viernes, 22 de agosto de 2014

De preparativos para mañana


 

Una de las cosas que más me gusta cuando me voy de caza son los preparativos. Yo le dedico un buen tiempo a ello. Acabo de empezar a preparar las cosas que me acompañaran mañana porque es mi primer día de caza.

Además, para la media  veda es cuando más cosas se necesitan. Para la veda en general, basta con el chaleco y los cartuchos, pero cuando hablamos de la media veda son palabras mayores.

Estas son algunas de las cosas que todo buen cazador debe llevar consigo y no debe olvidar en casa: Nevera (con bebidas y hielo), silla, serrucho para hacer el puesto, calzado y ropa cómoda, barraca (para estar bien escondidos), palomas de reclamo, ropa para cambiarnos, gorra  y gafas para protegernos del sol, cámara de fotos para inmortalizar la percha ( si es que damos con un buen día), documentación (permiso de armas, guía de la escopeta y licencia de caza),  un cajón de cartuchos    ( de los que nos sobrarán la mitad y que luego lamentamos llevarnos tantos al puesto) y mucha paciencia.

Sobre todo esto último. La paloma requiere de mucha paciencia. Es muy importante estar bien camuflados para que no nos vea, ya que el sentido que más desarrollado tienen estas aves migratorias es la vista. Cualquier movimiento por pequeño que sea es motivo para que rompan en otra dirección, y no entren al puesto, incluso el reflejo de las gafas o del cañón, cuando tenemos el sol de cara bastan para que cambien de trayectoria.

Estar bien camuflados significa que nosotros podamos ver las palomas, pero  ellas a nosotros, no. He visto a cazadores que se han hecho el puesto de tal manera, que ni una cosa ni otra. Les entran por encima de la cabeza y ni las ven. Tampoco se trata de eso.

 No se me ha olvidado. La escopeta también. Y si pueden ser dos por si nos falla una, mejor. No sea que después de la caminata que nos hemos pegado hasta llegar al coto tengamos que regresar sin pegar un tiro.

Siempre puede haber un compañero de puesto que nos deje un arma, pero yo soy de los que prefiere disparar con su propia escopeta.

La tuya ya la conoces o, al menos, deberías conocerla. La que te puedan prestar puede hacer los tiros altos o bajos, en función de la culata o venirte larga o demasiado corta, con lo cual, no tiras a gusto en ningún caso.

Es importante no moverse del puesto. Sólo se debe salir cuando se abate una paloma, si el terreno es difícil si no tampoco. Mejor esperar al final del día para recogerlas. Así no molestamos a los compañeros de puesto y, además, tenemos opción de tirar a alguna más, que siempre pasan cuando no estamos.

Y otra cosa muy importante es dejarlas cumplir. La paloma y más en cebaderos entra tarde o temprano y lo mismo las tórtolas. Sin embargo, hay quien se apresura a descerrajarles los tres tiros cuando están fuera de tiro o están hablando con San Pedro, como se dice en el argot cinegético. Así, lo único que conseguimos es que no entren. Ni a nosotros ni a los puestos contiguos.

Siempre se ha dicho que la distancia correcta para efectuar el disparo es cuando le vemos el collarín al torcaz y no antes.

Una regla básica que no todo el mundo cumple.

En cuanto a la munición, personalmente, prefiero cartucho flojo, séptima de 32 gramos. Hay quien utiliza cartucho de sexta y 34 gramos. Si aprieta el calor y tenemos un buen paso de pájaros es conveniente un cartucho flojo para no terminar con el hombro endolorido, sobre todo, en el mes de agosto, que suele ser muy caluroso y más en tierras manchegas. Yo, además, tiro con paralela, que por lo general son más pegonas. Las semiautomáticas amortiguan más los tiros al ser de gases y por tanto, tienen un retroceso menor.

No os aburro más. Buena jornada cinegética a los que debuten mañana. Y a los que no, también.

 

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