Me habían
hablado muy bien de este coto y de la persona que lo gestiona, Jesús Huescar. El programa Jara y sedal y Seasons, otro canal
especializado en caza y pesca, han llevado sus cámaras hasta allí para realizar
varios reportajes de caza. De hecho, el guarda que nos acompañó, nos dijo que
han estado hace poco preparando un reportaje, que se emitirá la próxima
temporada, donde el protagonista es él y su perrita setter.
Cacerías Huescar
gestiona varios cotos en la provincia de Ciudad Real. Concretamente, en
Villahermosa, Montiel y Villanueva de la Fuente. Centro neurálgico de la caza
menor por excelencia.
Pasado Albacete,
cogimos una densa niebla que no la soltamos hasta prácticamente llegar a
Villahermosa. La carretera del Jardín es un auténtico infierno. Por el camino,
control de alcoholemia. Nos vieron con ropa de cazador y nos dejaron pasar.
Había varios coches parados en el arcén. A los pocos metros del control, un
radar camuflado de Tráfico. Empezaba bien la mañana.
Habíamos quedado
en el mesón los Faroles con uno de los encargados de la finca. Pasadas las 10
de la mañana llegábamos a nuestro destino. Dimos un bocado rápido y nos fuimos
directamente al coto que estaba a unos 14 kilómetros de Villahermosa.
Concretamente en Montiel.
Nada más llegar
vimos el primer bando de perdices, pegado a la casa. Los perros ,tras casi tres
horas en el maletero estaban ansiosos por bajar. Nosotros también.
El guarda nos
aconseja que cojamos cartuchos porque la mañana pinta bien. "No les vaya a
pasar lo que le ocurrió a un cazador, que nada más bajar del coche se quedó sin
munición", nos dice. Le hago caso y me hecho al chaleco dos cajas.
El coto "
Los ojos de Montiel " de unas 900 hectáreas es un paraje con cerros y
bancales, donde abundan las carrascas grandes, que dificultan la visibilidad.
Sala fue el primero en apuntarse la
primera perdiz de la mañana. No habría muchas más oportunidades. Lunna, la perrita que le acompaña, mezcla
de podenco y drahthaar comenzó muy nerviosa, sacando de tiro algún bando de
perdices. Normal en los perros jóvenes que todavía no han mordido caza.
Seguimos la
mano. Sala me manda una perdiz, que
tras dejarla pasar para no tragármela, la derribo de un disparo certero. Syrah la cobra y la trae sin apretarla.
A pesar del
intenso calor, los perros trabajaron bien. Menos mal que llovió unos días antes
y los perros podían beber en los charcos.
Veo a Sala algo retrasado y me percato que
está buscando algo. Me acerco y le pregunto. Había perdido el mando del collar.
Tras unos minutos buscándolo, lo encontramos enredado en un romero. Se le debió
caer al coger la perdiz.
Continuamos
avanzando. Me arranca un conejo de los pies, lo abato antes de que se meta en
las piedras. Abro la escopeta para ir a recogerlo y me vuela una perdiz de un
margen. Cargo rápidamente y la abato también.
Tras varias
carreras de Lunna a los conejos, Sala la echa en falta. Lunna se ha perdido. Continuamos cazando
con la esperanza de que apareciera. Si no iba con Pepe siempre venía con alguno de nosotros.
Arranca una
perdiz de detrás de una carrasca y la
tumbo. Debió caer de ala porque no la encontramos. Me doy cuenta entonces de
que la palanca de apertura de la escopeta no cierra bien. Pruebo que la aguja
percutora funciona y continuo cazando.
En el coto, a
pesar de estar la veda abierta, hay
lazos puestos para capturar alimañas con el consiguiente peligro de que algún perro pueda
quedar atrapado en él.
Tuvimos muy
pocas oportunidades de tirar a las perdices y las pocas ocasiones que se
presentaron, las aprovechamos al cien por cien, sin errar ninguna patirroja. 4
perdices y 1 conejo con cinco cartuchos.
Sala también se echó al zurrón otras cuatro.
Tras terminar la
jornada de caza estuvimos buscando a Lunna
con el coche por los caminos, pero
ni rastro de ella. Sala ha dado el
aviso al guarda de que le avisen si la encuentran.
Cuando me
disponía a dar por concluido el artículo, acabo de hablar con Sala que me confirma que la perra ha
aparecido. La han recogido en Montiel, sana y salva y mañana ya estará con su amo.