pieza hasta 4 tiros o más , dejando en la mayoría de los casos mucha caza malherida, que no se aprovechaba
después. Desde hace ya algunos años, solo está permitido el uso de 3 cartuchos
para la caza. Personalmente, creo que habría que reducirlo a dos cartuchos como
máximo. Son suficientes y pensaríamos dos veces antes de apretar el gatillo.
Seríamos más selectivos. Hay cazadores que no son conscientes del alcance de
los perdigones y a cien metros ya están soltando los tres tiros. Espantando la
caza y fastidiando al tirador del puesto de al lado.
Después de la Franchi,
tuve una Miroku, que me duró poco
tiempo hasta que me volví a comprar una semiautomática. Una Beretta 303, lo mejor que ha hecho la firma italiana en armas semiautomáticas.
Con ella estuve tirando mucho tiempo. Era una escopeta todo terreno. Lo mismo servía para tirar a la codorniz,
que al plato, que para cazar.
Cometí el error
de venderla porque
Beretta sacó otro
modelo. La
Urika. Estéticamente más
bonita, pero de mecánica nada que ver con la anterior, que nunca se
encasquillaba. Tiraras el cartucho que tiraras. Daba igual el gramaje. Creo que
nunca la llevé al armero. Ni siquiera para cambiar la aguja. De comprarme una
repetidora algún día, volvería a la serie 303, pero hace tiempo que descarté
las semiautomáticas y cazo con paralela. Me gusta más el encare.
Pero volviendo
al tema de las armas de tiro, el cambio grande lo hice cuando me compré mi
primera
Perazzi MX1. No era un arma
propiamente dicha para tiro al plato, pero al ser un arma polivalente, me
permitía tirar con ella en otras modalidades deportivas, como el recorrido de
caza, el pichón o la codorniz, que en aquella época también practicaba
asiduamente.
Cuando ya empecé
a tirar más en serio al plato, me compré un cañón de 76 cms, que le acoplé a la
Perazzi. La MX1 lleva de origen cañón de 71.
En foso olímpico
y foso universal, el cañón ideal es el de 76 cms, con 7 y 9 décimas fijas,
aunque yo prefiero brailly o polichoque, al menos, en el segundo cañón. Un cañón
largo no es que alargue más el tiro sino que te permite hacer mejor el swing.
Hay quien tira con 81 cms. El tamaño sí importa.
Cuando era más joven y empezó a entrarme el gusanillo
del tiro en el cuerpo estaba permitido tirar con cartuchos de 32 gramos. Más
tarde prohibieron este gramaje para competiciones y lo rebajaron a 28 gramos
para foso universal y 24 gramos para foso olímpico, hasta hoy que siguen
vigentes.
Esos menos
gramos de perdigones en el cartucho se traduce en un cartucho más rápido y más veloz.
De hecho, hay tiradores que utilizan 24 gramos también en foso universal.
Además, al tener menos perdigones es menos pegón. Y eso, en series largas se
nota y se agradece, aunque con los armas de hoy en día, al ser armas pesadas,
pero bien equilibradas, el retroceso apenas se aprecia. No era como antes, que
ni las armas ni la munición eran las mismas.
En aquella
época monté en la finca un pequeño campo de tiro, con una máquina manual. Vicente era
quien se encargaba de tirar los platos. Entonces no había los problemas que hay
ahora para montar un campo de tiro, donde todo son trabas administrativas. En
las fiestas de Moros y Cristianos de Ontinyent organizábamos una tirada a 25
platos, que era muy concurrida, juntándonos 30 o 40 escopetas.
Tras muchos años
de tirar con la
Perazzi MX1, casi 20, me he comprado,
recientemente, una
Perazzi MX8 con cañón de 76 y brailly en los dos
cañones. Ando un poco perdido con ella porque lleva culata regulable y hasta
que la pones al sitio, todo es probar, poniendo y quitando arandelas para subir
o bajar la culata.
A mi amigo Josele,
que es un magnífico tirador y armero, cuando lo vi el otro día en el
campo de tiro de L' Alquería d'Asnar, le pedí consejo porque no me aclaraba.
Cuando se echó la escopeta a la cara me dijo que era
imposible romper platos con ella, viendo tanta banda. Hay quien prefiere ver
solo el punto de mira, más curvada. Los consejos también hay que saber a quién
se los pides porque en el mundo del tiro
te puedes volver loco escuchando a unos y otros y todos tienen un consejo que
darte. Unos con mejor intención que otros. Me pidió la llave allen que llevaba
en el maletín, le quitó todas las arandelas que tenía puestas y me dijo que la
probara.
La primera serie
después de modificarla hice un 22. Lo más importante de una escopeta, aparte
del plomeo es la culata. La culata te tiene que entrar como un guante a la
medida y, sobre todo, cuando te echas la escopeta a la cara te tienes que
sentirte cómodo con ella. La culata es el 90% del éxito o del fracaso de una
escopeta y, por tanto, de los aciertos y de los errores que cometamos.
Si te entra
bien, lo siguiente es mucha practica porque en el tiro como en la vida, cada
día aprendes algo nuevo y nunca sabes lo suficiente.
Les dejo, que me
llaman para tirar en cancha.