lunes, 30 de agosto de 2021

Ya falta menos

Esta mañana he llamado a Kiko para preguntarle qué día abre la perdiz. Los cotos de caza intensiva abren antes que los cotos convencionales. En algunos a partir del día 1 de octubre ya se puede ir a cazar. La Patirroja lo hará el día 5. También cierran más tarde, finales de febrero. El año pasado debido a la pandemia no pude ir a cazar ningún día. El cierre perimetral que decretó el Gobierno con las Comunidades Autónomas nos impidió a muchos poder viajar. En mi caso a Castilla La Mancha. Así que este año las ganas son dobles. También porque estreno escopeta y eso siempre es un aliciente añadido. La paralela también viene conmigo. Me gusta cazar con paralela, pero cada vez voy cumpliendo más años y las escopetas paralelas son armas pesadas. Por eso he cambiado ahora a repetidora, mucho más liviana de peso. Desde hace un par de años voy al coto La Patirroja en el Bonillo. La perdiz es de excelente calidad. El propio coto tiene granja, así que toda la perdiz que se suelta pasa por los pertinentes controles de calidad. La densidad de perdices es buena. Ni corta ni excesiva. Hay que caminar y tener buenas piernas para echarte media docena de perdices al morral. Y pagas las que matas, no hay cupo como hacen en otros cotos donde cobran una cantidad de dinero, alrededor de 200 euros y un cupo de perdices, normalmente de diez. Y nunca llegas al cupo, con lo cual la perdiz te sale por el doble de su valor. Además, perdiz pinchada o de ala, también la pagas aunque no la hayas cobrado. En La Patirroja siempre vas con un acompañante, que, además, de llevarte las piezas, se conoce perfectamente el acotado y la querencia de las perdices, con lo cual es una enorme ventaja. La finca dispone de hotel, con varias habitaciones. De sus paredes cuelgan buenos trofeos de jabalí y otras especies venatorias. Yo no me he quedado a dormir porque estoy a menos de dos horas de distancia, pero sí he probado las alubias pintas y las perdices escabechadas. Un auténtico manjar. La última vez que cacé en La patirroja fue el 5 de febrero de 2020 y abatí cinco perdices y un conejo. No es que tenga buena memoria. Más vale un lápiz corto que una memoria larga. En este caso el lápiz es el ordenador. Desde que empecé a cazar llevo anotado en una hoja Excel, el resultado de todas mis cacerías. Anoto las piezas y también los cartuchos que tiro o las piezas que yerro. La primera anotación que tengo es del 4 de julio de 1987. Ese día cacé en Ossa de Montiel, en el coto de Peñadorada y maté seis conejos. Entonces tenía una repetidora Beretta 303 de la que tiempo después me supo muy mal haberme desprendido porque es de lo mejorcito que ha sacado la marca italiana. El día que llegas a cazar, previa reserva por teléfono, normalmente yo voy entre semana que hay menos gente, Kiko te asigna un lote de la finca. Como es una extensión bastante grande tienes más que suficiente para cazar un par de horas. Desde que ya no me acompaña Pepe Sala que por desgracia falleció hace un par de años, voy solo. Eso sí, acompañado de mi perrita Syrah, una preciosa labradora color chocolate de seis años que tiene más afición que yo. El otro día me invitaron al descaste del conejo a una finca de la Zafra y cuando me vio salir con la escopeta enfundada, ya se puso nerviosa. Los mismos nervios que tengo yo ahora esperando que se abra la veda.

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