domingo, 4 de julio de 2021
Rozando el pleno
El sábado hice una mala tirada en Vallada en la penúltima serie de los entrenamientos. Rompí 17 platos. Primero hice un 23 y luego un 20. Cuando haces una serie tan mala, el cabreo te dura todo el día. A veces hasta más, sobre todo, a los que nos lo tomamos todo muy a pecho y somos muy competitivos.
Llevo muchos años tirando al plato y sé que esto mismo les ocurre a los mejores tiradores. Mantener una buena regularidad es muy difícil, a no ser que estés todos los días con la escopeta en la mano quemando pólvora, que no es mi caso, aunque me gustaría.
Al día siguiente me fui al campo de L’Alquería d’Asnar para quitarme la espinita que llevaba clavada dentro. Ricardo ha puesto premios en metálico de 25 euros para el tirador que cubra la serie y regalos para todos aquellos que rompan 23 ó 24 platos. Solo hay que poner un euro más para entrar en la opción de premio. Antes de comenzar la serie, puse mi euro. También lo hicieron otros tiradores que querían entrar en premio. Ricardo desde un pulsador va anotando los ceros que aparecen registrados en una pantalla que está visible en el extremo del planché. El tirador puede también pulsar desde un botón que está situado sobre el micrófono cuando yerra un plato y automáticamente queda reflejado en la pantalla. No es necesario que haya nadie anotando. En este caso, como hay dinero y premios en juego es el propio Ricardo quien se encarga de anotar los resultados.
Cuando llegué al campo de tiro recibí un wasap de Amadeo, preguntándome si estaba abierto el campo de Vallada. Le dije que acaba de llegar a L’Alquería. Al poco tiempo vino Amadeo con su hijo Alonso, que ha sacado la misma afición que su padre y Eduardo.
Completamos la serie con Emilio y comenzamos a tirar. Yo hacía mucho tiempo que no ponía las mismas ganas que ese día. No sé si porque todavía me pesaba el 17 del día anterior. Pero fuera como fuese, llegué cubierto hasta el plato 23.
Me había echado al bolsillo del chaleco una caja de cartuchos GB, que es el que utilizo habitualmente, y luego había completado el resto con un batiburrillo de cartuchos que llevaba en un cajón. Había Rapaz, Roolls y JG.
Como las manías no las cura nadie y menos en el tiro, fui cogiendo cartuchos GB durante toda la serie, pero temía que se me acabaran y tener que emplear otra munición distinta, máxime cuando estaba a punto de cubrir la serie. Afortunadamente, rompí muchos platos de primero, por lo que no fue necesario cambiar de munición. Pero en ese momento, antes de tirar el plato 24, ocurrió lo que no debe hacerse nunca en una cancha de tiro y es que un tirador te diga que temples los nervios, gesticulando con las manos. Al menos, a mí no me gusta que me interrumpan en la tirada porque suelo desconcentrarme muy fácilmente. Y así ocurrió. El plato 24º salió alto, escorado hacia la izquierda, yo me encontraba en el puesto uno y lo erré. A lo mejor, si no hubiera pasado este incidente con otro tirador, también lo hubiera fallado. Pero a ese plato ya no le entré igual que a los anteriores. Me quedé a un solo plato del pleno.
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