Los tiradores tenemos cada vez menos campos de tiro donde ir a entrenar. Muchos se han visto obligados a cerrar al no cumplir con las medidas de seguridad.
Hace años cada pueblo tenía su propia cancha de tiro, donde se celebraban tiradas de pichón, codorniz y foso.
Todo esto ya es historia. Ahora uno tiene que coger el coche y andar unos buenos kilómetros para encontrar un campo de tiro cercano.
Una legislación cada vez más exigente en materia de seguridad, pese a que en el tiro apenas se producen accidentes, ha obligado a muchos campos a echar el cierre porque la inversión que tenían que hacer no resultaba rentable.
Pienso, por ejemplo, en Moixent, Fontanars dels Alforins, La Font de La Figuera u Ontinyent.
En todos estos pueblos con motivo de las fiestas se celebraban tiradas, que eran, además muy concurridas, con regalos para casi todos los participantes.
Las tiradas de pichón y codorniz tienen los días contados, pero no así el plato.
El otro día me llamó un amigo mío, Chemari, para decirme que desde la sociedad de cazadores de Ontinyent están intentando reabrir el campo de tiro de Fuset. Ya ha habido más de una conversación con intervención de armas de Xátiva para vallar el perímetro de seguridad y se están estudiando varias alternativas.
Me alegré enormemente de la noticia porque sería bueno para el pueblo, que Fuset reabrirá sus instalaciones. En su momento fue uno de los mejores campos de tiro de recorridos de caza de España, celebrándose diversas competiciones de carácter nacional y autonómico. Y es una pena que se haya echado a perder.
Tirabas diferentes tipos de recorridos de caza: (perdiz, conejo, liebre, tórtola, pato) en plena naturaleza, rodeado de pinos.
Yo he pasado alguna vez después de que cerrara y da autentica pena ver aquello, sobre todo, para los que íbamos todos los sábados y lo hemos visto en su pleno apogeo.
Sancho, Insa, Calabuig, Morón, Terol, Revert, Sanchis, Jiménez, Gramage, Guerola.. La lista sería interminable de amigos que cada tarde subíamos a Fuset, a pasar un buen rato tirando al plato.
El bar cuando lo llevaban Consuelo y su marido era uno de los mejores sitios para tomarse un bocata de blanco y negro.
Curra del cual me acuerdo mucho era un personaje entrañable. Lo recuerdo con el micro en la mano, organizando las tiradas que allí se celebraban y preparando los regalos.
Por poco dinero, 5 ó 6 euros, que es lo que cuesta una serie pasas una tarde fantástica.
Sería bueno que el Ayuntamiento de Ontinyent, a través de la Conselleria de Medio Ambiente se involucrara en esta iniciativa deportiva, que quieren sacar adelante un grupo de aficionados a la escopeta, entre los que me incluyo, y que Ontinyent cuente con un campo de tiro como tuvo antaño.
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