domingo, 29 de septiembre de 2019

Respetemos la perdiz

Esta mañana labrando un campo de viña de cabernet franc que tengo en el ribazal he visto las dos primeras perdices de la temporada y está a punto de abrirse la veda.
Llevo todo el año encima del tractor, labrando viña y almendros y salvo alguna liebre y algún conejo, poco más he visto. Lo he comentado con otros amigos cazadores y lo mismo.

Las dos perdices iban solas. No era un bando de perdices. O no han criado bien por culpa de la sequía o se han ahogado después de las lluvias torrenciales de hace solo unos días. Pero en todo el término de Fontanars  dels Alforins no debe haber más de un par de bandos a lo sumo, cuando antes por estas fechas las  veías apeonar por caminos y cerca de las carreteras buscando el calor del asfalto.



Hoy precisamente un amigo mío que trabaja en un bar de La Font de la Figuera y que se llama José, me ha dicho que vieron una perdiz ahogada dentro de un campo de viña atrapada entre los juncos. Las que pilló la tormenta en los bancales muchas se habrán ahogado. Solo las que estaban en la sierra habrán podido sobrevivir al temporal que dejó más de 250 litros de agua en tan solo unas pocas horas.
 La situación por la que atraviesa nuestra perdiz autóctona es de serio peligro y corresponde a los cazadores tomar medidas para que no desaparezca. Y una buena manera de hacerlo es autoregulándonos nosotros mismos antes de que la Administración intervenga y nos imponga moratorias que no sirven de nada.
 Yo llevo cuatro o cinco años sin salir a cazar en Fontanars dels Alforins. Y tampoco este año lo haré.
Hay conejos y liebres para pasar una buena jornada en el campo. Y seguro que cuando llegue el frío también disfrutaremos de unas buenas perchas de tordo.
La perdiz va cada año a menos. El año pasado se puso un cupo de una perdiz por cazador y día y los primeros días solo se podía cazar en el monte. Más tarde, en el mes de noviembre, cuando la viña ha perdido el pámpol y la perdiz tiene más defensa, se autorizó a cazar en los bancales. No sé exactamente el número de perdices que se abatieron la temporada pasada, seguramente muy pocas, pero esas ya no están. Si se mataron un centenar ahora hacen mucha falta.
Si este año actuamos igual, la temporada que viene no quedará ninguna. No quiero lanzar un mensaje apocalíptico, pero es lo que hay. Y los que estamos todo el día en el campo lo sabemos.
Vedar temporalmente la caza de la perdiz es lo más sensato que podemos hacer . Acabar con las pocas parejas que quedan es de una grave irresponsabilidad por nuestra parte, que tarde o temprano lamentaremos.
En Andalucía y Extremadura, donde más casos de mixomatosis en liebres se han registrado,  han sido los propios cazadores los que han decidido autoregularse y no cazarlas, sin que nadie se lo haya impuesto desde arriba. Y cuando digo nadie, me refiero a la Administración que piensa que imponiendo una moratoria, como ha hecho con la tórtola, se resuelve el problema, cuando no es así.
A mí me gusta la caza de la perdiz como al que más, pero en momentos como este, vale la pena echar el freno y ser los propios cazadores, sin que vengan consignas de fuera quienes nos autolimitemos en su caza.




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