sábado, 2 de febrero de 2019

Batidas de jabalíes como método de control

Hace unas semanas un grupo de activistas  de diferentes colectivos animalistas y ecologistas paralizó una batida de jabalíes en la zona de la Serra Grosa de Xátiva, que contaba con todos los permisos legales para que se llevara a cabo dicha cacería. Este mismo  periódico se hizo eco de la noticia en su edición del pasado 21 de enero.
Las batidas de jabalíes son necesarias para controlar su población que en los últimos años ha crecido exponencialmente, como resultado de la falta de predadores que tiene el jabalí.
A los cuantiosos daños económicos que causan en la agricultura se une la cantidad de accidentes de tráfico que provocan.
La Guardia Civil se vio obligada a suspender la batida ante el riesgo de que se produjera algún accidente. Por su parte, la Federación de Caza va a emprender acciones legales contra las personas que provocaron que la batida se suspendiera finalmente, pese a contar con todos los permisos legales de la Administración.
Efectivamente, fue un grupo minoritario de personas las que accedieron a la zona donde se iba a celebrar la batida, pero finalmente se salieron con la suya. Sin embargo, cada vez es más frecuente este tipo de coacciones por parte de los grupos animalistas. También se congregan alrededor de los campos de tiro para que se suspendan las tiradas de pichón a caja o codorniz.
Creo que sienta un mal precedente que se suspendiera la batida. Si cuatro personas porque no habría muchas más son capaces de paralizar una cacería, lo harán cada vez que tengan ocasión. No sé cuantas personas entre cazadores, ojeadores y rehaleros habría ese día en la batida, pero seguro que pasaba holgadamente del centenar. ¿Por qué no se detuvo a los activistas que estaban impidiendo que se celebrara un acto legal y se permitió que se celebrara la batida con normalidad?
En las batidas se moviliza a mucha gente y son una fuente de ingresos para las sociedades de cazadores, que son las encargadas de su organización. Esta vez, cazadores, perros, rehaleros y ojeadores tuvieron que plegar los trastos e irse a su casa por la intransigencia de unos pocos.
Los animalistas que pretenden acabar con esta práctica cinegética y con la caza en general, proponen como medida para acabar con la superpoblación de jabalíes y de otras especies venatorias como el muflón o la cabra: métodos anticonceptivos como la esterilización, es decir, vacunar a las hembras para que no procreen. Lo que no dicen, como siempre, es el coste económico que tendría esta medida, que ya se ha intentado con conejos y, sobre todo, cómo piensan llevarla a cabo. Seguramente se prestaran ellos mismos a coger las jabalinas para luego ponerles la vacuna anticonceptiva, como hacen en el monte llenando charcas para que los animales puedan beber o sembrando trochas para que no les falte alimento.
Las batidas o los ganchillos son el único método eficaz para controlar la superpoblación de esta especie cinegética que ha crecido exponencialmente. Es frecuente verlos ya hasta en las ciudades en busca de alimentos removiendo los cubos de basura.

Los animalistas siguen con sus campañas a favor de prohibir la caza en España. Están en todo su derecho de hacerlo, afortunadamente muy pocos les secundan, pero lo que no pueden hacer es saltarse las leyes.

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