Cuando amainó el
temporal, volvimos al cabo de unos días.a soltar de nuevo el hurón Mauro quiere mantenerlos a raya porque
ha hecho una plantación importante de viña, con más de 30.000 nuevas cepas, que en cuanto empiecen a brotar los plantones son un auténtico manjar para los rabudos, que son insaciables y arrasan con
todo lo que pillan de por medio. Llegué media hora más tarde. Raro en mí porque
en cuestión de caza suelo ser bastante puntual, pero me quedé dormido. La noche anterior había dormido
poco, así que me eché una pequeña siesta, que duró más de lo esperado. Suele
ocurrirme. Cuando llegué, Mauro ya llevaba dos en el zurrón.
Nos subimos al
quad, tipo buggy y recorrimos la finca. Este vehículo es muy cómodo para andar
por el campo porque puedes entrar por dentro de la viña y por donde quieras por
intrincados que sean los caminos, sin ningún problema. Echas el hurón y las
escopetas en el habitáculo trasero y a buscar madrigueras y conejos. Mucho
mejor que ir caminando.
De los 3 conejos
que abatí esa tarde, quiero reseñar sobre todo uno, que debería haber sido
indultado, como ocurre con los buenos toros de lidia, que el torero indulta, después
de una buena faena en la plaza. No era para menos. Lo merecía.
Fuimos a una
zona de carrascas, esparteras y romeros bastante densa de leña. Mauro me recordó que ahí siempre se
había escapado el conejo por la dificultad que entrañaba tirarle. Otros, como Óscar, le habían tirado y no se habían hecho con él.
De hecho, yo recuerdo haberlo fallado en otra ocasión, que se escapó entre
medio de una pequeña sabina.
Me puse en el
mismo sitio que la vez anterior, sobre lo alto de unas piedras para divisar
mejor la salida del conejo. Echamos el hurón. Esperamos unos minutos. Primero
amagó por una boca, enseñó las orejas y se volvió a meter. Al poco tiempo,
trató de salir por otra y se puso a tiro, pero al estar Mauro en línea conmigo, desistí tirarle porque resultaba peligroso.
Es preferible no disparar ante el menor asomo de duda.
A penas estuvo
unos segundos en la boca de la madriguera, se percató de mi presencia y volvió a meterse. Pero, la
persistencia del hurón dio sus frutos y finalmente lo hizo salir del agujero. Arrancó
por debajo de un romero, donde había otra boca,
junto a un montón de piedras, en dirección a la sabina.
Por tres puntos
distintos trató de escabullirse. Aunque esta vez no corrió la misma suerte.
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