martes, 6 de julio de 2021
Sénia
A mi perrita Sénia le cuesta cada vez más levantarse y caminar. La artrosis y una displasia de cadera que arrastra desde hace varios años le han restado mucha movilidad. Todos los días le doy dos pastillas de cosequin para los huesos. Un condroprotector para animales con problemas articulares.
Sénia es una labradora que cumplirá 15 años el próximo mes de octubre. La traje de Badajoz cuando conocí a su padre, Pimienta, durante una tirada de patos en Guareña, un pueblecito de Badajoz. Me quedé impresionado de cómo cobraba el papá de Sénia. Era el único perro que había entre los 10 ó 12 cazadores que nos encontrábamos allí. Un perro con mucho poderío y mucha fuerza.
Sénia ha demostrado ser no solo una magnífica cazadora también una perra muy noble, cariñosa y muy obediente. Excelente compañera. Con ella he compartido los mejores lances de caza tanto a la pluma como al pelo.
Recuerdo concretamente uno cuando sacó con la boca y ayudándose de las patas un conejo tocado que se había metido dentro de un majano. Se me erizan los pelos cada vez que lo recuerdo. Tengo la suerte de haber grabado ese momento con la cámara de fotos que llevaba encima. Pero aunque no lo hubiera hecho son cosas que no se olvidan nunca.
Espectacular en el cobro como su padre, no deja ni una pieza por cobrar. Nunca daba una pieza por perdida. Da igual si era codorniz, pato, tordo, perdiz, torcaz, liebre o conejo.
Otra cosa importante es que no mordía la caza. Hay perros que entregan la caza que es mejor tirarla.
Cuando por las noches me quedaba en el coto de Peñadorada a la espera de que entraran a poca noche los patos a la laguna, Sénia me los marcaba en el cielo antes de que se echaran al agua. Miraba al cielo y luego me miraba a mí como diciendo: ya vienen, prepárate.
A los cuatro o cinco años, la crucé con otro labrador también negro, Coto. Tuvo una camada preciosa. De aquella camada mi hermana Patricia se quedó uno, Rosco, que aún vive. Cristina se quedó una perrita, Fosca. Al resto de los hermanos les he perdido la pista. Yo me quedé una perrita, Muga, que más tarde regalé.
El labrador no es un perro de muestra como el pointer o el braco, pero cuando coge el aire, los marca muy bien. Entra en chaparros y jarras sin ningún miedo a lastimarse. Después de haber cazado con labradores muchos años, no cambio de raza. Al ya no poder acompañarme Sénia a cazar, tuve otra labradora, Duba, que por desgracia me la atropellaron en la carretera cuando salía a buscarme mientras estaba en la viña. Ahora tengo a Syrah que sigue los mismos pasos de Sénia.
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