lunes, 16 de abril de 2012

Encuentran un cárabo enfermo en un paraje de Fontanars dels Alforins

El pasado lunes de Pascua, Jorge, el encargado de la finca fue a dar de comer a los muflones, cuando vio en el abrevadero de agua que tengo preparado para que beban los animales, una rapaz bebiendo en él. Le sorprendió mucho que no huyera al oír sus pasos. Al poco tiempo se dio cuenta de que el animal estaba enfermo.
Fue a casa y cogió una manta para cogerlo y no lastimarse ni lastimar tampoco al animal.
Lo encerró en una jaula hasta que me vio y me contó lo sucedido.
Lo primero que hice fue llamar al centro veterinario de Ontinyent El Caudell para que me dijeran como debía de actuar. Hablé con el veterinario de guardia y me dijo que me pusiera en contacto con el centro de recuperación de fauna silvestre de El Saler, que ellos disponían de más medios para actuar en estos casos.
Inmediatamente me puse a buscar en internet el teléfono de dicho centro. Llamé primero al del Saler porque está más cerca, pero era festivo y no había nadie de guardia. Aparecían otros dos teléfonos. Uno de Castellón y otro en Alicante, ambos dependientes de la Generalitat Valenciana. Decido llamar al de Alicante también por la cercanía.
Responden al segundo tono. Le cuento lo sucedido a la persona que me atiende al otro lado del teléfono y me dice que en cuestión de unas horas vienen a recoger el animal.
Y así fue. A la hora y media de mi llamada se personó en la finca Sergio. Nada más ver el animal supo lo que tenía. Se trataba de una infección provocada por la ingestión de algún animal en mal estado, probablemente, de una paloma.
Sergio venía de Aspe también por otra llamada. En este caso, se trataba de un halcón peregrino, utilizado para cetrería que se había perdido y había aparecido en una casa.
Si el animal lleva microchip es fácil que encuentren a su dueño.
Sergio cogió el Cárabo y lo introdujo dentro del coche en una caja de cartón. El tratamiento será inmediato con suero y antibióticos, me dijo, porque la infección es muy severa. Ojalá se recupere pronto y pueda volver a volar por estos parajes. Ya lo estoy echando de menos. No en vano, ya le había puesto un nombre “Migo” por aquello de amigo. Casi todas las noches lo suelo ver en lo alto de los pinos buscando algún pájaro que echarse al buche y me duermo con su inconfundible gimiente y ululante canto.

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