viernes, 19 de abril de 2019

Frank y la caza (2)


En el segundo programa que Frank Cuesta dedica al mundo de la caza hay una cierta tendenciosidad por parte del presentador  de llevar el tema a su terreno cuando aborda el ojeo de perdices. El capítulo también dedica un tiempo del mismo al campeonato de caza del zorro en Galicia en los montes de Cotobade  y a la taxidermia.
La grabación tiene lugar en una finca de superlujo, situada en Puebla del Príncipe en la provincia de Ciudad Real, en la que participan media docena de cazadores extranjeros, la mayoría ingleses, que llegan a pagar entre 5.000 y 6.000 euros por un ojeo de perdiz repoblada. Pero no toda la caza es así. Tampoco todos los ojeos. He participado en ojeos a perdiz muerta que no cuestan ese dineral. Tampoco hace falta hospedarse en esas lujosas mansiones. La imagen que da de la caza no es la real. Claro que hay personas que se gastan un pastizal en ojeos y monterías, pero no son la mayoría.
Gracias a la actividad cinegética viven en España muchas familias y es un factor importantísimo de desarrollo del mundo rural, pero ¿por qué no se habla también de los cotos sociales y de su importancia? De esa gran mayoría de cazadores, que cazan en su pueblo y que no pagan esas cantidades astronómicas para salir al campo con sus perros. En mi pueblo donde yo cazo, un talón de caza para toda la temporada ronda los 150 euros.
El ojeo es una modalidad de caza, cara; pero existen otras en la menor como: la caza al salto o a mano, las tiradas de torcaz o de tordo, la caza de la codorniz en la media veda. Por un puesto de torcaz se paga alrededor de 300 euros y de tordo 150 euros, pudiéndose doblar en ocasiones. Quiere esto decir, que en un mismo puesto se pueden poner dos escopetas.
La caza hace mucho tiempo que dejó de ser un deporte practicado únicamente por la aristocracia y las clases pudientes. No es un deporte elitista.  Hoy en día está al alcance de todos los que deseen practicarla.




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