Una de las cosas
que más me gusta cuando me voy de caza son los preparativos. Yo le dedico un
buen tiempo a ello. Acabo de empezar a preparar las cosas que me acompañaran mañana
porque es mi primer día de caza.
Además, para la media veda es cuando más cosas se necesitan. Para
la veda en general, basta con el chaleco y los cartuchos, pero cuando hablamos
de la media veda son palabras mayores.
Estas son algunas
de las cosas que todo buen cazador debe llevar consigo y no debe olvidar en
casa: Nevera (con bebidas y hielo), silla, serrucho para hacer el puesto,
calzado y ropa cómoda, barraca (para estar bien escondidos), palomas de
reclamo, ropa para cambiarnos, gorra y
gafas para protegernos del sol, cámara de fotos para inmortalizar la percha (
si es que damos con un buen día), documentación (permiso de armas, guía de la
escopeta y licencia de caza), un cajón
de cartuchos ( de los que nos sobrarán
la mitad y que luego lamentamos llevarnos tantos al puesto) y mucha paciencia.
Sobre todo esto
último. La paloma requiere de mucha paciencia. Es muy importante estar bien
camuflados para que no nos vea, ya que el sentido que más desarrollado tienen
estas aves migratorias es la vista. Cualquier movimiento por pequeño que sea es
motivo para que rompan en otra dirección, y no entren al puesto, incluso el
reflejo de las gafas o del cañón, cuando tenemos el sol de cara bastan para que
cambien de trayectoria.
Estar bien
camuflados significa que nosotros podamos ver las palomas, pero ellas a nosotros, no. He visto a cazadores
que se han hecho el puesto de tal manera, que ni una cosa ni otra. Les entran
por encima de la cabeza y ni las ven. Tampoco se trata de eso.
No se me ha olvidado. La escopeta también. Y
si pueden ser dos por si nos falla una, mejor. No sea que después de la
caminata que nos hemos pegado hasta llegar al coto tengamos que regresar sin
pegar un tiro.
Siempre puede
haber un compañero de puesto que nos deje un arma, pero yo soy de los que
prefiere disparar con su propia escopeta.
La tuya ya la
conoces o, al menos, deberías conocerla. La que te puedan prestar puede hacer
los tiros altos o bajos, en función de la culata o venirte larga o demasiado
corta, con lo cual, no tiras a gusto en ningún caso.
Es importante no
moverse del puesto. Sólo se debe salir cuando se abate una paloma, si el
terreno es difícil si no tampoco. Mejor esperar al final del día para
recogerlas. Así no molestamos a los compañeros de puesto y, además, tenemos
opción de tirar a alguna más, que siempre pasan cuando no estamos.
Y otra cosa muy
importante es dejarlas cumplir. La paloma y más en cebaderos entra tarde o
temprano y lo mismo las tórtolas. Sin embargo, hay quien se apresura a
descerrajarles los tres tiros cuando están fuera de tiro o están hablando con
San Pedro, como se dice en el argot cinegético. Así, lo único que conseguimos
es que no entren. Ni a nosotros ni a los puestos contiguos.
Siempre se ha
dicho que la distancia correcta para efectuar el disparo es cuando le vemos el
collarín al torcaz y no antes.
Una regla básica
que no todo el mundo cumple.
En cuanto a la
munición, personalmente, prefiero cartucho flojo, séptima de 32 gramos. Hay
quien utiliza cartucho de sexta y 34 gramos. Si aprieta el calor y tenemos un
buen paso de pájaros es conveniente un cartucho flojo para no terminar con el
hombro endolorido, sobre todo, en el mes de agosto, que suele ser muy caluroso
y más en tierras manchegas. Yo, además, tiro con paralela, que por lo general
son más pegonas. Las semiautomáticas amortiguan más los tiros al ser de gases y
por tanto, tienen un retroceso menor.
No os aburro
más. Buena jornada cinegética a los que debuten mañana. Y a los que no,
también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario