domingo, 5 de diciembre de 2021
Nueva jornada de caza en La Patirroja
Estamos prácticamente a mitad de la temporada de caza. Hoy he hecho mi quinto viaje al coto La Patirroja en El Bonillo. Me quedan otros cinco hasta el 8 de febrero que se cierra la veda. Durante el viaje he vuelto a tener algún problemilla con la ansiedad.
En la carretera muchos coches dirección Alicante. Se nota que es el puente de La Purísima.
Cuando hemos llegado al coto, un manto blanco de escarcha cubría los campos, como si de una postal navideña se tratara. El termómetro marcaba 2,5 grados a las 9 de la mañana.
A esta hora las perdices están en los carasoles, resguardándose del intenso frío de la noche y buscando los rayos de sol.
Durante la jornada de hoy sábado me ha acompañado Elías. Hemos cazado en una zona de la finca que no conocía que se llama El Policía. Curioso nombre. Un cazadero estupendo donde abunda el romero y la carrasca grande. Hay que pelear mucho para poder abatir las perdices que a estas alturas de la temporada dan pocas opciones y están muy esquivas y fuertes. Ya hay verde en el campo y eso hace el mismo efecto que las espinacas en Popeye.
El terreno es bastante llano y cómodo de cazar. Hay que estar muy rápido para poder tirar a las perdices. La carrasca es un obstáculo con el que hay que lidiar y la perdiz lo sabe, tanto que buscará el hueco por donde zafarse.
Nada más llegar al cazadero ha volado un bando que seguramente había dormido allí al resguardo del frío y las alimañas.
Mientras vamos cazando, los milanos dibujan en el cielo una silueta tan bella como inquietante, aunque esta rapaz suele alimentarse de carroña.
Las primeras dos horas han sido bastante flojas en cuanto a número de capturas se refiere. He errado bastantes perdices y he estado muy lento en otras. Anduve algo mareado a lo largo de la mañana.
Menos mal que las dos horas siguientes han ido mejor las cosas, aún así he estado bastante fallón y falto de reflejos. Elías se conoce el acotado como la palma de su mano y eso ayuda mucho a la hora de dar con las perdices. Cazamos solos, sin cuadrilla, y eso también es un hándicap. Una mano de dos o tres escopetas mueve mucha más caza y permite tirar a perdices enviadas de otros compañeros.
Una de las perdices que abatí era del terreno. Elías la reconoció enseguida. Se diferencia de las que han sido soltadas porque no tiene la punta de las alas romas.
He tirado dos cajas de cartuchos para colgarme diez perdices. El porcentaje de aciertos hubiera sido mayor de haber cobrado las seis perdices alicortadas que no ha habido forma de encontrarlas. Al menor respiro que tienen se levantan, apeonan y ya no las pillas, a no ser que el perro esté al tanto y dé con ellas. Pero el cobro de perdices de ala o alicortadas es muy complicado, sobre todo, en campo cerrado y con mucho matorral como era el caso.
Tras casi cuatro horas de cacería y sin haber podido pegar un bocado en toda la mañana me he ido zumbando a Almansa al Rincón de Pedro, donde me tratan como si fuera mi casa y donde se come todavía mejor.
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