Comienza la media veda

Pocos tiros en el comienzo de la media veda en Fontanars dels Alforins. Si la mañana ha sido floja, la tarde no ha sido mucho mejor. Los campos que había sembrados de cereal han sido recolectados y solo queda algo de grano en el suelo. El poco girasol que se ha sembrado este año estará bueno a finales de septiembre con la veda ya cerrada. Las pipas están todavía verdes y este año debido a la sequia se ha sembrado mucho más tarde, cuando lo normal es hacerlo en el mes de abril.

Cazador en su puesto esperando la entrada de torcaces (Foto: PS) Ante la falta de siembra natural muchos cotos de caza recurren a echar comida en cebaderos unos meses antes de la apertura de la media veda, con ello consiguen concentrar a un gran número de palomas torcaces. Tras meses de impaciente espera, la media veda cuenta con innumerables aficionados que poco antes de que amanezca ya están en el puesto cargados de cartuchos, pertrechados con neveras repletas de hielo y con el puesto de caza a cuestas. Algunos que conozco pasan la noche antes en el puesto para evitar que otro cazador lo ocupe. Por tercer año consecutivo continúa la prohibición para la caza de la tórtola debido al declive que ha experimentado esta ave en gran parte de España. No se sabe aún cuando se levantará esta prohibición. Por el contrario, la paloma torcaz sigue siendo muy abundante en todo el territorio español. Un ave cada vez más sedentaria que puebla jardines y plazas de muchas ciudades. La caza de la paloma torcaz requiere de mucha paciencia y, sobre todo, estar bien camuflado, porque la paloma es un ave que tiene el sentido de la vista muy desarrollado y al menor movimiento quiebra el vuelo y no entra al puesto. Hay quien se prepara la barraca de tal manera que la paloma torcaz no le ve, pero él tampoco a los torcaces. Un error muy común es no saber calcular la distancia de tiro y muchos cazadores se precipitan en los disparos fuera de la distancia de tiro. A la paloma hay que dejarla cumplir y solo cuando la tienes a tiro disparar. Muchas tiradas se malogran por tener al lado un compañero que les tira a las nubes.